A dos semanas de cumplir los 64 años, la jueza Cármen Lúcia Antunes Rocha se ganó anoche un lugar destacado en los libros que recordarán la historia política de Brasil. Soltera y de extrema sobriedad, egresada y luego profesora de la Pontificia Universidade Católica de Minas Gerais, la jueza Antunes Rocha se doctoró en Derecho en Sao Paulo en los '80, para llegar en 2006 al Supremo Tribunal Federal de Brasil, a instancias del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, iniciando un camino que la llevaría, casi 12 años después, al voto que puede haber significado el final de la carrera política del mismo líder del PT. Su "voto no positivo" hizo acordar a la Argentina en vilo de la resolución 125, en la puja de los Kirchner con el campo, entonces con el vicepresidente Julio Cobos como brazo ejecutor en el Senado.
En el caso del maximo tribunal brasileño, la votación estaba empatada en 5 y algunos ministros barajaban la posibilidad de abrir una nueva instancia de apelación para Lula, o extender algún plazo para ello, pero Antunes Rocha cerró ese abanico, anunciando que votaba en contra de aceptar el recurso de Lula, decisión que abre un marco político imprevisible. Es que ese voto no solo deja al ex mandatario al filo de ser encarcelado, porque su condena a 12 años de prisión por corrupción quedó firme en segunda instancia, sino que además en el caso de eque Lula no pueda finalmente presentarse como candidato, quien lo sigue en las encuestas es ultraderechista Jair Bolsonaro. Esta madrugada se debatía entre los especialistas en derecho brasileño si Lula podría encontrar algún otro recurso legal para continuar siendo candidato aun cuando fuera encarcelado en las próximas horas, y algunos lo daban como posible hasta que se expida sobre su caso el Superior Tribunal Electoral (STE), que tiene tiempo para hacerlo hasta agosto. Todas eran hipótesis, nadie podía hacer más que conjeturas, porque la realidad política del país vecino se está escribiendo hora tras hora, ya sin red.
La jueza Antunes Rocha es la segunda mujer que llega a la presidencia del Supremo Tribunal Federal de Brasil desde su creación en 1890, una situación que muestra su nivel de jurista de excepción, pero vale destacar que es una de las escasas voces respetadas en un país fragmentado y atravesado por la corrupción desde el Lava Jato, con la destitución de Dilma Roussef como punto más álgido de una trama de crisis institucional todavía sin horizonte. Como muestra basta citar que el presidente Michel Temer es el ocupante del Planalto más resistido que recuerden las encuestas de imagen (70% de rechazo) desde el regreso de la democracia, y ha surfeado el tema Lava Jato también caminando varias veces al filo también de la destitución.
De hecho, si Temer hubiera sido destituído, justamente la jueza Antunes Rocha era la candidata a sucederlo, para encargarse de la transición que incluyera el llamado a elecciones que continuaría el ciclo constitucional. En mayo del año pasado, a instancias del Wilson Center, la jueza Antunes Rocha fue invitada a un debate sobre el estado de la Justicia en su país, y difundimos entonces un video que en estas horas, cuando su figura y su voto ocupan en los portales de noticias de todo el mundo, vale reproducir, para conocer el pensamiento de una mujer que, como decíamos, estará en los libros de historia brasileña: