Relatividades del éxito

Resistencia es la primera palabra que viene a mi mente.

El éxito o el fracaso son solo relatividades en función de quienes hacen del fracaso una causa de victoria, o de la victoria una causa de fracaso.

Todo depende del individuo, no de lo fenoménico ni de las realidades manifiestas en su medio ambiente.

Somos artífices del destino, no deberíamos vivir a merced de lo circunstancial, tenemos la capacidad de direccionar cada aspecto de nuestra vida, cada ámbito de nuestra existencia, por eso el éxito y el fracaso a mi entender, son relativos y quienes definimos ese hecho somos nosotros, uno mismo y sus responsabilidades.

Sigo pensando y todo me remite a la inspiración que promueve el arte, los artistas y su misión o sentido de propósito que va en ello, En estos tiempos para quienes hacemos y generamos nuestros propios proyectos teatrales (musicales en mi caso, los cuales implican mayor complejidad tecnica), hacen de esa inquietud o deseo, una especie de cuesta arriba prominente, pero que para personas audaces como nosotros, no es más que un símbolo del desafío a nuestras propias capacidades, ingenio y creatividad ilimitados. Si no es así... no podríamos hacerlo. Nada nos detiene.

Las crisis para los humanistas de las sociedades, se nos convierte en un desafío absoluto y eso nos empodera inclaudicablemente.

Las grandes producciones comerciales de este genero, el teatro musical, por el costo operativo que implican, se redujeron considerablemente, pero todos esos músicos, actores, cantantes, bailarines y autores, que correríamos algún riesgo, nos unimos para generar nuestros propios proyectos en una nueva movida que hoy podríamos denominar, teatro musical independiente.

La formación de cooperativas de trabajo. la mirada hacia un mismo propósito logran que esto sea posible y que gracias a ello abunden ahora más títulos nuestros, que hablan de nuestra historia, nuestra idiosincracia y que por consecuencia se distancia de los títulos foráneos cuyo costo de la compra de los derechos se hace tremendamente dificultosa.

Eso nos vuelve más auténticos, ya que nos lleva a observar realidades mundanas o la historia de vida de nuestros grandes artistas, como es el caso del musical Gardel del gran Guillermo Fernández o la hermosa pieza de Luiz Longui El regreso de Mario Cárdenas.También es el caso de  La desgracia, un musical de los jóvenes talentosos Juan Martín Delgado y Francisco Martínez Castro, protagonizado por Mariano Condolucci que surgió como un proyecto de la tesis de la Fundación Julio Bocca y que en este caso, recibió el apoyo de la Bienal de Arte Joven.

La falta de apoyo a algunos proyectos culturales, en algunos ejemplos, creo que nos vuelve vehementes en nuestro deseo insistente de resistir para lograr.

Así, la dificultad que tuve para realizar mi proyecto de autogestión, generó en mí una profunda decisión, una determinación a prueba de todo, y es gracias a ello que  hoy junto con todo mi equipo de trabajo, entre ellos mi gran amigo y asistente de dirección Tino Tinto, es que podemos disfrutar de un presente creativo maravilloso.

Tener mi espectáculo programado en una sala que reabrió sus puertas con su nueva identidad “Teatro Ludé” (antiguo Teatro Santa María) en Montevideo 842 y Córdoba, espacio que hoy le otorga al teatro musical independiente, las mejores condiciones para su realización, es un enorme triunfo sobre la realidad circundante de la que hablaba al principio.

Hoy mi musa inspiradora, esa artista que reflejó su universal capacidad de inspirar con su libertad interior llevada a las artes, en especial al canto, se llama Nina Hagen y es a ella a quien rindo homenaje con un espectáculo musical teatral llamado Mamapunk, el concierto, una antiópera que escribí y que también dirijo y que hoy Cynthia Manzi, mi compañera en las artes y en la vida, es su flamante protagonista, El camino de esta artista Nina Hagen, despertó en mí la conciencia y la búsqueda incansable de tomar el arte como un medio para expresar conceptos, ideas, declaraciones y hasta denuncias del ser en inseparabilidad con su entorno.

Poner fin a las guerras, derribar los muros de la intolerancia, cuidar nuestro medio ambiente, denunciar a las petroleras que derraman y contaminan nuestros océanos, y respetar el derecho a los animales, son algunos de los reclamos que hace este espectaculo de empoderamiento de la mujer y su posición frente al mundo actual.

En mi camino como artista siempre busqué la autonomía en la expresión, más allá del todo por el todo.

Hoy como directora me planto firme y sin dubitaciones ya que es una tarea complejisíma, la cual requiere enorme valentía, concentración y la coordinación de todas las áreas, luces, sonido, puesta en escena, dirección musical (en este caso a cargo de Tomás Rodríguez, joven y talentoso músico) y la que también me incluye, dirección de actores, todos estos aspectos, te obligan a estar alerta y no dejar pasar ningún detalle, para lograr el mejor funcionamiento de esta suerte de reloj con cada uno de sus engranajes, que deben funcionar ajustadamente para el deleite del espectador.

Como intérprete, dejar el lugar protagónico de Mamapunk, el concierto a una artista joven, luchadora y talentosa como es Cynthia Manzi, que desde los seis años pisa los escenarios, desde el comienzo de sus días en su Salta natal, es la mejor garantía para el esplendor de este espectáculo.

Desde el año pasado se convirtió en la gran revelación del teatro musical,cuando ganó como mejor actriz de reparto el premio Hugo al teatro musical, ella misma creó el antecedente con su esfuerzo, talento y amor por el teatro y es hoy la garantía, que esta nueva versión de Mamapunk es la mejor que podría haberse logrado.

Lo dice el público, lo dice la prensa y lo dice mi propio corazón.

*Actriz. Actualmente integra el elenco de ¿Qué hacemos con Walter? Dirigida por Juan José Campanella.