Al-Walid bin Talal Al-Saud es muy rico, incluso más rico de lo que dice la revista Forbes, según él. Pero el multimillonario príncipe saudita, sobrino del rey Salman, parece que también es muy benevolente. Por eso, anunció esta semana su intención de donar toda su fortuna, que él mismo calcula en 35.000 millones de dólares, para financiar proyectos humanitarios en los próximos años.
Considerado el hombre más rico de Arabia Saudita, Al-Walid (nacido en 1955 y nieto del rey fundador, Abdulaziz bin Saud) explicó que esa donación irá destinada a la Fundación Humanitaria Al-Walid para financiar obras benéficas, aunque no especificó cuando se hará efectiva dicha donación.
Así, los 35.000 millones de dólares que ahora llenan sus bolsillos serán derivados a organizaciones caritativas que trabajan en la lucha contra las enfermedades, que llevan a cabo labores socorro en casos de emergencia, y también las que operan en el ámbito de los derechos de la mujer.
"Este compromiso filantrópico de 32.000 millones de dólares ayudará a crear puentes para la comprensión cultural, el desarrollo de las comunidades, el incremento de la autonomía de las mujeres, la promoción de los jóvenes, el suministro de ayuda en caso de catástrofes naturales y la creación de un mundo más tolerante", dijo el príncipe en un comunicado.
"Esta donación será atribuida según un plan bien concebido a lo largo de los próximos años", pero sin límite en el tiempo, agregó. Será "supervisado y administrado por un consejo de administración", dijo el príncipe, que destacó que su compromiso continuará tras su muerte a favor de "proyectos e iniciativas humanitarias".
Al Walid aparece en el puesto 34 de la lista de los billonarios elaborada por Forbes este año. El magnate preside el consejo directivo de la compañía saudí Kingdom Holding, que tiene participaciones en empresas privadas y públicas en Oriente Medio, Europa y EE.UU., incluida Twitter y grandes cadenas hoteleras.
En Arabia Saudita, también Al-Walid participa en el mercado inmobiliario y posee otros activos, más allá de la empresa Kingdom Holding. Además, es uno de los constructores de una torre que será la más alta del mundo, más de 1.000 metros, en la ciudad de Jeddah, en la costa oeste de Arabia Saudita. Los planes contemplan un gasto de US$ 1.230 millones.
Al príncipe, que es uno de los 877 multimillonarios sauditas, le enoja que crean que no es lo suficientemente rico. Por eso es que llevó ante la justicia a Forbes y a dos de sus redactores exigiendo una rectificación, ya que, a precios de mercado, sus dominios valían por lo menos 30.000 millones de dólares.
Entonces inició una campaña para "limpiar" su imagen, y se dedicó a enviar archivos fotográficos que situaban su rostro en las principales portadas de revistas del mundo, de Time a Vanity Fair o el Libro Guinness, pasando por la propia Forbes, e hizo circular su imagen junto a líderes poderosos como los Clinton, los Sarkozy y la familia real británica.