ESPECTACULOS
PREMIOS “MUNICIPALES”

La convocatoria en crisis

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Protesta. El galardón instalado desde 1919 y su modificación actual ha generado la protesta de la comunidad artística porteña, que se ha movilizado para su alteración. | GZA. DANIEL GAGUINE

Muchas décadas atrás la antigua Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires estableció un régimen de premios a la actividad artística de plásticos, literatos, teatristas y músicos. Durante años estas recompensas se llamaron “premios municipales” y se siguen llamando así, creemos por comodidad, aún en tiempos de ciudad autónoma. Los artistas porteños son convocados a participar en concursos organizados al efecto, bajo condiciones acordes con la disciplina artística en cuestión. Asimismo, el organismo oficial a cargo de estos asuntos, hoy el Ministerio de Cultura de la Ciudad, nombra los jurados correspondientes, integrados por figuras relevantes del quehacer, por lo general personas ya galardonadas con este halago. 

El atractivo de estas convocatorias, para la comunidad artística porteña, es inmenso. Los ganadores de los primeros premios (también hay segundos premios y en muchos casos terceros), reciben, además de semejante caricia, el derecho a percibir un subsidio mensual vitalicio, a cobrar a partir de los 50 años de edad, que en estos momentos asciende a la suma de 53 mil pesos y monedas. La cifra, modesta sin duda, no resuelve la vida de nadie, pero si ayuda a sostener una economía endeble como suelen ser endebles las economías de los artistas.

Este régimen se aplicó y el dinero mensual concedido se sumó a la renta de figuras notables cuando todavía no lo eran, muchos de los y las cuales no están ya entre nosotros, como Alfonsina Storni, una de las primeras premiadas. 

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También es cierto que hubo distracciones, algunas de las distintas administraciones (tómese nota de cuántas pasaron en casi un siglo), desoyeron a las ordenanzas y las leyes y olvidaron, a sabiendas o no, poner en marcha el mecanismo. Se produjeron retrasos, pero la vigencia de los premios municipales se mantuvo gracias a la acción de distintos funcionarios culturales, que la sostuvieron hasta que la cuestión se regularizó, aunque con atraso. 

La demora de mayor magnitud (10 años) es de fecha reciente: los premios municipales no se otorgaban desde 2011. El actual Ministerio de Cultura, se supone con un esfuerzo económico de envergadura, puso o está poniendo las cosas en orden, de modo que a fin de año se habrá llegado a lo que todos los artistas creímos va a ser la normalidad. Pero el tan halagado ministerio quiere una normalidad bien distinta, dañina y perjudicial para los artistas.

Expliquémonos. El Ministro de Cultura Enrique Avogrado acaba de enviar, con su firma y la del Jefe de Gobierno de la Ciudad, un proyecto de ley que modifica totalmente los reglamentos de los premios municipales. Estos cambios provocarían daños distintos, según sea la materia artística en cuestión (plástica, literatura, teatro), pero producirían uno común a todos: la vinculación de los subsidios vitalicios con el régimen jubilatorio vigente. La reglamentación en trámite pretende que los recompensados lo serán a partir de los 60 años, las mujeres, y 65 años los varones. Asimismo, se les descontará a los subsidiados (se recuerda, hoy cobran 53 mil y un pico), el monto recibido como jubilación.

De lograrse este cambio – la comunidad artística ya se ha puesto en tren de guerra y está poniendo en marcha muchas gestiones de rechazo -, los premios municipales perderían su carácter de tales, para entrar en una zona imprecisa y difusa porque tampoco se trata de una jubilación. Hay quien, con perspicacia, le da acaso su verdadero nombre: ajuste del presupuesto de cultura.

Es posible que a la fecha de lectura de esta nota haya pasado lo peor o lo mejor, tal vez ya se hayan impuesto los cambios en este régimen de aliento a la actividad artística, pensado – insistimos, hace décadas – por funcionarios de mejor talante. El resultado cierto, y lamentable, es que las actuales autoridades culturales de la ciudad habrán perdido, si lo tenían, todo prestigio: los artistas porteños nunca les perdonarán esta felonía.  

* Docente en artes y dramaturgo.