ESPECTACULOS
MIRANDA DE LA SERNA

“En este momento, la cultura se encuentra en riesgo”

La actriz protagoniza Potencia Gutiérrez, de Maruja Bustamante, en el Teatro Cervantes. Valora la herencia artística que le brindan sus padres.

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Mirada. Maruja bustamante, la autora y directora, generó una pieza que encara problemáticas sociales, políticas, y también de género e identidad. | GZA. PRENSA TEATRO NACIONAL CERVANTES

Miranda de la Serna es la hija de Rodrigo de la Serna y Érica Rivas. Es cierto. También es cierto que es una actriz con impronta propia: a sus 23 años, ya participó de numerosos e importantes proyectos en cine, teatro y televisión. Uno de los más prestigiosos ocurrió en 2022 cuando fue La Novia en Bodas de sangre, de Federico García Lorca, en la versión de Vivi Tellas en el Teatro San Martín. Actualmente también realiza un protagónico de enorme intensidad, en Potencia Gutiérrez, con texto y dirección de Maruja Bustamante. Después del estreno en 2023 en el Teatro Cervantes, esta segunda temporada que se desarrolla de jueves a domingo trae como novedad la incorporación de Malena Figó, en el rol que el año pasado hacía Viviana Saccone. Por lo demás, continúa el éxito de esta historia que transcurre durante un Carnaval en Corrientes, y que muestra conflictos familiares entre dos hermanas (Potencia, quien es encarnada por de la Serna, y Serena, a cargo de Maite Rodríguez Chietino) y su madre (Figó), en medio de música en vivo, plumas, disfraces, brillantina y problemáticas sociales, políticas y de género.

—¿Cómo es tu personaje?

—Es un personaje complejo y a la vez simple. Tiene una vida que le pesa mucho, que se la carga al hombro. Por ser la hija favorita y la hija hegemónica, ocupa un lugar, sea por conveniencia, sea porque es lo que le tocó. Es la reina del Carnaval de Corrientes. Hago a Potencia y salgo empoderada del escenario: a pesar de que es muy sencilla, es la bomba y todo el mundo está esperando que ella baile y gane la corona y haga esos logros que ella sale a cumplir. La gente se va de la obra bailando y riéndose: es un regalo ver a la gente así, más que nada en estos tiempos.

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—¿Qué vínculos con temáticas feministas toca el personaje?

—El personaje es complejo, porque tiene muchas líneas y aristas, como la relación amorosa con el personaje de El Enano. Ella sabe que no tendría que estar ahí, pero él le brinda seguridad y la hace sentir inteligente. Ella, por ser linda y hegemónica, sufre el hecho de que se pone en cuestionamiento su capacidad mental. La mamá dice: “Potencia me salió hermosa, pero un poco pelotuda”. También, se la quieren llevar a Buenos Aires para ser vedette y ella se resiste. No estamos hablando de temas como el aborto, pero sí es un feminismo. ¿Qué pasa con la imagen de una mujer tan poderosa y tan bella? Por el simple hecho de cómo se ve, la gente ya cuestiona si es inteligente.

—¿Cómo es el clima laboral en el Cervantes, teatro oficial, en el marco de los primeros meses del nuevo gobierno nacional?

—Hay una incertidumbre muy grande; nadie sabe muy bien lo que va a pasar, pero la gente que trabaja ahí lo hace con mucho amor hacia el teatro. Además nosotros somos un grupo que va con la mejor onda y le ponemos mucho cariño a la obra. Pero estamos pasando por un momento en que la cultura está en riesgo: no me parece un dato menor tener que decirlo. Estamos todos sintiendo que no sabemos qué va a suceder, dentro de un teatro que es patrimonio de la historia cultural de nuestro país. Que no se sepa cuál es la programación de acá a fin de año, que no se sepa bien el presupuesto pone en riesgo todo, hasta las ganas de ir a trabajar de algunas personas. Pero gracias a Maruja y al equipo en el teatro, todos le ponemos mucha alegría, algo muy necesario hoy en día.

—¿Qué otros proyectos tenés para 2024?

—En marzo, en el teatro Método Kairós, estreno El juego, una obra de Francisco Ruiz Barlett. Es del género del terror, que es mi favorito. Somos un grupo de gente muy joven. A todos nos gusta el terror. Y este año también se estrena Alemania, una película de María Zanetti, que habla de un tema muy importante para mí y para que la gente escuche y vea: la salud mental.

 

La familia en escena

—Dado que el mundo teatral atraviesa tu familia, ¿tu propio nombre también está marcado por eso?

—Sí, claro: por la obra de Shakespeare, “La tempestad”. Mi mamá me contó que, cuando estaba embarazada, fueron a verla con mi papá y el personaje de Miranda se les quedó en la cabeza. Así que parece que sí, je, je.

—¿Cómo te sentís en relación a tu vida profesional y a la resonancia de tu mamá y de tu papá en el mismo ámbito profesional?

—Como en todo, eso tiene cosas positivas y cosas negativas. Ya pasé el momento, cuando era adolescente y me quería despegar de todo y decía: “Tengo que ser mejor que ellos para que me reconozcan a mí”. Esas inseguridades son súper válidas teniendo dos monstruos actorales como son mis padres. No es porque sean mis padres, pero son los mejores actores que he visto en la Argentina: lo digo con mucho orgullo. Es obvio que la gente compare mucho. Sé que soy una persona privilegiada en el medio y me hago cargo. Lo aprendí a llevar mejor con los años.

—¿A quiénes reconocés como maestros formadores en la actuación?

—Obviamente, mi mamá y papá son mis maestros más grandes, no solo en la actuación sino en la vida. Me ayudan a armar un cásting, me dan consejos; no podría pedir mejor asesoría. Pero mi gran maestra es Nora Moseinco: desde los 11 hasta los 16 años estudié en su escuela. También tomé seminarios y clases, que me han servido mucho, como con Pompeyo Audivert o un curso que relacionaba la actuación con los signos del horóscopo, una técnica que usaba mucho Augusto Fernandes, el maestro de mi mamá: Darío Dukhá, alumno de Fernández, me enseñó esa técnica que me sirvió un montón y uso para la creación de personajes.