Especialistas en contra-información de los Estados Unidos y la Unión Europea están convencidos de que Rusia ha implementado una campaña organizada de desinformación aprovechando el temor que ha provocado el impacto de la crisis del coronavirus.
Ya desde el comienzo de la emergencia, en febrero, cuentas de Twitter con base en Moscú comenzaron a instalar la idea de que el Covid-19 era un virus fabricado en un laboratorio norteamericano con el objetivo de incapacitar y matar a potenciales enemigos, cuando la OMS ya había determinado que se trataba de un virus natural, destacó días atrás el New York Times.
El propio departamento de Estado acusó a Rusia de utilizar miles de cuentas en redes sociales para esparcir desinformación sobre el coronavirus, incluyendo la idea de que los Estados Unidos estaban detrás de la expansión de la pandemia.
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“Rusia busca sembrar discordia y socavar las instituciones y alianzas de Estados Unidos desde adentro, incluso a través de campañas encubiertas y coercitivas de influencia maligna”, dijo el subsecretario de Estado para Europa y Eurasia, Philip Reeker.
Entre otras teorías conspirativas impulsadas por cuentas de origen ruso figuran la de que el virus es parte de la “guerra comercial” con China, que es un arma biológica fabricada por la CIA o parte de esfuerzos occidentales por desacreditar a Bejing.
Los primeros mensajes comenzaron a circular cuando en Wuhan, la ciudad china donde estalló el brote, apenas se había informado de la muerte de tres personas.
Por su parte, la Unión Europea, que tiene una división especial de análisis de la información que monitorea los “ataques virtuales”, también identificó rápidamente un flujo constante de mensajes negativos sobre el rol de Bruselas ante el coronavirus.
“Lo que hemos identificado especialmente es una narrativa que busca cuestionar o desacreditar la habilidad de la UE y sus estados miembros para enfrentar la crisis del coronavirus, dice a PERFIL Peter Stano, principal vocero de la Unión Europea.
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El portavoz destaca que en general, esas campañas utilizan una gran variedad de instrumentos: “inundan los medios europeos no sólo con desinformación, sino también con mucha información contradictoria y teorías conspirativas que buscan crear confusión”.
Al igual que lo que sucede con Estados Unidos, esas informaciones apuntan a “sembrar dudas y socavar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, en el servicio de salud y en la capacidad de los estados para contener el brote” de Covid-19, agrega Stano.
“Uno de los más populares y extendidos ejemplos de desinformación sostiene que el coronavirus fue desarrollado en laboratorios occidentales o de los Estados Unidos como un arma biológica. Y otro muy habitual señala que la Unión Europea “no puede ayudar a sus miembros y necesita ser ‘rescatada’ por China o Rusia”, añade.
Tanto Moscú como Beijing enviaron en las últimas semanas brigadas de médicos y especialistas a los países más afectados por el virus, como Italia, así como donaron equipamiento o mascarillas, en lo que se ha dado en llamar la “diplomacia de los barbijos”.