A instancia de Portugal, España, Grecia y Chipre, la Unión Europea quiere salvar la temporada de playas y sol, que empieza pronto: proyectan un certificado sanitario que simplificaría los tramites de fronteras. La Confederación Helvética actualiza el suyo.
Será en papel, y electrónico, para llevarlo incluso en la pantalla de un teléfono móvil. Tendrá validez internacional, sobre la base de regulaciones emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1969. Ese carnet para “medicina de los viajes” de colores amarillo, o azul, ya existe en Suiza. No obstante, fue concebido en función de otras dolencias (hepatitis, difteria, tétano, poliomielitis, fiebre amarilla, varicela, paludismo, etc.) De aquí a las vacaciones de verano, en julio y agosto venideros, se espera la nueva versión que integre al coronavirus.
El proyecto helvético coincide con otro de equivalente naturaleza de la Unión Europea (UE), aplicable a sus 27 Estados miembros y a los países vecinos del “espacio Schengen”, que asumen las exigencias regulatorias de la migración de esos 27, si así lo desearan (Islandia, Noruega, Lichtenstein). Perdura la incógnita de lo que sucederá con el Reino Unido, recientemente escindido de la citada alianza supranacional del Viejo Continente. Suiza forma parte del “acuerdo de Schengen”, pero declinó la invitación de UE por su diplomacia de neutralidad, que le impide integrar bloques regionales, bajo la actual legislación.
Las relaciones entre la vacunación y la inmunidad no parecen vinculadas automáticamente. La fase actual de la vacunación, es aún en cierto modo experimental, no más bajo control de los laboratorios fabricantes, sino de los Estados que las suministran a la población, y analizan los eventuales efectos secundarios negativos, evalúan si la ecuación entre riesgos y beneficios alienta a proseguir vacunando, y si los contagios disminuyen. Sin embargo, al margen de los impactos diferenciados de las dosis en línea con las distintas marcas de vacunas, las inyecciones susceptibles de aportar la inmunidad no se han masificado en el planeta, para sacar ahora conclusiones definitivas.
En efecto, solo 10 países han suministrado el 75% de las vacunas disponibles. Falta conocer si los vacunados, una vez protegidos a no contraer la enfermedad, al menos en sus aspectos graves, pueden todavía ser vehículo del virus y contagiar a otros. ¿El pasaporte sanitario deberá entonces mencionar también que el vacunado cuenta con anticuerpos neutralizantes que lo descartan a ser potencialmente portador del virus?. ¿Serán suprimidas las medidas de aislamiento en cuarenta y los test PCR para atravesar fronteras, ir y volver de un país a otro, una vez los viajeros vacunados? ¿Cuándo se sabrá a ciencia cierta por cuánto tiempo inmunizaran las vacunas?. La Asamblea General anual de la OMS está prevista para llevarse a cabo en Ginebra entre el 24 de mayo y el 1 de junio próximos, y su agenda sin duda incluirá buscar disipar las dudas y confirmar certezas.
De momento la OMS es escéptica y considera prematuro echar rodar esos certificados sanitarios, sin la convicción de la eficacia de las vacunas, mientras los fallecidos aumentan, las hospitalizaciones en las salas de cuidados intensivos se intensifican, al tiempo que los inmunizados crecen muy lentamente. Poco más de 500 mil han recibido las dos dosis de las dos vacunas autorizadas e inyectadas en Suiza (Pfizer/BioNTech y Moderna), en el marco de un total de 1.742.000 dosis distribuidas, lo cual es un porcentaje insuficiente ante los 7.500.000 habitantes previstos para ser inmunizados antes del verano. La vacuna de Johnson & Johnson acaba de ser autorizada, sin que el gobierno federal haya informado de un contrato de compra pactado.
En Suiza se contabilizan más de 90 mil víctimas mortales de la pandemia. Ayer se agregaron 1968 nuevos casos de Covid-19, 32 fallecimientos y 81 nuevas hospitalizaciones, cifras cuya envergadura confirman la incipiente tercera ola que hace peligrar los planes de menguar el semi-confinamiento previsto para fines del presente mes de abril. Solo los comercios de primera necesidad y los servicios médicos y afines, trabajan normalmente. Las empresas, los centros educativos, y la administración pública funcionan apelando en buena medida al teletrabajo. Los bares y restaurantes siguen cerrados, y las actividades deportivas y culturales sufren significativas restricciones.
* Desde Ginebra
