En el marco de la gira presentación de “Wait for me” Moby volvió a pisar un escenario argentino con el último show en Latinoamérica el jueves por la noche. Las entradas para verlo en el Luna Park iban desde los $ 120 en la general hasta los $ 400 en una superpullman, cuya única ventaja sobre el campo ($ 300) era la posibilidad de sentarse. El recital duró aproximadamente dos horas y no dejó espacio para los reproches.
Como los artistas ya consagrados, Moby disfruta del escenario y le da los gustos al público. El show estuvo repleto de éxitos y supo meterse a los espectadores en el bolsillo.
Con una propuesta completamente distinta a la que se puede escuchar en sus discos; el pelado electro-rocker salió a escena detrás de sus músicos y salió a rockear. La mayoría del tiempo se lo pudo ver con una guitarra Gibson SG (la de los cuernitos, característica de AC/DC) que supo usar sin gran virtuosismo pero con mucha actitud. También coqueteó con la percusión en más de una oportunidad y tocó algunos covers que dejaron sorprendidos a más de uno.
"Take a walk on the wild side" de Lou Reed y "Whole lotta love" de Led Zeppelin fueron dos ejemplos de puro rock y distorsión que nadie esperaba. También le dio espacio al blues, que exudó sensualidad y logró el único momento de calma en el setlist, para después explotar con otro clásico de la artillería del músico.
La forma en que Moby fue llevando a la gente fue impecable y demostró que tiene un dominio de los tiempos y los climas realmente sorprendente. Durante todo el espectáculo el front-man supo hacer que la euforia se elevase constantemente, arengando a la gente corriendo por todo el escenario y compartiendo momentos con cada uno de los cinco músicos que lo acompañan en esta gira.
En la última recta se lo pudo ver casi-bailando y sacándole fotos al público que, para entonces, ya estaba "descocada". Agradeció y se excusó de su limitado español. Y manifestó su aprecio por nuestro país, ya que sus padres son argentinos.
El show no tuvo puntos bajos. La presentación fue excelente. Impecable la performance de un músico que sigue enamorado de su trabajo, y lo demuestra. Pero si alguien fue esperando ver un recital electrónico, probablemente haya salido algo desorientado.
* Especial para Perfil.com