Cuán efectiva puede ser la versión musical de un clásico de animación que, cuando se estrenó, revolucionó la taquilla en todo el mundo? Con esa duda en mente se sentó la productora y directora teatral Carla Calabrese a ver la puesta original de Shrek en Londres, hace más de cinco años. La respuesta no demoró en llegar: “Mi marido (N. de R. el productor Enrique Piñeyro, desde 2015 socios minoritarios del Maipo), a quien no le gustan los musicales, se divirtió como un chico. Dije: ‘Estamos listos para encarar algo de esta envergadura’”, recuerda ahora a PERFIL, después del reestreno de la versión local de la historia del ogro verde, su amigo Burro y la princesa Fiona, en el Teatro Maipo.
Calabrese usa el plural para referirse a su productora, The Stage Company, que –cuenta– “venía de hacer sólo propuestas con música y dramaturgia originales, producidas por nosotros”. Muchas de ellas, en inglés, y con un objetivo no sólo teatral, sino también pedagógico, algo que, asegura, pudo repetir ahora con la experiencia de volver a montar Shrek, esta vez con dos versiones: en castellano (que va todos los días de vacaciones de invierno y, luego, los fines de semana hasta el 21 de agosto, siempre a las 16), adaptada por ella y Marcelo Kotliar a los modismos locales, con canciones y gags que divierten tanto a los chicos como a los grandes que los acompañan –la obra, de dos horas y media de duración, se había estrenado a la noche– y otra íntegramente hablada y cantada en inglés (a las 10 y a las 14), con actores que intercambian sus roles “para no cargar tanto a los protagonistas, por el esfuerzo físico que significa ponerles el cuerpo a estos personajes”, y pensada “para los colegios, institutos y quienes prefieran acercarse a la puesta original, pero sin viajar más que hasta la puerta del Maipo”.
Es que la puesta de The Stage Company es, según su directora, “la más ambiciosa” que le tocó encarar: “Pedir los derechos no fue fácil. Cuando se liberaron, compramos hasta el vestuario tal cual estaba en Broadway. En Dreamworks nos dieron mucha libertad y la usamos bien, porque nos dejaron adaptar los textos a nuestra idiosincrasia. Esas cosas, nos dimos cuenta, acercan al público a la obra y resultó fundamental para que nos dejaran, luego, hacer la obra en inglés sin agregarnos nada. Nos dijeron que era algo que no habían hecho nunca, más que en el West End londinense y en Nueva York”, cuenta.
A los 25 actores y a la orquesta dirigida por Gaby Goldman los encabeza un equipo protagónico. Después de haber encarado a Frankenstein, Pablo Sultani se luce como Shrek; Melania Lenoir es la aguerrida Fiona; Andrés Bagg, Pinocho –y Shrek en la versión en inglés–; Maia Contreras, la Dragona; Talo Silveyra se roba la escena como Burro, y el genial Roberto Peloni, que ganó el Hugo de Oro el año pasado por su brillante Lord Faarquad, se luce dos horas… bailando y cantando de rodillas.
Según Calabrese, que además encarna a la Bruja, más allá de las 14 nominaciones a los Hugo y el reconocimiento, “la clave son personajes potentes y un mensaje antibullying, que cada uno vive desde el lugar que le toca pero todos disfrutan por igual”.