Francisco se reunió en la tarde con el comité de coordinación de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam), integrado por unos 45 obispos, en la residencia del arzobispo de Rio en el morro de Sumaré, en medio de la exuberante selva tropical atlántica. Después del mea culpa de los últimos días, en torno al rol evangelizador de la Iglesia católica que, a pesar de la vehemencia de la gira papal en Rio, ha perdido una gran cantidad de fieles en los últimos años.
"Después de una guerra, hay que curar las heridas. La Pastoral tiene que cuestionarse eso seriamente", comparó el Sumo Pontífice. "Gente que se fue, se quedó a mitad de camino. La Pastoral es misericordia. No en vano Juan Pablo II tuvo el olfato de que la cosa tiene que ir por allí", apuntó.
"No se ofendan, pero creo que estamos muy atrasados", se quejó.
"Sobre la conciencia y convicción de los fieles, ¿los apoyamos y los acompañamos señalando cualquier intención de manipulación?", preguntó. "Los agentes de pastoral y los fieles en general, ¿se sienten parte de la Iglesia?", continuó.
Como se esperaba desde el comienzo de su papado, Francisco apunta a renovar la Iglesia. "Es lo que buscamos. La brújula es lo católico como pertenencia eclesiástica", en referencia a la reactualización de ciertos conceptos de la curia. "La respuesta a las preguntas existenciales a los hombres de hoy entraña un cambio fecundo que hay que recorrer con la ayuda de un magisterio de la doctrina social y feliz", expresó.
"Si nos mantenemos en los parámetros de la cultura de siempre, de base rural, el resultado terminará anulando la fuerza del Espíritu Santo. Dios está en todas partes. Hay que saber descubrirlo para poder anunciarlo en el idioma de cada cultura. Y cada idioma tiene un ritmo diverso", proclamó.
Tentaciones. El Papa alertó sobre la politización del mensaje eclesiástico. "La ideologización es una tentación que asumió la Iglesia desde el principio", lamentó. "¿Con qué mirada vamos a ver la realidad? Aparecida se respondió: con la mirada del discípulo. Nuestra hermeneutica es discipular", afirmó.
"La Iglesia es institución pero cuando se erige en un centro se funcionaliza y poco a poco se transforma en una ONG. Y ahí pretende tener luz propia. Y deja de ser el misterio enorme del que nos hablaban los padres", apuntó Francisco. 2Se vuelve cada vez más autorreferencial. Se transforma en obra, deja de ser esposa; de servidora pasa a ser controladora", describió. "Y debe ser facilitadora de la fe, no controladora", aclaró.
Guía, sí; orden, no. "El hoy es lo más parecido a la eternidad, en el hoy se juega la vida eterna. Dios se manifiesta en el hoy, que es la chispa de la eternidad", opinó el líder religioso. "La posición de un discípulo misionero no es de centro, es de periferias. Vive en las periferias existenciales porque descentra. El centro es Jesucristo, que convoca y envía", remarcó, contra cualquier personalismo dentro de la curia romana.
"Quién conduce la Pastoral es el obispo. El obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear", remarcó. "Los obispos han de ser pastores, cercanos a la gente, hermanos pasivos a la gente. Hombres que amen la pobreza, sea la interior o la exterior. Hombres que no tengan psicología de príncipes. Hombres que no sean ambiciosos. Que sean esposos de una Iglesia sin tener en cuenta la otra, característica de los hombre polígamos que están en una Iglesia esperando la promoción, viendo cuándo llega la otra", describió.
Cruzada interreligiosa. En Brasil, Francisco ha llamado a la Iglesia a reconquistar a quienes se convirtieron en evangélicos o viven sin Dios, buscando la sencillez en actos y palabras y trabajando en "favelas, cantegriles, villas miseria" para frenar la sangría de fieles.
Al igual que en Brasil, el país con más católicos del mundo, en el resto de la región la Iglesia católica pierde terreno frente al crecimiento de las iglesias neopentecostales y al alejamiento, al mismo tiempo, de los fieles, que abandonan la religión.
Ayer, Francisco pidió a los obispos y cardenales brasileños no tener miedo de involucrarse en asuntos relativos a "la educación, la salud, la paz social", que son "las urgencias de Brasil", instándolos a comprometerse más con la realidad social.
El Papa dijo que la Iglesia brasileña ha aplicado con originalidad el Concilio Vaticano II (1962-1965), que adaptó la Iglesia a los tiempos modernos y cambió su perfil cerrado y doctrinario hacia el de una Iglesia pastoral.
Sin embargo, señaló que en esa aplicación, adoleció de "enfermedades infantiles", lo que fue interpretado como una referencia a la Teología de la Liberación, que llevó a muchos católicos y miembros del clero a integrarse a movimientos revolucionarios en las décadas del '60 y '70. Esta corriente, que tuvo en Brasil uno de sus principales viveros, fue combatida por Juan Pablo II, en plena guerra fría, acusada de contaminación marxista.
Antes de regresar al Vaticano a las 19h00 (22h00 GMT), su intensa agenda prevé una reunión con los miles de voluntarios de la JMJ en el centro de conferencias Riocentro, en el oeste de Rio, y un discurso de despedida en el aeropuerto internacional, el 15º y último de su visita.