INTERNACIONAL
BRASIL

El "comunista" Lula da Silva consigue una gran mejora en la libertad de prensa de Brasil

Así lo revela el último documento de la ONG Periodistas Sin Fronteras, que destaca como uno de los pocos hechos internacionales positivos la notable mejora de Brasil desde 2023, cuando comienza el gobierno de Lula da Silva.

President Lula Unveils Global Coalition Against Hunger During The G-20 Meetings
President Lula Unveils Global Coalition Against Hunger During The G-20 Meetings | Photographer: Dado Galdieri/Bloomberg

En un mundo donde el ambiente económico sufre progresivos deterioros; donde la ultraderecha encuentra cauces para ganar elecciones; dónde se multiplican los gobiernos que ejercen la coacción contra sus sociedades por los más variados métodos; y dónde las guerras justifican masacres sin fin de las poblaciones civiles, hay entre los perjudicados una víctima inevitable: la libertad de prensa.

Así lo revela el último documento de la ONG Periodistas Sin Fronteras, que destaca como uno de los pocos hechos internacionales positivos la notable mejora de Brasil desde 2023, cuando comienza el gobierno de Lula da Silva. Este país, que durante los cuatro años de Jair Bolsonaro sufrió peligrosos ataques a la prensa, dio un salto que le permitió avanzar 47 posiciones en el ranking de las naciones que no interfieren en las actividades periodísticas.

Según el informe de "Reporters sans Frontières" (el nombre oficial de la organización), conocido la semana pasada, muchos países sufrieron una caída en el ranking internacional debido al aumento de la censura en aquellas regiones que se tornaron cada vez más autoritarias. Notoriamente, coloca en ese lugar a la Argentina que, en 2025, cayó 21 posiciones desde 2023. Curiosamente, el “libertario” presidente argentino logró colocar el país en el lugar 87 entre los 180 analizados.

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Según la investigación, “el retroceso se produjo por las tendencias autoritarias del gobierno, que estigmatizó a los profesionales de prensa, desmanteló la prensa pública (caso de la agencia Telam) y utilizó los aportes de la publicidad estatal como instrumento de presión política”. De tal suerte que se da una contradicción: el presidente “Libertario” reveló, en estos dos años, un sesgo claramente despótico; mientras que su colega Lula da Silva, la quien llamó de “comunista”, consiguió garantizar un ambiente “mucho menos hostil” para el ejercicio del periodismo.

Para RSF, la mayor amenaza para la libertad de prensa (y por lo tanto de “expresión”) es el ascenso de la extrema derecha en el mundo: esos grupos, afirma, se apropian “del concepto de libertad de expresión” y, en simultáneo, bloquean iniciativas que garanticen ese derecho humano consagrado por el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Universales de las Naciones Unidas.

Pero ¿a qué se refiere la libertad de prensa? La respuesta de la Ong es contundente: significa “la posibilidad efectiva de que periodistas, como personas o como colectivos, seleccionen, produzcan y divulguen informaciones de interés público, independientemente de las injerencias políticas, económicas o sociales, y sin amenaza a la seguridad física y mental (del profesional)”.

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Pero así como los brasileño muestran una mejora sustancial, posterior a Bolsonaro, en Perú (lugar 130º), la libertad de prensa ha decaído 53 puestos desde 2022, “bajo el efecto del acoso judicial, las campañas de desinformación y las crecientes presiones sobre los medios independientes”. El Salvador, en la posición 135º, “continúa su caída y acumula un descenso de 61 posiciones en la tabla desde 2020. Bajo la presidencia de Nayib Bukele, la libertad de prensa sufre el desgaste de la propaganda y los ataques sistemáticos contra los medios críticos”.

En cuanto a Colombia (115º en el ranking mundial) tiene puntuación global estable, pero muy baja. Según el dossier de RSF, “la política del gobierno hacia la prensa sigue siendo ambivalente, oscilando entre el apoyo a un panorama mediático plural (local, alternativo, comunitario) y el discurso frontal del presidente Gustavo Petro hacia los grandes medios”.

Lo cierto es que por primera vez, la puntuación media cayó por debajo del nivel 55º en el mundo. Esto indujo a la organización a calificar la situación internacional del periodismo y la libertad de expresión como “difícil”. En su análisis, 60% de las naciones que figuran en el ranking empeoraron su situación respecto a ese derecho universal del ser humano.