Así como las actrices decidieron subir solas a los escenarios, otro tanto hicieron los actores. Quizás el cierre de los teatros a causa de la pandemia hizo que muchos creadores elaboraran espectáculos sin poder compartir proyectos con otros.
Se pueden señalar líneas temáticas muy definidas. Son varias las propuestas que eligieron personas reales muy conocidas para darles voz y cuerpo.
Uno de ellos es Daniel Casablanca, quien presenta Discepolín, fanático arlequín los domingos a las 17 en el Espacio Experimental Leónidas Barletta (Diagonal Norte 943). Afirma: “La pandemia posibilitó la realización gracias a las horas libres y tiempo en casa, pero el proyecto arrancó en 2017 con el deseo de trabajar sobre la figura de Enrique Santos Discépolo. Creo que sucedió en ese tiempo porque volvió fuerte en los medios y la sociedad a sonar el tema de la grieta y creo que Enrique fue una víctima de ella. No sé si se trata de un adelantado Discépolo o es muy cíclica nuestra historia política. Leyendo Mordisquito encontré que en algunos aspectos hemos avanzado mucho y en otros tan poco. Habla con tanta claridad de nuestra sociedad y es una figura siempre vigente. Los tres meses de ensayos durante la pandemia junto a Guadalupe Bervih, la directora, fueron producto de los cuatro años anteriores de investigación”. Casablanca despliega su ductilidad para transformarse, máscara de por medio, en un Discépolo quebrado y creativo, tan apasionado por su militancia como por el arte.
La política se filtra en los escenarios con figuras muy cercanas como es el caso de Néstor, el presidente militante. Fue el director y dramaturgista Enrique Federman quien adaptó la novela de Gabriel Pandolfo, con el mismo título. También aquí hay una transformación. Los espectadores verán y escucharán a Kirchner a través de la minuciosa caracterización de Néstor Sánchez. Consiguió encarnar su postura corporal y su particular manera de hablar. Se suman los trabajos de Mónica Gutiérrez (peluca) y Lula Rojo (maquillaje), ambas colaboran para la credibilidad escénica. Se da los domingos a las 20.30 en Dumond 4040 (Santos Dumond 4040).
El célebre anarquista italiano Severino Di Giovanni tendrá doble vida a pesar de su ejecución en 1931. Mientras continúan las funciones de Un hombre peligroso, en Sigue la polilla, donde los espectadores se transforman en cómplices de los anarquistas de la mano de Ariel Núñez y su elenco, en el Centro Cultural de la Cooperación se ve la versión unipersonal: Severino, el infierno tienen nombre de Gabriel Rodríguez Molina, con dirección de Mariano Dossena e interpretación de Juan Manuel Correa, los viernes a las 22.30.
Los autores clásicos con sus obras también fueron disparadores para varios intérpretes. En todas partes del mundo se vuelve a William Shakespeare, por eso no fue casual que Pompeyo Audivert decidiera armar su Habitación Macbeth. Afirma Audivert: “Hacía mucho tiempo que tenía la idea de hacer un trabajo de esta naturaleza. Una obra en donde un solo actor hiciera todos los personajes. Una operación teatral actoral que pusiera de manifiesto la fenomenología de la actuación como un hecho paranormal. Algo que siento en el hecho de actuar, la dimensión de la presencia como extraña estructura de encarnaciones, como habitáculo. Pero siempre tuve miedo de semejante planteo, de los riesgos que supone, incluso de que hubiera allí un equívoco narcisista. Elegí Macbeth, una obra universal donde se juegan asuntos sobrenaturales vinculados a nuestra identidad dorsal, y donde también se plantean cuestiones de carácter metafísico e histórico de una manera poética y arrasadora, con un ritmo vertiginoso”. Y agrega: “La pandemia fue la circunstancia que precipitó ese concepto de habitación con el que venía fantaseando. Me di cuenta de que el único teatro que quedaba era mi propio cuerpo. En esas circunstancias universales de clausura e introspección forzada por el bicho, me entregué al proyecto por completo”. Esta transformación de Audivert en casi todos los personajes de la tragedia con sólo la compañía del músico Claudio Peña se puede ver los viernes, sábados y domingos en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543). Es el único unipersonal que se presenta más de un día, además ya sumó varias participaciones en festivales, recorriendo nuestras provincias.
