El príncipe heredero de Arabia Saudita podría haber caído en desgracia, ya que no asistió a las reuniones ministeriales y diplomáticas de alto perfil en su país durante la última quincena y se dice que se le despojó de parte de su autoridad financiera y económica, según reveló el diario británico The Guardian. Paralelamente, el estadounidense The New York Times reveló que el príncipe Mohammed autorizó una campaña secretar para acallar a disidentes, que incluyó la vigilancia, el secuestro, la detención y la tortura contra ciudadanos sauditas, más de un año antes del asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Lo informaron funcionarios estadounidenses que tuvieron acceso a informes de inteligencia clasificados, reportó el NYT. La iniciativa, bautizada como ‘Grupo de Intervención Rápida Saudita’ permitía la vigilancia, secuestro, detención y torturas de súbditos del reino árabe con opiniones contrarias a las autoridades en Riad, señala el diario, que asegura que la campaña habría sido iniciada por el propio príncipe heredero y fue supervisada por el exasesor de la corte real Saud al Qahtani, fiel aliado de Mohammed.
El reportaje no proporciona información acerca del nivel de participación de Bin Salmán en el trabajo del grupo y explica que toda la comunicación con este se realizaba a través de Al Qahtani. “Algunas de las operaciones consistieron en repatriar por la fuerza a saudíes de otros países árabes y detener y abusar de prisioneros en palacios pertenecientes al príncipe heredero y su padre, el rey Salman, dijeron los funcionarios y asociados”, explican los autores de la investigación, Mark Mazzetti y Ben Hubbard.
“Uno de los saudíes detenidos por el grupo, un profesor universitario de lingüística que escribió un blog sobre mujeres en Arabia Saudita, intentó suicidarse el año pasado después de haber sido sometido a torturas psicológicas, según informes de inteligencia estadounidenses y otros informados sobre su situación”, dice el NYT.
El diario relata que desde la implementación de este sistema antiopositores las fuerzas de seguridad sauditas detuvieron a decenas de clérigos, intelectuales y activistas que se percibían como una amenaza para la monarquía, así como a personas que habían publicado comentarios críticos o sarcásticos sobre el gobierno en Twitter. “Nunca lo hemos visto en una escala como esta”, dijo Bruce Riedel, un ex analista de la CIA. “Un disidente como Jamal Khashoggi en el pasado no habría sido considerado como un peligro”.
Al menos algunas de las misiones clandestinas fueron llevadas a cabo por miembros del mismo equipo que asesinó y desmembró el cuerpo de Khashoggi, circunstancia enmarcada en un plan más amplio para silenciar a disidentes, dice el NYT. El grupo que mató al periodista, que había desaparecido el 2 de octubre pasado tras ingresar al consulado saudita en Estambul, está involucrado en al menos una docena de operaciones a partir de 2017 y, según las fuentes, las mismas consistían en la repatriación forzada de ciudadanos sauditas desde otros países árabes, su detención y abusos de prisioneros en palacios pertenecientes al príncipe y a su padre, el rey Salman.
En 2017, el príncipe Mohammed había encarcelado a cientos de príncipes, empresarios y ex funcionarios en el hotel Riyadh Ritz-Carlton por acusaciones de corrupción, encargando a al-Qahtani y Abdulaziz Mutreb, un oficial de inteligencia cercano al heredero, presionar a los detenidos para que firmaran sus confesiones y entregaran sus activos al Estado.
La decisión del rey Salman, de 83 años, de vetar la presencia de su hijo y heredero en las principales reuniones gubernamentales habría sido comunicada la semana pasada a algunos ministros del monarca. En las últimas dos semanas Mohammed bin Salman no participó en importantes citas ministeriales y diplomáticas, ni en ninguna de las dos recientes reuniones de gabinete semanales, a pesar del pedido de su padre de que estuviera presente.
The Guardian reportó que el rey confió a un consejero cercano, Musaed al-Aiban, la supervisión informal de las inversiones internacionales de Arabia Saudita. Analistas políticos expertos en Medio Oriente tienen una opinión dividida acerca de los motivos de la actual situación y, según algunos, es consecuencia del asesinato del periodista saudita disidente Jamal Khashoggi -atribuido por muchos al príncipe heredero- que habría sido criticado por el monarca.
“La relación entre el rey y su hijo ha estado bajo escrutinio desde el asesinato de Jamal Khashoggi, que presuntamente fue ordenado por el príncipe Mohammed y provocó la condena internacional del príncipe heredero. Esto ha sido negado por el gobierno saudita”, escribe el Guardian. “Los expertos en el Medio Oriente están divididos sobre si el asesinato y la preocupación por el papel del reino en el conflicto en Yemen , han llevado a la tensión en el corazón de la corte real notoriamente secreta".
"Pero mientras la mayoría de los observadores esperan que el príncipe Mohammed acceda al trono, hay algunas señales de que el rey está tratando de controlar a su controvertido hijo en un momento en que Arabia Saudita está bajo el foco de atención”. “Se entiende que el rey estaba particularmente disgustado con la ausencia de su hijo de la reunión del gabinete el martes, durante la cual el rey discutió los muchos desafíos que enfrenta el reino”, informan.
D.S.