IDEAS
Ayer y hoy

Cincuenta años

Reflexión sobre el origen de la lucha armada y la necesidad que tenemos de recuperar la esparanza como sociedad.

Cordobazo 05282019
Imágenes del Cordobazo | Ceodc

El “Cordobazo”, una marca brutal en una sociedad que se desarrollaba. Eran obreros, dirigentes sindicales casi míticos, Tosco, Elpidio, Atilio, en medio de una dictadura que pretendía imitar al nefasto Franco de España. Obreros industriales, luego universitarios, menos, rebeldía que desborda a las fuerzas policiales, deben recurrir al ejército.

Pudimos verlo en el televisor y en grupo, éramos cinco parejas en un departamento cercano a Constitución. Tres de nosotros fundarían un grupo armado y cuatro de aquellos ocho militantes están hoy desaparecidos. La figura del Che Guevara enfrentada a la de Perón. A veces se acompañaban, en rigor expresaban dos concepciones opuestas, antagónicas. El Che y sus seguidores reivindicaban la “vanguardia iluminada”, los intelectuales que irían a guiar a sus pueblos. Se definían como “revolucionarios”, del otro lado nosotros, los que creíamos en el voto, vendríamos a ser “los reformistas”, los que apostábamos a la conciencia popular. Luego los aditamentos, vanguardia, heroísmo, pueblo en armas, marxismos, llevados por los vientos de la época. Cuba era el faro, hoy tan solo una luz que no sabemos si logra iluminarse a sí misma. Más trascendente que Venezuela, no sabemos cuál fue el mayor costo ciudadano. Perón había nombrado a Cooke como su heredero, lo termina expulsando como castigo a su enamoramiento de la isla. Nunca se lo perdonó, supo decirle, “no vamos a salir de un imperio para caer en el otro”.

A 50 años del Cordobazo, la revuelta obrero-estudiantil que sacudió al país

Cincuenta años del origen de la lucha armada, luego el retorno del General y la democracia, y una guerrilla que desprecia la enorme cuota de poder político que le participa el peronismo para imaginar que “el poder está en la boca del fusil”. Una ideología de la violencia que termina devenida en derechos humanos. Esa revolución es la historia de un fracaso del que sufrimos mucho y aprendimos poco. Aquel libro de Lenin, El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo pasó de moda pero si cambiamos comunismo por política tendría mucho para dejar.

La política se debate entre los halcones y las palomas, entre los que quieren enfrentar al enemigo y los que intentan un encuentro refundador de la patria. Y eso abarca a las tres grandes fuerzas, se abren y se cierran en sus diálogos, propuestas y candidaturas. En una sociedad en decadencia es lógico que todo tiempo pasado fue mejor. Las encuestas agotaron sus audiencias, el gobierno está débil, la oposición lo acompaña. La sociedad se angustia, el futuro es hoy un horizonte que muy pocos avizoran. No sabemos si asumirnos como una orquesta o como un equipo deportivo, solo sabemos que nuestro problema principal es con quien nos dirige. En realidad con el destino colectivo, ese que no logramos separar del individual, ese que necesitamos reencontrar o forjar para volver a ser nación. Patria somos todos juntos, asumiendo que el otro es esencial a mi identidad y no una molestia que necesito o pretendo eliminar. Pareciera que el que gana amenaza con la cárcel al derrotado, que hay dos justicias, difícil entender una democracia entre enemigos, mejor dicho, imposible.

En una sociedad en decadencia es lógico que todo tiempo pasado fue mejor

Cincuenta años, fuimos una sociedad con los conflictos del desarrollo industrial, ahora poco resta de aquello, cambiaron los tiempos y hoy tan solo se expresan los conflictos de la sobrevivencia. Imprescindible reflexionar sobre todo esto para recuperar la esperanza.

*Militante peronista. Ex diputado nacional.