ESPECTACULOS
Miss Bolivia

“La militancia la saco por todos mis poros”

Cantante, compositora, productora, DJ, escritora, psicóloga y ahora también actriz. Anticipa nuevos proyectos y se autodefine.

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Debut. La famosa artista llega al cine de la mano de autora Mara Pescio. | GZA. PRENSA CYNTHIA SABAT

Nació como María Paz Ferreyra para desde hace muchos años se la conoce como Miss Bolivia. Este nombre la definió en sus formas, musicales, de explotar y redefinir la música argentina y latina. Desde el jueves en el cine Gaumont se puede ver su próximo paso: la película Ese fin de semana de Mara Pescio.

—¿Cuál fue tu primera vocación?

—La psicología, hará veinte años que me recibí. Desde hace un tiempo estoy muy psicoanalítica y me animé a volver a este espacio. El proyecto Miss Bolivia me hizo suspender esa actividad. Con tantas giras no podía atender pacientes y me hice a un costado. Había estado en el diseño de políticas públicas sanitarias de salud mental, incluso asistí a familiares de Cromañón y Lapa. Justo antes de la pandemia tenía ganas de armar un consultorio. El cierre hizo que los músicos nos quedáramos sin trabajo y apareció mi consultorio, por consecuencia. Me considero bígama, entre la música y el psicoanálisis, pero también podría considerarme polígama, ahora con la actuación. Había hecho trabajos anteriores en el teatro con José María Muscari, pero era otra cosa, ya que ahí también cantaba. 

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—¿Cómo llegó la propuesta de filmar?

—Mara Pescio y Paula Zyngierman, una de las productoras, se acercaron y me entregaron el guión. Me gustó mucho. Enseguida me dijeron que debía irme a vivir un mes a Misiones. Quise estar a la altura de mis compañeros y puse en suspenso mi carrera musical.

—Tu personaje Julia es cantante: ¿eso te ayudó?

—Eso fue un facilitador, pero es madre y polémica. Para mí fue un trabajo artesanal y de responsabilidad. Es un papel protagónico y no quería defraudar al cine independiente argentino. Me interpeló el personaje y el guión. Es una película que no juzga, relata y le da mucho espacio al espectador para que complete, sin subestimarlo. Habla de un vínculo de maternaje, diferente, se remarca el espacio deseante de una madre, no madre. Es un film de apertura. Además de un gesto estético, es político. 

—Se asocia a Miss Bolivia con “contenidos de protesta”: ¿sigue vigente?

—Creo que he cambiado mi forma de manifestarme y protestar, pero sigue intacto. Pasaron quince años desde que inicié mi proyecto de Miss Bolivia, antes iba con la molotov y te la tiraba con la lengua muy filosa. Con el tiempo, a medida que fui envejeciendo y madurando, se nota en la densidad de mis canciones, que son más austeras. Digo más pero hablo menos. Así en la militancia, lo hago desde cada poro de mi existencia. Aprendí un poco el arte del ajedrez y la estrategia. 

—¿Integrás el colectivo de Actrices Argentinas?

—No, de hecho me defino no actriz, por respeto a quienes tienen esa profesión y se perfeccionaron. Me saca una mochila muy grande, lo que me permite transitar por distintos espacios, no impune, pero sí más promiscua. Puedo escribir. Ya presenté mi segundo libro: Infierno. El primero fue Ni cabina (2018). Escribo y canto para no morir. El primero fue muy plural, éste está originado en cuarentena y habla de muchas situaciones de violencia que nos atraviesan como sociedad. Es como un Martin Fierro 2.0, una prosa poética o una poesía prosaica.  El texto y la palabra me habitan. 

—¿Cómo sigue Miss Bolivia?

—Volvimos con las giras a nivel federal. No estoy sola, viven catorce personas con Miss Bolivia. Estoy escribiendo la letra y la música de las canciones del musical que se estrenará a mediados del 2022, con texto de Pacho O´Donnell y dirección de Ricky Pashkus sobre Juana Azurduy.