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Calma relativa en Siria, tras la tregua acordada entre Putin y Erdogan

Ayer fue el primer día, en meses, en que no hubo combates. Es el único territorio aún en poder de los rebeldes que se enfrentan al gobierno de Al Assad.

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Vigia. Un soldado del régimen de Damasco custodia una carretera tomada a los yihadistas. / Reposo. Combatientes del frente Al Nusra, afiliado a Al Qaeda, que enfrentan al gobierno sirio apoyado por Moscú. | afp / ap

Una relativa calma reinaba ayer  en la provincia de Idlib, escenario en el noroeste de Siria de una encarnizada batalla, sin aviones surcando su espacio por primera vez desde hace meses tras la entrada en vigor de un alto el fuego turco-ruso.

La tregua entró en vigor a medianoche local y ayer parecía ser respetada, tras intermitentes enfrentamientos en la noche, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), cuyo director, Rami Abdel Rahman, destacó “la ausencia total de aviones de guerra rusos en el espacio aéreo de Idlib”, una bendición para la población civil, que paga un duro tributo con esos bombardeos.

Los intermitentes tiroteos que se oyeron en las primeras horas del viernes dejaron seis soldados sirios muertos y al menos nueve yihadistas del Partido Islámico del Turkestán (TIP), cuyos miembros pertenecen a la minoría musulmana uigur de China, según el OSDH.

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Por su parte, el Ministerio de Defensa de Turquía aseguró que sus drones “neutralizaron” a 21 militares sirios en un ataque registrado antes del comienzo del alto el fuego pactado entre los presidentes de Rusia y Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan.

El ataque, que según Ankara fue en respuesta a la muerte de un soldado turco, se produjo a las cuatro de la tarde del jueves, ocho horas antes del comienzo del cese del fuego.

“La sangre de nuestro mártir no se quedó en el suelo”, afirmó el ministro, que utiliza el término “neutralizado” para referirse a personas que han sido abatidas, heridas o capturadas.

El acuerdo lo sellaron en Moscú los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quienes anunciaron el jueves un alto el fuego para poner fin a semanas de enfrentamientos en Idlib y alejar el riesgo de escalada de tensiones entre rusos y turcos.

Combates. El acuerdo aspira a poner fin a semanas de intensos combates –con más de quinientos civiles muertos y un millón de desplazados– en torno a Idlib, último bastión rebelde y yihadista en el noroeste de Siria, donde Turquía interviene contra las fuerzas del gobierno de Bashar al Asad, apoyadas a su vez por Rusia.

Como telón de fondo, emerge además, otra crisis migratoria en Europa tras la decisión de Turquía, que acoge a casi cuatro millones de refugiados y migrantes, de dejar pasar a miles de ellos hacia la frontera con Grecia, país miembro de la Unión Europea.

Según el texto del acuerdo turco-ruso, los dos países llevarán a cabo patrullas conjuntas en la autopista M4, un eje estratégico que cruza la región siria de Idlib. Putin dijo que espera que este texto sirva de “base sólida para poner fin a los combates en la zona” y “al sufrimiento de la población”.

La primera gran ofensiva lanzada por Damasco contra la región de Idlib se remonta a fines de 2017. Fue seguida por otras dos, la última lanzada en diciembre pasado, pero todas han acabado en treguas no respetadas.

Un acuerdo cerrado entre Ankara y Moscú en septiembre de 2018 estableció la instauración de una zona “desmilitarizada” para evitar una ofensiva del régimen sirio. Tampoco ha sido respetado.

Desde entonces, el régimen de Asad sigue avanzando militarmente y, gracias al apoyo de la aviación rusa, logró apoderarse de la mitad de la provincia de Idlib.

Sufrimiento. La escalada de los combates en Idlib causó tensiones diplomáticas entre Rusia, aliado de Siria, y Turquía, que integra la OTAN y apoya a los rebeldes, con el riesgo de un enfrentamiento directo entre los dos países que se han convertido en los principales actores internacionales en el conflicto sirio.

El ejército turco está desplegado en el norte de Siria desde 2016 y más de cincuenta de sus soldados han muerto desde febrero en enfrentamientos directos con el ejército sirio, o en bombardeos atribuidos al régimen.

En represalia, bombardeos turcos abatieron varios aviones sirios y causaron decenas de muertos entre los soldados sirios.

En este contexto de creciente tensión, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres dijo esperar que el acuerdo ruso-turco “conduzca a un cese inmediato y duradero de las hostilidades que garantice la protección de los civiles en el noroeste de Siria, que ya han soportado un enorme sufrimiento”, según dijo su portavoz en un comunicado.

Para el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, este acuerdo es una “buena noticia”. Al menos es una muestra de buena voluntad, veamos ahora cómo funciona”, dijo ayer en una reunión de cancilleres europeos en Zagreb.