Shoko Asahara, fundador del culto apocalíptico Aum Shinrikyo y autor intelectual del mortífero ataque con gases neurotóxicos de 1995 en el metro de Tokio y de otros crímenes horribles en los años 80 y 90, fue ahorcado este jueves (viernes en Japón). Además, junto a él fueron ejecutados otros cinco acusados por los mismos crímenes.
Asahara, de 63 años, cuyo verdadero nombre era Chizuo Matsumoto, fue declarado culpable por su papel en 13 crímenes que provocaron la muerte de un total de 27 personas que luego aumentó a 29. El ataque perpetrado al subterráneo de Tokio dejó trece personas muertas y más de 6.000 heridos.
La pena de muerte para el gurú del culto ahora disuelto fue dictada por primera vez en 2004 y confirmada por el Tribunal Supremo de Japón en 2006. Los crímenes por los que fue condenado también incluyen los asesinatos de un abogado, su esposa y su hijo de un año en noviembre de 1989 y otro ataque con gas sarín en la ciudad de Matsumoto, que dejó 8 muertos y 600 heridos.
Además de Asahara, 191 miembros de Aum fueron acusados de varios actos criminales, incluidos asesinatos, intentos de asesinato, secuestros y la producción de gases neurotóxicos mortales y fusiles automáticos ilegales.
"El ahorcamiento de Asahara cerró de alguna una trama de crímenes impactantes y dramáticos eventos organizados por Aum", reflexiona el diario The Japan Times. "Pero también deja varias preguntas críticas sin respuesta, porque incluso durante su juicio, Asahara nunca explicó las motivaciones reales para los crímenes".
Durante los juicios y audiencias, Asahara solía permanecer en silencio o pronunciaba palabras que nadie podía entender claramente, lo que llevó a su abogado a afirmar que no era mentalmente competente para enfrentar un juicio. Sin embargo, el Tribunal Supremo rechazó un recurso especial y dejó firme la condena a muerte.
Asahara, nacido en 1955, creó la secta apocalíptica "Aum Shinrikyo" en 1984. En pocos años el número de seguidores laicos se elevó a entre 3.000 y 4.000 y el de los seguidores internos se estimó en entre 100 y 200. En ese período, el culto tenía sedes en Tokio, varias ciudades japonesas, Nueva York y una en Rusia.
En el vasto complejo de Kamikuishiki, Aum Shinrikyo, bajo la instrucción de Asahara, construyó y operó una planta química para producir gas sarín en masa y otra para armar fusiles automáticos ilegales. El culto apocalíptico reclutó exitosamente a una cantidad de jóvenes altamente educados, incluidos médicos y científicos, algunos de los cuales participaron en los crímenes.
"El ataque con sarín en Tokio, en 1995", informa el Japan Times, "es recordado como un evento decisivo que dañó profundamente la sensación de seguridad que muchos de los japoneses sentían en la posguerra. Asahara afirmó que Armageddon era inevitable y justificó los asesinatos de ciertas personas al insistir en que enviarían sus almas al mundo celestial".