Mucho antes de ser convocados para El ángel y de disfrutar de un cigarrillo en los baches del rodaje, Chino Darín y Peter Lanzani habían compartido el mismo personaje, pero en diferentes formatos. Los dos actores fueron secuestradores y asesinos al caracterizar a Alejandro Puccio en la miniserie Historia de un clan y en la película El clan.
Ahora, en el film que dirige Luis Ortega, y que estrena el jueves 09 de agosto, con bombos y platillos, y con la medalla colgada por las críticas recibidas en el Festival de Cannes, se los verá como Ramón (Darín) y Miguel (Lanzani) robando, teniendo escenas de sexo homosexuales y siendo cómplices de los crímenes que cometió “Carlitos”, el diminutivo que utiliza la versión cinematográfica “inspiradas en hechos reales” para contar parte de la vida criminal de Carlos Eduardo Robledo Puch.
—Provienen de familias acomodadas, tuvieron buena infancia, fueron a buenos colegios, ¿en qué se inspiraron para componer a personajes tan alejados de su realidad?
PETER LANZANI: Justo mi personaje es bastante alejado, es sucio, callejero, estuvo en cana, es difícil en la vida de uno encontrar eso. Y ahí está lo interesante del laburo, lo busqué en jugar, en charlar con Luis, en charlar con el Chino, en los ensayos, que el Chino me haga una joda y que eso me remita a otra cosa, en el laburo en equipo, y ahí empieza a parecer. Como la peli no es una biopic no había bajada de línea, no íbamos a los archivos, era solo saber qué quería Luis del personaje. Y a los personajes no hay que juzgarlos, hay que encontrarles su valoración, sus objetivos, después que los juzgue el público.
CHINO DARIN: Yo no tengo la puta idea. Me presté a Luis porque llegué en bolas al set, con la sensación de no saber bien, y él me decía: “Vos no tenes que hacer nada, al personaje lo escribí para vos”. Me daba esa libertad, de que vaya por mi lado, empecé a jugar, y me fui enamorando de ciertas cosas. Suelo inspirarme en cosas que he visto y mirado de exploración en la calle, por ejemplo. Digo: “Che, me gusta cómo este tipo hace tal cosa, cómo se para, cómo camina”. Trato de ser esponja.
Luis Ortega se alejó del Robledo monstruo
—¿Qué creen que siente alguien que roba y mata?
PL: Adrenalina, seguro. Y un trasfondo de vacío también, ¿no? Hay diferentes tipos. No es lo mismo un asesino, prototipo, ni siquiera lo es con El ángel, que de hecho Robledo Puch es el fiel reflejo de todo lo que uno no se imagina de un asesino. Hay que entrar en la psicología de cada uno, porque de esa misma adrenalina siento que también hay un disfrute medio oscuro. Por eso lo suelen repetir, que en base a esas decisiones es donde se empieza a meter un poco en esas cabezas perturbadoras que después se despilfarran para cualquier lado, o terminan muertos o terminan presos.
—¿Tuvieron alguna devolución de Pedro Almodóvar, co-productor de la película?
CHD: Sí, pude hablar con él, fueron charlas informales, lo vimos cuando se presentó en Cannes y la vino a apoyar y por lo que dijo y por lo que sé estaba muy contento con la película, con formar parte del proyecto, tuvo palabras para con todos. Se lo vio muy predispuesto. Es un director medio antológico y sé que tuvo muchas charlas con Luis (Ortega) y sé que esas charlas fueron de saborear la cinematografía y a eso hay que celebrarlo.
—¿Creen que será una película popular?
PL: Ojalá sea un éxito del mundo, que dé que hablar y pueda dejar al cine argentino en lo más alto y que digan: “Mierda vale la pena ver cine argentino”. Es una película que devuelve las ganas de volver al cine, es argentina, de una historia nacional, y la gente no se va a ir diciendo “No estaba bueno esto que me mostraron”. Saldrá agradecida porque la película es muy transgresora y que hace tiempo que no se ve en el cine nacional.
—¿Son conscientes de que son parte de una generación que reemplazará a la que hoy conforman Darín, Francella, Suar, Peretti?
