El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió ayer que va a “actuar rápido” para aliviar la crisis inducida por el Covid-19, en un discurso para impulsar el plan de estímulo que se negocia en el Congreso.
“Voy a actuar rápido y me gustaría hacerlo con el apoyo de los republicanos”, afirmó Biden desde la Casa Blanca, después de que el informe de empleo de enero mostrara magras cifras de creación de puestos de trabajo, lo que pone en riesgo la recuperación.
En el primer mes del año, la tasa de desempleo bajó 0,4 puntos porcentuales hasta el 6,3%, pero la economía sumó 49 mil puestos de trabajo, levemente por debajo de lo esperado por analistas, según las estadísticas mensuales.
“Podemos reducir el sufrimiento en este país”, aseguró el mandatario demócrata que intenta impulsar la aprobación de un plan de estímulo por 1,9 billones de dólares con el que espera apuntalar la actividad mientras el país afronta la pandemia.
El eje del plan es una partida para asegurar la distribución de vacunas y la entrega de cheques de ayuda por cerca de 1.400 dólares para las personas con el fin de alimentar el consumo, que es la locomotora de la economía.
“Veo mucho sufrimiento en este país, mucha gente sin trabajo, mucha gente que tiene hambre”, afirmó Biden.
Ritmo. El mandatario demócrata destacó en una breve alocución antes de su discurso que el sector privado creó solamente 6 mil empleos en el primer mes del año. “A este ritmo, nos va a tomar diez años llegar al pleno empleo. Esto no es una hipérbole, es un hecho”, estimó el presidente estadounidense antes de reunirse con los líderes demócratas de la Cámara de Representantes.
Las cifras de empleo fueron publicadas en un momento en que el Senado aprobó una resolución presupuestaria impulsada por los demócratas que abre la vía al plan integral de alivio a la economía con una mayoría simple, evitando un bloqueo de los republicanos.
Al término de una maratón de 15 horas de sesión, la Cámara Alta aprobó una resolución procesal que permite a los demócratas autorizar, incluso sin el apoyo de los republicanos, el plan por 1,9 billones de dólares que presentó Biden.
Fue decisiva la participación de la vicepresidenta Kamala Harris, quien usó su voto por primera vez para hacer pesar la balanza del lado demócrata (51 a 50). Todos los senadores republicanos votaron en contra. Aunque el voto en el Senado no convierte automáticamente este nuevo presupuesto en ley, se trata de un paso crucial para su aprobación definitiva a través de la firma del presidente de Estados Unidos.
Harris recurrió a su potestad de desempatar con más rapidez que cualquier otro vicepresidente en la historia reciente del país. Su predecesor, Mike Pence, tardó poco más de un mes en ejercitarla: depositó su primer voto para deshacer un empate el 7 de febrero.
La resolución incluye un mecanismo específico para configurar el nuevo programa de ayuda bajo el llamado “sistema de reconciliación”, una exención sobre la negociación presupuestaria que permitirá que la propuesta salve el obstáculo del “filibustero” que preparaban los republicanos.
Esta regla permite a los senadores seguir hablando en la sala para retrasar o bloquear la legislación que tiene el apoyo de la mayoría. La única forma de detener esa obstrucción es a través de una súper mayoría de sesenta votos, algo muy difícil en este caso ya que diez senadores republicanos deberían sumarse.
Ahora la resolución pasó a la Cámara, también controlada por los demócratas.
Luego las comisiones del Congreso comenzarán el trabajo para lanzar el paquete de ayudas.
A la salida de la reunión con Biden, la líder de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, expresó que esperan enviar una propuesta al Senado en dos semanas.