ESPECTACULOS
Teatro Colón: martes 25 de junio

Los encargados de la escenografía de Turandot recuerdan tiempos de esplendor

Aníbal Lápiz y Matías Cambiasso comparan la época actual del magno coliseo con aquella en que brillaba en la primera mitad del siglo XX.

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Bambalinas. Detrás de escena de Turandot, la ópera que regresa al magno coliseo. Lápiz y Cambiasso recuerdan tiempos donde los cantantes venían por meses al país para estar listos para los estrenos de las obras que protagonizaban en el coliseo. | Cedoc

Vuelve Turandot al Teatro Colón con nueve funciones programadas desde el martes 25 de junio hasta el domingo 7 de julio y al frente de la concepción escénica tiene a dos caras conocidas de la casa: Aníbal Lápiz y Matías Cambiasso. La ópera póstuma de Puccini tiene una histórica conexión con nuestro primer coliseo ya que fue programada apenas dos meses después de su aparición mundial en la Scala de Milán, allá por abril de 1926. Para junio, Turandot ya estaba en Buenos Aires con figuras de la talla de Claudia Muzio y Giacomo Lauri-Volpi.

“Acá en el teatro hace muchísimas temporadas que no se da, por lo que tendremos un público más joven. En Argentina, la última fue en el Luna Park en 2006. Esta es una obra que a los pocos meses de ser estrenada mundialmente vino a Buenos Aires, cuando teníamos una época de esplendor”, cuenta Cambiasso. “Cuando Argentina era esplendorosa, el teatro era esplendoroso. Venían todos en el momento justo”, agrega Lápiz.

Acá en el teatro hace muchísimas temporadas que no se da, por lo que tendremos un público más joven

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—¿Y ahora cómo es?

Lápiz: Hay de todo, qué podemos decir. Lo interesante es que en ese momento el que estaba en el tope venía acá. Ahora vienen a hacer recitales. Hay cantantes a los que no les gusta ni les convienen los días de ensayo.

Cambiasso: Cambió el show business de los cantantes. En aquella época venía una celebrity y se quedaba dos meses. Venían contra temporada, además. Cesaba la temporada en Europa, mientras acá estábamos con plena actividad, así que su trabajo lo seguían en Buenos Aires. Teníamos una plaza importantísima que les daba prestigio.

—Este teatro también es una gran escuela, pero funciona en un contexto donde se cerraron algunas más pequeñas.

C: Se cerraron o se les quitó presupuesto. Las provincias tienen teatros estupendos… Hay una cuestión política: hoy en día, y esto no es elegante que lo diga, la gente que está políticamente a cargo de la cultura no tiene la preparación cultural que tenía antes. Es muy difícil cuando no tenés una cabeza que sepa de música, que implemente música. Es un problema general. También hay una tendencia a recaudar, a poner cualquier espectáculo en teatros líricos por generar dinero. Ha cambiado mucho la programación y la inclusión del género dentro del país. Hay avidez del público por el género

—Turandot es una obra con personajes femeninos muy potentes. En tiempos como estos, ¿se hace alguna lectura en especial?

C: La mirada es la de Puccini. Hay que entender que cada obra debe ser vista en su criterio y entorno histórico y sociológico. Hoy no estaría bien visto que la Liù se suicidase por un hombre.

L: A mí no sé si me gusta tanto el final, en el que la protagonista cambia tanto repentinamente, que el amor la transforma de golpe, después de todas las maldades que hizo.

C: Como los políticos, no tiene pasado (ríe). Fue un personaje cruel, pero bueno, ahí también hay un componente actual, porque su maldad nace de una venganza a los hombres que violaron a su abuela en las invasiones. Es una obra con componentes actuales, con la óptica de principios del siglo XX.