Cada episodio de Succession deja en evidencia cuán divertida puede ser la mentada edad dorada de las series, y cuánto no lo es, excepto, claro, en los episodios de este show. Nacida como un ficción, sin nombre propios, sobre la familia Murdoch, donde el magnate Rupert generó un imperio global desde un conglomerado de medios (Fox Media), Succession sigue siendo eso, pero ha crecido a niveles “show favorito de todo el mundo” (especialmente de quienes no necesitan que sus shows les enseñen cómo ver el planeta). En el show, Brian Cox es quien interpreta con fiereza leonina al falso Rupert y sus cuatro hijos lo sufren. Jeremy Strong interpreta a Kendall Roy, un hijo que no solo no vive a las expectativas de su padre (alguien que decide destinos muy poderosos de una nación) sino que en esta temporada del show de HBO, que esta a punto de finalizar, decidió revelarse y comenzar a vivir una vida por fuera de esos mandatos. No solo eso: decidió generar una cruzada con el imperio paterno y todo lo que representa. Y puntualmente, contra su padre.
“Me cuesta a veces la responsabilidad que el show genera”, dice Strong en exclusiva a PERFIL. El norteamericano es alguien que deja poco espacio a la comedia en su entrevista: está fascinado por el mundo que cuentan, junto al showrunner Jesse Armstrong, y el mismo Armstrong ha declarado públicamente que le preocupa “con cuanto debe lidiar el personaje de Strong, y cuanto esto representa de responsabilidad para quien lo interpreta”. El mismo Strong ha dicho a The Guardian, cuando le preguntaron cuánto le cuesta limpiar al personaje de su sistema: “No creo que realmente se vaya nunca. No me siento un actor: siento que medio año soy yo, y que medio año de rodaje, soy Kendall.” Y le dice a PERFIL: “Veo el rol de un actor como alguien que es un instrumento, y cuando puedes ser un instrumento, para mantener en pie la metáfora, en una obra que te das cuenta tienen grandes compositores, es una felicidad. Sentirte parte de los Beethoven o Mahler del universo de los series, o al menos de algo que hoy está en el centro de nuestra cultura, es un privilegio. Para cualquiera, pero sobre todo como actor. No siento otra cosa que gratitud”. ¿Y qué hay de ese riesgo del cuál habla? Strong: “La autora británica Hillary Mantle define escribir como “una aventura peligrosa”. Yo tengo que entrar a esa arena, a ese lugar de peligro, y eso se lleva mucho de mi. Es una buena forma de pensar a este personaje”.
—Uno de los temas de la serie es el poder, el poder que controla lo que sucede en otras esferas de la sociedad pero también el familiar, el que define un destino personal en un hogar. ¿Hubo algún momento en tu carrera como actor que sintieras algo de ese primer poder?
—Mi carrera y el show son diferentes. Como actor, uno logra poder no al triunfar en una carrera. Si no soltamos esa idea de validación externa, ahí está el poder. En un momento de mi carrera tuve que dejar morir esa idea, de imaginarme en notas y demás, para poder avanzar, para poder lograr otro modo de ser frente a mi carrera. Ese poder tiene que ver con el status. Y fue importante soltarlo. Pero el de la serie es otro poder. Gente que tiene poder y al mismo tiempo no tiene poder alguno. Muchos de los personajes del shwo entienden esta frase: “Donde no hay amor, el poder es lo que queda.” Eso define los huecos de los personajes.
—Todo lo que hace Kendall es ¿para sentir la aprobación de su padre o qué crees que lo hace estar siempre en esa búsqueda personal donde vencer a su progenitor le importa tanto?
—No es fácil estar en sus zapatos. Parte de sus problemas tienen que ver, al menos creo yo, con salirse de ese centro gravitatorio paterno, pero de una forma que deje en claro sus distancias, su enojo. Las acciones de esta tercera temporada es básicamente la forma de soltarse de un apriete paterno que siente terminal. Hoy creo que si, a lo Houdini, finalmente está saliendo de su padre. Y ahí se genera una nueva dinámica. Hay una ruptura. Creo que se encuentra en medio de un desierto, solo escuchando su respiración: ¿qué pasa cuando tu blanco finalmente cae? ¿Qué pasa cuando es tu turno y ya se acabó el reinado de quien te dominó toda la vida? ¿Cuál es tu reinado y cómo queres que sea? Muchos no sea animan a esa pregunta, ahora hay que ver como vive con eso Kendall.
—Pero ¿no hay una lectura más vengativa del personaje, del “papá, esto es mío y no me lo diste”? Un recelo de posesión o una especie de llamado de atención distinto parecen ser lo que lo dominan.
—Puedo entender esa forma de verlo. Desde adentro, se siente diferente al final de la primera temporada, cuando Kendall quiso quedarse con la compañía. Creo que mi personaje entiende que más allá de esas guerras internas, mi personaje entiende que su papá es diabólico. Una especie de iluminación, y una real cruzada moral, aunque escandalosa. Siente que tiene que limpiar los males del padre, desintoxicar al mundo de esa persona. Es como cuando te decía que era libre de la aprobación: ¿es verdad o es un gesto para aprobación? Es una mezcla: una idea de claridad, pero tu horizonte siempre es un poco no el mismo, pero es el único lado donde puedes mirar. Acá creo no es tanto derrotar al padre, sino llevarlo a la luz, solo para exponerlo.
—¿Qué le queda entonces a los demás integrantes de la familia que se encuentran más cerca del universo del padre?
—Todos estos personajes están intentando encontrar una forma de ser en el mundo. Quizás negando la forma en que viven. Y claro, medirse en una familia poderosa como pocas.
—Kendall, en este momento, ¿está ganando o perdiendo?
—Bueno, siento que en un determinado nivel la receta es: Kendall gana, pero pierde. Hay un sentido de nunca poder encontrar aquello que se busca, de que hay más de un instinto primario, bestial, de derrotar al otro que de encontrar algo realmente. Estos personajes han internalizado una idea de abuso, de un padre que los castiga y los hace sentir que no merecen nada, pero los hace parte de juegos peligrosos (para ellos y moralmente). Así es el legado del daño, de la familia rota que te roba la habilidad de creer en vos mismo.
El machismo como estructura a demoler
J.Z.
—Kendall podría leerse también como un personaje bajo la presión social de lo que un hombre debe ser. O bajo a presión de clase, de determinadas esferas, de loque un líder debe ser. Hablo de la idea del “macho”, esa noción que tanto se cuestiona en términos de su toxicidad, pero que igual en determinados ambientes sigue reinando.
—En esta era, es una gran idea pensar a la persona como un foco de esa presión, y que eso sea parte de lo que hiere. Muchas definiciones de lo masuclino están basadas en poder, y también en la brutalidad. Mi personaje siempre es visto como niño-hombre. Estos personajes quieren separarse, individualizarse, y fallan en esa empresa. Me di cuenta que Kendall busca usar esos disfraces, roles, sociales: ser el alfa, por ejemplo, en él, se siente como una performance. Al menos yo lo siento así cuando lo interpreto. Siento que no viene de un lugar honesto, real, que exista en él. Algo que sí tiene su padre. Pero nuestros escritores no tienen miedo de mostrar a los hombres como seres vulnerables. Lo hemos visto, a Kendall, roto y en pedazos. La idea creo es que Jesse cree que la gente no cambia, solo sobrevive o no. Creo que la fuerza del show es ver a esta gente intentando ser lo que nunca pudieron ser: libres.