Cada vez más próximos en el análisis de la situación mundial y en el tipo de respuestas a dar, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el chino Xi Jinping mostraron una notable unidad de criterios al explayarse sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Ambos fueron capaces de dejar por escrito, en la declaración final de la cumbre bilateral Brasil-China, algo que casi pasó desapercibido: la decisión de “actuar en conjunto para modernizar y reformar las instituciones de gobernabilidad global, de defender la no interferencia en los asuntos internos de otros países, de buscar una solución pacífica para las controversias y del respeto a la Carta de las Naciones Unidas y la integridad territorial de los países”.
Lula da Silva dijo que la alianza de Brasil con China no tiene marcha atrás
Ese respeto a la “integridad territorial” es lo que ha defendido el ucraniano Volodimir Zelensky en su guerra contra Moscú, al dar por supuesto que se trata de una “invasión” para la “vil conquista” por parte del ejército ruso de los territorios Donetsk e Luhansk. El Kremlin, en cambio, los reconoce como repúblicas independientes; y recuerda la agresión que sufrieron por parte de los “fascistas ucranianos”
Lo cierto es que en la declaración específica sobre la guerra entre Kiev y Moscú, China y Brasil no volvieron a mencionar ese tema. Por el contrario, Lula y su colega chino optaron por acoger “la propuesta realizada por el presidente Vladimir Putin, el sábado 10 de mayo, de abrir negociaciones de paz”. También celebran “la manifestación positiva del presidente Zelensky en ese sentido”.

Reiteraron, en cambio, que aguardan “en el menor plazo posible, el inicio de un diálogo directo entre las partes, única forma de poner fin al conflicto”. Según los medios brasileños, el canciller Mauro Vieira reiteró en su cita con el jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov, durante la visita a Moscú, que el gobierno brasileño defiende “una negociación directa” entre el Kremlin y Kiev.
Tanto para Beijing como para Brasilia, las negociaciones deben ser “fructíferas” y, para lograr ese objetivo, deben ser ”contempladas las preocupaciones legítimas de todas las partes”. Por eso mismo, apelan a “una solución política” para la crisis. No por acaso, Zelensky pidió hoy al presidente Lula da Silva que ayude a convencer a Putin de participar en un encuentro que planificó el propio ucraniano, en Estambul (Turquía).
Lula en Moscú: "Brasil no es el patio trasero de ningún país"
Tal cita debería ocurrir el 15 de marzo; pero es obvio que, por cuestiones de seguridad, la contraparte rusa debe rechazar esa iniciativa unilateral del ucraniano. Es obvio que debe existir un acuerdo previo entre ambos presidentes para fijar la fecha y el lugar exacto.
En septiembre del año pasado, durante la asamblea anual de las Naciones Unidas, Lula y Xi Jinping, junto a otros jefes de Estado, lanzaron el “grupo de Amigos de la Paz” que sólo congregó países del Sur Global. Hoy, dijeron en Beijing, “Brasil y China siguen a disposición junto al grupo para continuar los esfuerzos de finalizar la guerra”.

En esta visita de Lula da Silva a la capital china, hubo coincidencias en “trabajar en conjunto para defender el multilateralismo, salvaguardar la equidad y justicia internacionales; como también para rechazar el unilateralismo, el proteccionismo y la búsqueda por la hegemonía”.
En ese contexto reiteraron la “firme defensa de un orden internacional centrado en la ONU, basado en el derecho internacional y en los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”. Para reafirmar esa posición, las dos naciones decidieron “promover el multilateralismo en todas sus vertientes, reforzando la solidaridad y la colaboración para alcanzar el desarrollo común y enfrentar en conjunto los desafíos globales”.
Coincidieron, también, en manifestar que el Consejo de Seguridad de la ONU “debe reflejar la diversidad contemporánea”. En especial, la parte china “atribuye gran importancia a la influencia y el papel que ejerce Brasil en los asuntos regionales e internacionales. Por consiguiente, comprende y apoya la aspiración de los brasileños a desempeñar un papel mayor en la ONU, inclusive en el Consejo de Seguridad”.