Marcelo Savignone eligió textos de Paul Ricoeur y los entrecruzó con escenas de Chéjov, que ya había interpretado, titulando su propuesta como De interpretatione También optó por el despojamiento escénico, como los otros intérpretes. Savignone tiene una larga historia con relación a estar solo en el escenario. Recuerda: “La primera experiencia fue en el 2001 con La Esperata, compuesto e inspirado a través del universo de Beckett. En 2003 estrené el Comeclavos, basado en El Entenado de Saer. Pero el mayor reconocimiento fue con Suerte, inspirado en Los suicidas de Antonio Di Benedetto. El acercamiento a este soporte teatral se da por el interés de investigar este tipo de problemáticas que llevan otro tiempo de maduración, y que sólo a través de poner el cuerpo puedo llegar a comprender. Lo bueno es que se puede ensayar a cualquier hora y en cualquier lugar. Cabe señalar que personalmente me gusta intercalar unipersonales con experiencias grupales. Las investigaciones dadas en ellos allanan el campo poético, y de esta manera me es más simple comunicar y guiar el trabajo grupal”. Quienes quieran verlo deberán ir los sábados a las 22 al Belisario Club de Cultura (Corrientes 1624).
Cuando se habla de clásicos, no sólo hay adaptaciones de autores extranjeros, también aparecen los nuestros. El actor Pablo Finamore y el director Claudio Martínez Bel crearon Olvídate del matadero, basándose en la obra de Esteban Echeverría y entrecruzándolo con textos de ellos e inventando a un nuevo protagonista: Miscky, el opa. Las funciones son los viernes 20.30 en el Teatro del Pueblo (Lavalle 3636). Con aire nacional retornará sólo por agosto el unipersonal imaginado por Gonzalo Demaría en verso: Romance del Baco y la Vaca, protagonizado y dirigido por Marco Antonio Caponi en Dumont 4040, los jueves a las 20.
De la narrativa también surgen unipersonales, como fue el caso de Artista (de mierda) confiesa basado en la novela Confesiones de un artista de mierda del norteamericano Philip K. Dick (1928-1982). La versión teatral es de Rubén De León, quien comparte la dirección junto al actor Juan Manuel Correa. El intérprete se transforma en Jack Isidore, pero hace aparecer a otros personajes a través de su ductilidad. Por su cuerpo y voz todo se hace creíble y posible, transformando el pequeño ámbito del Espacio Lavallén (Solís 1125) en una caja mágica, los sábados a las 21. Los precios de estas propuestas son los más accesibles de la cartelera, ya que van desde $1000 hasta $3000.
Giras y funciones sobre personas comunes y otras poco corrientes
Dos unipersonales reflejan caras distintas sobre la masculinidad, ellos son Partido homenaje de Adriana Tursi y El Tipo de Lisandro Penelas. La dramaturga crea a partir del retiro de un futbolista una historia con vuelo poético, donde los afectos todo lo pueden salvar. Contó con la excelente interpretación de Julio Feld y la dirección de Leopoldo Minotti (sábados 21.30 en Jufré 444). La contracara está en El tipo, allí un policía enamorado y obsesionado muestra el lado oscuro de la vida.
Los dramaturgos nacionales entregan sus propias creaciones. Imposible olvidar el milagro de El equilibrista, escrito por Patricio Abadi, Mariano Saba y el mismo Mauricio Dayub, con dirección de César Brie, estrenado en un pequeño teatro y hoy sigue haciendo funciones los miércoles en El Nacional. Continúa del dramaturgo nacional Juan Francisco Dasso El hombre de acero, en el Espacio Callejón los domingos a las 18. Allí el actor, Marcos Montes, encarna a un padre enfrentándose al silencio conflictivo de su hijo con discapacidad, conmueve sin golpes bajos.
Julius de Rubén Pagura basado en un protagonista real fue dirigido e interpretado por Luis Gianneo y volverá al espacio Belisario en noviembre. Mientras se lo podrá ver el 17 de septiembre en el teatro El Dispa (Lanús), 1 de octubre en La Plata, el 8 de Lynch de Wilde. También Mar de noche de Santiago Loza con Luis Machín y dirección de Guillermo Cacace se volvió otro clásico, además de sus giras se presentará en el teatro Caras y Caretas en septiembre.