Malena Carregal no solo se divorció. También el ex la sacó de la empresa de eventos que armaron juntos como si fuera una simple empleada. Pero ella prefirió quedarse con la casa espectacular y ultra moderna antes que pelear por lo demás que le correspondía. Así empieza Planners, la serie de nueve episodios de Star + que salió de una idea de Bárbara Diez, quizás reflejando tanto su divorcio de Rodríguez Larreta como los originales o particulares eventos que le toca planificar. Bueno, sí son como los que le toca organizar a Malena, parece una recopilación de locuras. Pero casi siempre la realidad supera a la ficción, ¿no?
Aquí lo que tenemos es a la joven madre intentando ganarse el mango pese a que el ex le hace cuanta zancadilla laboral puede: sí, no come ni deja comer. En el medio organiza la presentación de un vodka ruso, suma empleados a su incipiente empresa y termina mediando en un velatorio, rodeada de un variopinto caleidoscopio de familia, amigos y otros personajes que van apareciendo, algunos con caras muy conocidas.
Lo cierto es que esta producción de Pegsa, empresa que suele acertar en las cosas que genera (como la excelente serie juvenil O11ce o el documental de Guillermo Pérez Roldán) se metió en un terreno escabroso que al espectador le cuesta atravesar. Lejos del costumbrismo local, disfrazaron situaciones dignas de un sainete (como un velatorio con una esposa y dos amantes) dándoles un toque de glamour ficticio. No sé si será el guión Mariana Wainstein, María Zanetti y Luz Márquez o la dirección del experimentado Daniel Barone lo que falla. O quizás ambos. Lo cierto es que cuesta seguir viendo los episodios mientras se desperdicia a actores que han creado personajes memorables como Leticia Siciliani o Guillermo Pfening, dos de los que llevan el mayor peso acompañando a la protagonista, encarnada por la deliciosa Celeste Cid, aquí muy medida, casi inexpugnable.
En resumen, aburre. De vez en cuando alguna situación atrae, aunque la mayoría son bastante obvias y la serie termina naufragando en un mundo de cartón piedra y flores de plástico. Una pena. Podría haber sido maravillosa.