PL: Sí. Sinceramente lo pienso y soy súper consciente, por eso soy recontra tajante en las cosas que hago porque trato de buscar la perfección que no sé si existe, pero por lo menos le doy toda la energía y todo el ánimo. Es importante buscar un papel diferente, y que si no las hago ahora a los 27 años, no sé, cuando tenga 40 años no voy a poder hacer personajes como el de El ángel.
Robledo Puch, el asesino argentino que llega a Francia
Sexo con extraños.
—Chino, tenés una escena donde un hombre te practica sexo oral, ¿cómo fue filmarla? ¿Qué te pasó cuando la leíste en el guión?
CD: Fue muy placentera (risas). Nos cagamos de risa con Willy (Prociuck) porque todo el ambiente era muy rococó y trash en un punto. Teníamos que jugar a algo en particular, y que nos resultaba un poco bizarro a todos. Lo tomamos un poco para la joda, es una puesta en escena, obvio, y tengo un video del backstage en el celular que es buenísimo. No sé qué repercusión va a tener.
—¿Cuándo empiezan a rodar “La noche de la usina”, la adaptación cinematográfica del libro de Sacheri, en la que vas a actuar por primera vez con tu viejo?
CD: Y estamos en plena previa, cerrando la co-producción de Kenia (productora de la familia Darín). Arrancamos a filmar en octubre hasta diciembre. Estamos muy contentos y con muchas ganas de hacerlo.
—Sé que tu viejo y vos tienen mucha personalidad, ¿cómo creés que va a ser esa dupla padre e hijo trabajando juntos? ¿Perro y gato o buena onda?
CD: Sí, seguro va a haber un poco de rispideces, necesariamente, porque nos gusta tenerlas incluso en casa. Parte de nuestra dinámica se nutre de discutir y poner todo en tela de juicio, por las dudas. Y ya nos viene pasando en este proceso previo al rodaje, a lo que es la conformación de esta historia, pero yo creo que va a fluir como la seda.
—Peter, ¿te irías a vivir a España buscando un nuevo desafío artístico?
PL: Si me llaman para hacer algo sí, me comería el flash para hacer la experiencia. No me iría a vivir a probar suerte. Me iría con un trabajo y si todo sale bien, me quedaría ahí, pero siento que estoy en un gran momento también acá, laburando con directores que me están tirando un montón de data, así que, disfrutando por ahora ese momento. Hasta ahora no llegó nada de afuera, cuando llegue, veré.
Amor a distancia y un gallo picante
Hace tres años Ricardo Mario “Chino” Darín puso un pie firme en España. Hizo la serie La embajada en Antena 3 en la que tuvo escenas de sexo con Belén Rueda y participó en La reina de España, de Fernando Trueba, y la estelar Penélope Cruz. En su estadía conoció a su novia Ursula Corberó, la actriz conocida en el mundo como Tokio de La casa de papel. “La relación a distancia es complicada. De acá a Madrid o de Zárate a Capital. Trato de evitarla, que no esté. Cuando filmamos El ángel ella estaba rodando allá... tratamos de negociar con las cosas que tengamos, encontrar un break para romper el tiempo que pasamos separados. Y ahora el desafío es que ella está rodando afuera y yo voy a estar rodando acá, será un tiempo largo. Somos una pareja que nacimos a 14 mil km de distancia. Venimos muy bien, será otro desafío, y la tecnología está de nuestro lado y las ganas también”. Sobre los rumores que podría ser parte de La casa de papel 3 confiesa: “Jamás existió, eso es venta, salió de la prensa de acá”.
A Peter Lanzani (27) le quedan tres semanas de grabación de la segunda parte de Un gallo para Esculapio, donde interpreta de manera brillante a Nelson, el nuevo capo mafia tras la muerte de “Chelo” Esculapio (Brandoni). “Se atrasó un poco porque no es una serie de tele convencional, es cine en su máxima expresión, cada episodio es una película”, dice Lanzani que se alzó con el Premio Tato por su interpretación y que debuta como director de un episodio en dupla con Bruno Stagnaro. “Bruno es el número uno y dejarme que aprenda, meter mano, dirigir actores, armar una puesta en escena para mí es un acto de amor y de confianza enorme”. ¿Qué se verá en la serie que estrenaría en octubre? “Capítulos mucho más intensos y más picantes que la primera”, responde el actor que reestrenará el unipersonal El emperador Gynt los martes y miércoles de septiembre en El Cultural San Martín.