ESPECTACULOS
Florencia Aroldi y Pablo Razuk

Scalabrini Ortiz y la voz de un político en escena

Dramaturga y actor descubren cómo construyeron este nuevo espectáculo que se centra en la vida de un político nacional.

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Escenario. Alejandra Darín y Pablo Razuk actúan juntos en la obra. | GZA. PATRICIO VEGEZZI

En el teatro El Picadero se presenta Scalabrini Ortiz, obra escrita por Florencia Aroldi, dirigida por Sebastián Berenguer e interpretada por Alejandra Darín y Pablo Razuk. La escenografía y el vestuario son creaciones de Alejandro Mateo.

—¿Cómo nació la idea de teatralizar a Raúl Scalabrini Ortiz?

RAZUK: Fue mía. Mi primer unipersonal fue sobre Severino Di Giovanni, comencé desde su historia de amor hasta su política y lo hice durante cinco años. Luego sentí que no era momento de seguir con un protagonista tan belicoso. Y en un subte vi un cartel sobre el Padre Mujica y me puse a investigar sobre su vida. Le pedí a Marcelo Camaño que escribiera la obra sobre Severino y para Padre Carlos convoqué a Cristina Escofet. Ahora sentí que se necesitaba la voz de un político. Escuché que recomendaban leer a Scalabrini Ortiz. Cuando empecé a preguntar nadie sabía nada de él y en este caso llamé a Florencia Aroldi. 

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AROLDI: Sí, me contactó, me citó en un bar, (en la Av. Scalabrini Ortiz), y me propuso escribir una obra sobre la vida de este hombre maravilloso. Le dije que sí por varios motivos. Uno porque Pablo me parece un gran actor y otra porque la dirección iba a ser de Sebastián Berenguer. También porque el desafío de escribir sobre esta personalidad de la que en aquel momento poco sabía, me entusiasmó rápidamente. Y por último porque la escuela a la que va mi hijo Genaro lleva su nombre, y a mí me pareció una bella coincidencia, una señal que debía escuchar y escribir. 

—¿Qué investigación llevaste a cabo para poder incluir frases de él?

A: Es la obra que más tiempo de investigación y escritura me llevó: dos años en total. Leí sus escritos más emblemáticos. Estudié su vida desde distintas fuentes. Necesitaba mucha información “objetiva” para luego ficcionarla. Scalabrini Ortiz fue muy prolífico, tiene un caudal inmenso de escritos. Fue un trabajo muy complejo. Scalabrini Ortiz nos habló mucho, nos sigue hablando y con una plena vigencia. La obra respeta frases de él porque uno de los objetivos del material era rescatar su palabra y hacerla llegar al espectador.  

—¿Fue gestado en pandemia?

R: No. En un comienzo pensé en llevar el espectáculo a los sindicatos y colegios, pero cuando la leí sentí que debía presentarse en otros escenarios. Está el hombre, lejos del bronce. Pero una vez conformado todo el equipo con Alejandra Darín y la dirección de Sebastián Berenguer llegó el cierre de las salas y debimos ensayar por Zoom varios meses. Todavía seguimos descubriendo a través de sus frases el presente nacional y latinoamericano. El espectáculo nos recicla. 

—¿Y el personaje de su esposa? ¿Encontraste datos o es creación tuya?

A: Podemos decir que en Scalabrini Ortiz hay varias historias de amor en una. Mercedes Comaleras fue su compañera, pero el encuentro y el diálogo entre ellos es ficción. La obra cuenta los quince minutos previos a la entrega de la casa donde ella pasó su vida junto a Raúl. Fuertemente me apareció Alejandra Darín mientras la escribía. Afortunadamente, es ella.  

—¿Cómo se hace para mantener una sala teatral hoy?

R: El primer Korinthio Teatro estuvo en Junín 380, allí empecé a dar clases y estrené Severino. Sentí que cumplía un ciclo. Después apareció un local que se cerraba en Mario Bravo y allí estuvimos ocho años. Luego vino un período con baja de público y de alumnos. Ya eran en total casi veinte años de lucha y decidimos cerrarlo, justo cinco meses antes de la pandemia. Ahora tenemos uno más pequeño en Charcas 2737. Tener una sala es agotador.