El cónclave comenzará el martes, cuando teóricamente los 115 cardenales podrían elegir al nuevo Papa. A partir de ese día, la mirada de millones de católicos apuntará entonces hacia la chimenea de la Capilla Sixtina, a la espera de ver una fumata blanca, que significará el anuncio del próximo Pontífice, o bien una negra, que alargará aún más el suspenso de la Sede Vacante.
La noticia de la apertura del cónclave –tan esperada dentro y fuera del Vaticano– llegó ayer a través de un comunicado de la sala de prensa papal. Por la mañana del martes, se realizará la Misa Pro Eligendo y por la tarde los 115 cardenales, todos con menos de 80 años, ingresarán a la Capilla Sixtina. Ese mismo día habrá una sola votación. Pero a partir del miércoles las votaciones previstas son cuatro.
Poco antes, el vocero vaticano, padre Federico Lombardi, había señalado que los cardenales que hablaron durante las congregaciones de estos días fueron “por lo menos cien”. Mañana por la mañana habrá otra congregación, que podría no ser la última: el objetivo es precisamente el de trazar el “identikit” del futuro Pontífice.
A lo largo de estos días, los purpurados tuvieron múltiples coloquios informales, desde apurados contactos durante los coffe-breaks de las congregaciones hasta encuentros más largos fuera de las murallas del Vaticano.
Por ahora, es imposible comprender si el anuncio del comienzo del cónclave implica que los cardenales ya están orientados hacia un nombre en particular, o si por el contrario quieren tener el tiempo suficiente para más votaciones. El número necesario para ser electo Papa es por lo menos 77 votos, que representarían los por lo menos dos tercios de los de votos necesarios. Los cardenales electores son 115, esos dos tercios deben ser redondeados “al alza” y por lo tanto el quórum queda fijado precisamente en 77 votos.
El paso siguiente es comprender si ese límite, 77 votos, es muy alto o, por el contrario, bajo. Habrá que ver cuánto tiempo será necesario para alcanzar una mayoría.
El temor del cardenal de Brasil
El cardenal brasileño Odilio Scherer teme que una sobreexposición mediática lo aparte de la carrera por el trono de san Pedro. El religioso recomendó a sus allegados que se conduzcan con moderación al ser consultados por la prensa sobre su condición de eventual papable en el cónclave que comenzará a sesionar el 12 de marzo en el Vaticano.
Además, miembros de la cúpula eclesiástica brasileña evidenciaron preocupación ante la temprana candidatura de Scherer, a quien algunos diarios consideran como probable primer Papa latinoamericano y especulan que ello puede afectar la posibilidad de que sea electo.
El arzobispo de San Pablo, Scherer, pidió cautela en las declaraciones que manifiesten sus asesores, afirmó su hermano, Lotario Scherer, de 65 años y residente en el sur de Brasil.
Odilio Scherer, de 63 años, tiene diez hermanos vivos, en su mayoría afincados en el estado de Paraná, fronterizo con Argentina y Paraguay. Su familia es de agricultores, descendiente de alemanes, y arribó a comienzos de los 50.
