INTERNACIONAL
opinión

El procès ha muerto, ¡¡¡viva la independencia!!!

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Quiebre. Pere Aragonés, el presidente regional y Puigdemont y Borrás, titular del JxC. | cedoc

El 7 de octubre votaron los militantes del Junts per Catalunya, y con el 55% de los votos decidieron salir del gobierno, con dicho acto, podemos pensar  que el procés que comenzó hace diez años se acabó. Fue un tiempo que llevó a tres partidos políticos catalanes a unirse en función de la independencia y ese eje clave era el que manejó las acciones de gobierno durante estos diez años.  

Hasta el viernes la política catalana había que pensarla como si fuera una + donde hay cuatro cuartos, cortados por dos líneas… que serían derecha e izquierda, e independencia o unionismo.  Con ello podías pensar que en la política catalana podías tener ideas de derecha e izquierda, pero los unía la independencia o que los unía la permanencia en el Estado. 

Tiempo atrás en Catalunya hubo gobiernos que se los conoció como el tripartito, que fue la unión del Partido Socialista Catalán, Esqueda Republicana, e Iniciativa per Catalunya - Verds Esquerra Unida. El eje de gobierno era una visión del Estado de izquierda, en oposición al Partido Popular y Convergencia i Unió. 

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Al inicio del procés, proceso que proponía la independencia, que nace de grandes manifestaciones populares y reclamo de la gente que cree y busca la independencia como aspiración nacional y sostener un mejor Estado de Bienestar. Ello llevó a que tres partidos puedan trabajar unidos durante muchos años. Y en otros artículos lo expresé, “partidos que si no hubiera existido el procés, nunca hubieran formado gobierno”. 

Como todos sabemos, el acto de conclusión de un proceso tiene un inicio, y desde la distancia histórica me animo a afirmar que se inició el 28 de octubre de 2017, en el momento que no se pudo, supo, quiso hacer efectiva la declaración unilateral de independencia.  Dicho no-acto provocó un derrotero de situaciones  donde la iniciativa la tuvo el Estado español, utilizando la intervención política, el abuso de la fuerza policial y la creación de tres mil causas judiciales, haciendo que la pata judicial sea la que hace la coerción política. 

No hay que confundir el cierre el procés como proceso político, con que por el anhelo de independencia se acabó el pueblo catalán, sería muy erróneo pensar que ahora encaja Catalunya perfectamente en el Estado español. No hay que olvidarse que de lo presupuestado solo se ejecutó en Catalunya el 36% y en Madrid el 184%,  y de las disputas legales que propicia la derecha española sobre el uso del idioma catalán en las escuelas y medios de comunicación. 

La imposibilidad fáctica de llevar a término la proclamación de la independencia, provocó un sinsabor tan enorme en las bases de los partidos independentistas que el 11 de septiembre (día Nacional de Catalunya) del 2022 se manifestó con silbidos en muchas de las marchas o actos que se hicieron. Es necesario agregar a este análisis el descontento que vive la sociedad europea con el ejercicio de los políticos de la función pública y con ello, el sustento de la representatividad. Pero esto es un hecho que no solo afecta a la política catalana sino también a la española y europea, dando así, la entrada sin freno de la extra-derecha al poder. 

Para concluir el análisis podríamos agregar unos datos más. Junts per Catalunya, nace del afluente de la antigua Convergencia (derecha liberal) e independientes motivados por la independencia catalana.  Con la consulta a la bases del 7 de octubre se mostró los dos grandes bloques internos. Es un partido que todavía necesita consolidarse internamente, con una presidenta, la señora Laura Borrás, quien tiene una causa pendiente por fraccionar contratos y desde el exilio un ex presidente que propone una independencia mágica, y que cuando la tuvo que hacer efectiva se fue al exilio. Me cuesta mucho pensar a estos dos actores importantes de la política partidaria y nacional, sin atribuirles una actitud compensatoria y con ello arrastrar a su partido a una posible ruptura. 

Es claro que el presidente actual de Catalunya el señor Pere Aragonés, está en franca debilidad numérica en el Parlamento y con una imagen social no muy alta. Corre el peligro de pedir ayuda al PSOE (que necesita los votos del partido de Aragonés para aprobar presupuestos en Madrid), que hasta ahora no ha cumplido nada de nada, y es una de las causas que los partidos catalanes que apoyaron a Aragonés (CUP y JxC) se hayan ido del gobierno. Confiar en el PSOE es confiar en el “abrazo del Oso”, que puede hacer que el independentismo vuelva a ser oposición y ahora fragmentado.

*Josep Puig Bóo. Presidente Mutual Catalana.