IDEAS
Opinión

Humillación e ingratitud

Los errores no forzados del gobierno de Cambiemos y sus consecuencias

15112018 Monzo Triaca
Emilio Monzó / Jorge Triaca | HCDN / NA

Estamos experimentando varios errores no forzados concatenados del gobierno de Cambiemos en el ámbito político dentro de un contexto económico recesivo que afectan la gestión.

Uno de los errores de origen fue el armado institucional de veintitrés ministerios que no solo dificultaba la coordinación sino la degradación del rol de los ministros. Un ministro firma decretos, resoluciones y es el último responsable de su cartera, lo que implica que durante y después de su gestión tenga que compadecer ante los tribunales judiciales por sus actos administrativos. El gobierno naturalizó la idea de que un vicejefe de gabinete podía opinar y decidir sobre partidas presupuestarias y políticas públicas sin firmar ningún expediente, es decir, el vicejefe decidía y el ministro se llevaba todo el riesgo y responsabilidad porque firmaba. Esta práctica se expandió en la administración nacional a lo largo de diferentes niveles de gobierno; gente sin cargo pretende mandar sin firmar. Inaudito. Esa degradación en política lleva a filtraciones de internas a la prensa y repercute en la gestión. 

El segundo error fue la forma en que se resolvió el achicamiento del gabinete. Achicar el gabinete era una decisión correcta pero el gatopardismo tiene sus consecuencias. La creación de Secretarías de Gobierno para los ministros que fueron absorbidos dentro de otros ministerios es otra degradación inentendible. Lo que se autoinflingió el gobierno es dejar en su equipo de gobierno gente descontenta y humillada. Dadas las circunstancias, era mejor pedir renuncias, reubicar a los antiguos ministros en otras posiciones políticas, prometer candidaturas y reconfigurar el andamiaje institucional de la administración del Estado. El fracaso en el intento de oxigenación del gabinete a comienzos de septiembre y el tratamiento comunicacional de este hecho con múltiples filtraciones a la prensa debilitaron aún más al gobierno y más aún cuando la historia terminó con un gabinete acotado que no cambió figuras.

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Por último, el final de esta concatenación de errores es la ida del gobierno de armadores políticos que son importantes interlocutores con partidos de la oposición o con sectores socioeconómicos de peso. Aquí tenemos como ejemplo la despedida de Emilio Monzó y Jorge Triaca del elenco de gobierno por diferentes causas. En general, los gobiernos tienden a cerrarse en sí mismos en la primavera de sus gobiernos, cuando la economía crece y la fortaleza política es indiscutible. El mensaje hacia adentro del equipo de gobierno es “bánquense todo, si igual no tienen a donde ir”. Humillación e ingratitud.