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En Francia vigilan a 5 mil “sospechosos” de vínculos yihadistas

Lo reveló un ex jefe de inteligencia. Son ciudadanos bajo monitoreo de los servicios y considerados como una potencial amenaza.

Maxima alerta. Tras las acciones terroristas fatales de esta semana, el emblemático Arco de Triunfo lucía ayer custodiado por decenas de militares.
| AP

Francia tiene un problema nada despreciable para evitar nuevos atentados como el perpetrado esta semana contra la revista Charlie Hebdo: en el país habitan alrededor de 5 mil ciudadanos sospechados de tener vínculos con grupos yihadistas, que son considerados como una potencial amenaza y se encuentran bajo alguna forma de vigilancia por los servicios de inteligencia.

La cifra fue revelada anteayer por el ex jefe de la Dirección General de Seguridad Interior francesa, Bernard Squarcini, quien estuvo a cargo de las tareas de inteligencia interna y contraterrorismo en Francia entre 2007 y 2012. Según dijo el ex funcionario a la cadena televisiva France 2, cerca de 5 mil personas en Francia “llamaron la atención” de los servicios y fueron puestas bajo vigilancia secreta u observación directa por posibles contactos con células del yihadismo.

El dato supone un obvio problema de asignación de recursos: según Squarcini y otros consultores en contraterrorismo, para mantener a un individuo vigilado durante las 24 horas se necesita un equipo de entre veinte y treinta personas para analizar y procesar toda la información relativa al caso. En otras palabras, harían falta unos 100 o 150 mil agentes para controlar en simultáneo y en modo eficiente a todos los ciudadanos sospechados de tener vínculos con grupos fundamentalistas.

Luego de reconocer que, “dado el contexto”, los franceses están “expuestos a riesgos”, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, anunció ayer que el gobierno adoptará “medidas excepcionales de seguridad” en las próximas semanas y sobre todo hoy, cuando centenares de miles de ciudadanos marcharán para repudiar los ataques. Está prevista la presencia de varios jefes de Estado europeos, que también participarán en una cumbre antiterrorista convocada por François Hollande. Más de 2 mil policías y 1.350 militares serán movilizados para proteger la manifestación.

La enorme cantidad de sospechosos en Francia es la razón estructural por la que los hermanos Kouachi lograron cometer la masacre en Charlie Hebdo, pese a que estaban en los radares de la inteligencia francesa al menos desde 2011, cuando el mayor de ellos regresó de Yemen, donde habría recibido entrenamiento militar de Al Qaeda. “Se sabía que estos sujetos eran ‘chicos malos’, y los franceses les pusieron los ojos encima durante algún tiempo –comentó a The New York Times una fuente de inteligencia de los Estados Unidos–. En algún momento, sin embargo, decidieron asignar los recursos de un modo distinto y se movieron hacia otros objetivos”.

El riesgo en Francia es particularmente alto: no sólo es la nación de Europa con mayor población musulmana (cerca de 5 millones), sino que además ha aportado un tercio de los 3 mil ciudadanos europeos que viajaron al mundo árabe para sumarse a la Yihad. La mayoría de ellos recalaron en Siria e Irak, y al menos unos 200 regresaron luego a su país. Según el gobierno, en 2014 se duplicaron los franceses dispuestos a militar la “guerra santa”.

Pero la amenaza no abarca sólo al Estado francés: en los últimos meses, y especialmente desde el “boom” del grupo Estado Islámico, las autoridades de la Unión Europea han advertido sobre el problema que implica el aumento de jóvenes europeos que, como los Kouachi, viajan al exterior para recibir entrenamiento y adoctrinamiento y luego vuelven a sus países.

Uno de los grandes debates en Europa en torno a la cuestión del terrorismo es si implementar o no un sistema de recolección de datos de pasajeros y de listas de exclusión aérea para casos sospechosos, similar al que utiliza el gobierno de los Estados Unidos. En ese sentido, la UE propuso una legislación hace más de tres años, pero el proyecto se encuentra estancado en el Parlamento Europeo debido a objeciones relativas al derecho a la privacidad. Lo cierto es que el terrorismo cambió, y las recetas clásicas de las agencias de inteligencia empiezan a quedar obsoletas.