Corea del Norte ensayó un “nuevo proyectil táctico guiado” de motor de combustible sólido, anunció ayer la prensa estatal de Pyongyang, en la primera provocación de peso del régimen a a la nueva administración Biden.
Pyongyang suele utilizar los ensayos de armamento para provocar tensiones, en un proceso cuidadosamente calibrado para hacer avanzar sus objetivos y el jueves lanzó dos proyectiles desde su costa oriental que, según el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, eran misiles balísticos.
Corea del Norte es objeto de múltiples sanciones internacionales por su programa de armamento, y varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU le prohíben expresamente desarrollar misiles balísticos. Para el presidente Joe Biden, la resolución 1.718 de la ONU fue violada al ensayar “esos misiles en particular”.
Las autoridades norcoreanas han estado esperando su momento desde que la nueva administración llegó a la Casa Blanca, aunque oficialmente no reconoció su existencia hasta la semana pasada.
Estados Unidos está “consultando con nuestros socios y aliados”, dijo Biden por su parte, y advirtió a Corea del Norte que “habrá respuesta si eligen una escalada”. Será una “respuesta acorde”, precisó.
Biden también dijo estar “preparado para alguna forma de diplomacia” con las autoridades norcoreanas, pero “tiene que estar condicionada a que su resultado sea la desnuclearización”, agregó.
“Capacidad nuclear”. Los disparos fueron supervisados por el responsable Ri Pyong Chol, dijo la agencia oficial de prensa KCNA, en vez del líder Kim Jong Un.
El ensayo fue un éxito ya que los dos proyectiles impactaron un objetivo a 600 kilómetros en el Mar de Japón, conocido como el Mar Oriental en Corea, agregó, lo cual es más de los 450 kilómetros que habían anunciado la víspera las autoridades militares surcoreanas.
KCNA aseguró que el arma podría llevar una carga útil de 2,5 toneladas, evitó utilizar la palabra “misil” o “balístico” y subrayó que el ensayo confirmó la fiabilidad de un motor mejorado de combustible sólido.
Fotos en el diario estatal Rodong Sinmun muestran a unos sonrientes oficiales aplaudiendo tras el lanzamiento desde un vehículo, la mayoría sin mascarilla.
El especialista Vipin Narang dijo que parecían ser armas que se habían exhibido en un desfile militar en enero en Pyongyang. “Una ojiva de 2,5 toneladas probablemente establece la cuestión de si esta variante KN23 tiene capacidad nuclear. La tiene”, tuiteó.
El ensayo tuvo “gran significado para reforzar la capacidad militar del país”, dijo Ri, el responsable, y para “disuadir todo tipo de amenazas militares existentes en la península de Corea”.
Estados Unidos tiene 28.500 soldados estacionados en Corea del Sur para defenderlo de su vecino que lo invadió en 1950, mientras Pyongyang dice que necesita las armas nucleares para disuadir una posible invasión de Estados Unidos.
Comportamiento familiar. Además de Biden, las condenas también vinieron de Alemania, Francia y Reino Unido que condenaron los ensayos como violaciones a las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Durante el liderazgo de Kim Jong Un, Pyongyang ha realizado avances rápidos en su capacidad militar, y ha llegado a ensayar misiles capaces de llegar a cualquier parte del territorio estadounidense.
En el primer año de la presidencia de Donald Trump hubo un lenguaje bélico entre ambos líderes. Pero después, los dos se embarcaron en una extraordinaria luna de miel diplomática que llevó a dos encuentros en Singapur y Vietnam.
Estados Unidos se retiró de unos ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur y el norte suspendió los ensayos de misiles balísticos intercontinentales.
Pero la cumbre de Hanói de febrero de 2019 fracasó sobre la retirada de las sanciones a cambio de medidas de desarme.
La comunicación se suspendió, pese a un tercer encuentro en la Zona Desmilitarizada que divide a la península de Corea y no ha habido ningún avance sustancial hacia la desnuclearización.
El lanzamiento del jueves, y los ensayos de misiles no balísticos de corto alcance anteriores del fin de semana, tuvieron lugar después de los ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur y la visita a la región del secretario estadounidense de Estado Antony Blinken y el de Defensa Lloyd Austin.
Durante su visita a Seúl y Tokio, Blinken subrayó la importancia de la desnuclearización de Corea del Norte.
Funcionarios estadounidenses aseguraron que han tratado de ponerse en contacto con Pyongyang pero hasta ahora no han tenido respuesta.