La salud del presidente ruso, Vladimir Putin, que cumple 70 años en octubre, es objeto de todo tipo de rumores ante la falta de información sobre el bienestar del mandatario, que ordenó la invasión de Ucrania el 24 de febrero.
Durante sus dos últimos mandatos, no se ha filtrado casi nada sobre su verdadero estado de salud, salvo imágenes que parecen indicar que está en buena forma: Putin a caballo, Putin pescando sin camiseta, Putin como judoka. Pero mientras el presidente ruso envejece y su físico va cambiando a lo largo de los años –su cara aparece hinchada, sus movimientos parecen a veces tensos–, las especulaciones sobre una posible enfermedad crecen.
Rumores. La página web rusa Proekt publicó la investigación más completa sobre el estado de salud de Putin. Este medio independiente concluyó que los viajes del mandatario a su casa en Sochi, a orillas del Mar Negro, los últimos años, coincidían con la llegada de un amplio grupo de médicos. Entre ellos estaba un especialista del cáncer de tiroides, Yevgeny Selivanov.
En ese momento, algunos rumores hablan de baños de sangre extraída de la cornamenta de los ciervos siberianos, que supuestamente mejoran la esperanza de vida y el vigor sexual, un método recomendado por el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, originario de Siberia.
Según el semanario francés Paris Match, durante las visitas a Francia en 2017 y a Arabia Saudita en 2019, Putin era escoltado al baño por un equipo encargado de recoger sus heces para evitar cualquier muestra que pudiera dar información sobre su estado de salud.
Recientemente, el semanario Newsweek, citando fuentes de la inteligencia estadounidense, afirmó que Putin había sido tratado en abril de un cáncer avanzado. El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos negó ser la fuente de la información. El jefe de la inteligencia ucraniana, el general Kyrylo Budanov, dijo por su parte a Sky News que Putin tenía cáncer.
Informaciones. La única vez que el Kremlin confirmó que Putin tenía un problema de salud fue en otoño de 2012, cuando desapareció de la escena pública y canceló reuniones. En ese momento, el Kremlin se refirió a una distensión muscular y un periódico ruso apuntó a problemas de espalda.
Según la página Proekt, fue durante este periodo cuando aparecieron importantes problemas de salud. La pandemia de covid-19 hizo que el presidente ruso se comportara de forma extraña, según los observadores, reflejando su paranoia.
Oficialmente, el jefe de Estado está vacunado pero, a diferencia de la mayoría de sus homólogos de todo el mundo, nunca se ha publicado ninguna imagen suya recibiendo su dosis.
Sus visitantes están sujetos a drásticas medidas de precaución, que incluyen días de cuarentena o en el caso del presidente francés, Emmanuel Macron, una gigantesca mesa ovalada que lo mantuvo a distancia del líder ruso durante una tensa reunión en el Kremlin.
Solo los visitantes que aceptan someterse a las pruebas –a las que Macron se negó– pueden acercarse a Putin y estrecharle la mano.
El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, siempre ha desmentido estas informaciones. “No creo que alguien que tenga toda su cabeza pueda ver en esta persona signos de una enfermedad o de cualquier afectación”, declaró a finales de mayo el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, a la cadena francesa TF1.
Por su parte, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, un aliado de Putin, dijo en una entrevista en marzo a la televisión japonesa: “Si piensas que algo no va bien con el presidente Putin, eres la persona más lamentable del mundo”.
En sus últimas apariciones, entre ellas un foro sobre Pedro el Grande y una reunión con el presidente de Turkmenistán, Serdar Berdimuhamedov, Putin no ha dado muestra de debilidad.
Sucesión. La mayoría de los observadores creen que Putin, sin un sucesor claro en el Kremlin, volverá a presentarse en 2024 después de que controvertidos cambios constitucionales le permitan aspirar a un tercer mandato.
“El país no tiene ni una pizca de verdad sobre el estado físico y emocional de su presidente”, lamenta el redactor jefe de Proekt, Roman Badanin. “El planeta entero no sabe si una persona que puede destruir la humanidad pulsando un botón rojo goza de buena salud”, señala.
Y esto podría ser un elemento clave en un momento en el que dirige una sangrienta guerra en Ucrania, cuyo resultado marcará el futuro de Europa.