El presidente estadounidense Donald Trump volvió a manifestar su disposición a mantener una reunión "muy pronto" con su par ruso, Vladimir Putin, con el objetivo de avanzar en una posible resolución del conflicto en Ucrania. La posibilidad se abre luego de una reunión calificada como "muy productiva" entre el enviado de Trump, Steve Witkoff, y el líder del Kremlin en la capital rusa. Pero también en medio de un clima de desconfianza, marcado por la escalada armamentista que implicó el traslado de un submarino nuclear estadounidense en carácter disuasivo y la posibilidad de que Moscú posicione misiles balísticos en Bielorrusia, la puerta a Europa.
Este fue uno de los anuncios con los que cerró la jornada del 6 de agosto, en plena tensión armamentista con Rusia pero también con otros actores, como Brasil, China e India, pero por motivos comerciales. Desde la Casa Blanca, Trump anunció su intención de imponer un arancel del 100% a los chips y semiconductores importados, aunque sin precisar cuándo entrará en vigor la medida. "Aplicaremos un arancel de aproximadamente el 100% a los chips y semiconductores", declaró el republicano, quien aclaró que “si la compañía fabrica en Estados Unidos, no hay ningún recargo”. La medida forma parte de su estrategia para forzar la relocalización de industrias clave en suelo estadounidense, en un contexto de disputa tecnológica con el gobierno de Xi Jinping y creciente presión sobre sus socios comerciales.

Las reacciones no tardaron en llegar. India, que ya fue alcanzada este miércoles por un arancel adicional del 25% —lo que eleva al 50% el gravamen total sobre algunos de sus productos—, expresó su “profunda preocupación por estas acciones unilaterales y discriminatorias”, según un comunicado difundido por su Ministerio de Comercio. Brasil, por su parte, recurrió formalmente a la Organización Mundial del Comercio (OMC) tras la imposición de nuevos aranceles del 50% sobre exportaciones clave como el café y la carne. “La medida es injustificada y amenaza el comercio bilateral con nuestro principal socio en el hemisferio norte”, señaló el gobierno de Lula da Silva.
El nuevo acercamiento entre Trump y Putin en medio de la tensión armamentista
Desde la Casa Blanca, Trump afirmó que hay “una alta probabilidad” de que ese encuentro con Putin se concrete en breve. Según el reporte de medios estadounidenses, la cita podría realizarse la próxima semana y estaría seguida, en el mejor caso, por una reunión trilateral con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
Sin embargo, la iniciativa generó tensiones puertas adentro del gobierno republicano. El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, relativizó los tiempos al declarar en Fox Business que “aún hay mucho trabajo por delante” antes de una eventual cumbre. “Hoy fue un buen día, pero quedan muchos obstáculos por superar, y esperamos hacerlo en los próximos días, horas o incluso semanas”, añadió. La última cumbre formal entre líderes de Rusia y Estados Unidos se celebró en junio de 2021, cuando el entonces presidente demócrata Joe Biden se reunió con Putin en Ginebra.
Desde Moscú, el Kremlin calificó de "útil y constructiva" la conversación con el emisario de Trump en Moscú, mientras que el canciller, Sergei Lavrov, ya había anticipado el "buen diálogo" que hay entre ambos gobiernos a pesar de algunas declaraciones. En sintonía, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que “los rusos expresaron su deseo de reunirse con el presidente Trump, y el presidente está dispuesto a encontrarse tanto con Putin como con Zelenski”.
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Presión económica y amenazas de sanciones
Pese a los gestos diplomáticos, Washington mantiene su presión sobre Moscú por la guerra en Ucrania. Funcionarios estadounidenses adelantaron que los avances preliminares en el diálogo no implicarán una relajación de las sanciones a los países que compran petróleo o armas rusas.
Trump incluso redobló su postura al anunciar un aumento del 25% en los aranceles a productos indios, en respuesta a la continua compra de crudo ruso por parte de Nueva Delhi. La medida busca erosionar las exportaciones rusas y enviar un mensaje claro a otros socios comerciales del Kremlin, como China.

Aunque sin mencionar a Trump directamente, Moscú calificó estas amenazas económicas como “ilegítimas” y denunció que buscan “coaccionar a los aliados” de Rusia.
Desde el inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022, el conflicto ha dejado decenas de miles de muertos, desplazado a millones de personas y destruido amplias zonas del país. Las tres rondas de negociaciones directas entre Rusia y Ucrania celebradas en Estambul fracasaron, con las posiciones de ambas partes alejadas. Moscú exige que Kiev renuncie a su adhesión a la OTAN, ceda Crimea —anexada en 2014— y entregue el control de cuatro regiones parcialmente ocupadas (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón). Para Ucrania, esas condiciones son inaceptables.
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Submarinos, drones y escalada armamentista
El vínculo entre Trump y Putin, dos antiguos aliados, parece tensarse en este segundo mandato del magnate estadounidense. El presidente republicano estaría “frustrado” con la creciente ofensiva militar rusa, que en julio disparó una cifra récord de drones contra Ucrania y avanzó en zonas que ni siquiera había declarado anexadas.
En ese contexto, Washington desplegó dos submarinos nucleares —sin precisar si están armados o simplemente propulsados por energía atómica— como respuesta a recientes declaraciones del expresidente ruso Dmitri Medvédev. Las ubicaciones de estos submarinos no fueron reveladas, en línea con el protocolo de seguridad militar estadounidense.
La respuesta rusa no se hizo esperar. Moscú instó a actuar con “cautela” y, como contramedida, levantó una moratoria sobre el despliegue de misiles de alcance medio en Bielorrusia. Además, acusó a Estados Unidos de fomentar una nueva carrera armamentista.