Mientras en Alemania aumentaron un 50 por ciento los precios en los supermercados y otros países europeos procuran capear el temporal de las subas a causa de la guerra en Ucrania, el 9,8 por ciento interanual registrado en España en marzo, el mayor índice desde 1985, ha derivado en un rápida respuesta del sector privado.
Las empresas aplican una táctica legal: poner menos cantidad del producto en el paquete sin mentirles a los compradores. Lo llaman redunflación: cinco nachos menos en la bolsa, por ejemplo. Algo que también ocurre en Estados Unidos.
La Organización de Consumidores y Usuarios de España ha registrado varios casos: lomos de merluza, yogur, arroz, chocolate y preservativos, entre otros. Pequeñas diferencias que permiten mantener el precio. La táctica, llamada en inglés shrinkflation (combinación de las palabras reducir e inflación), responde a la urgencia frente a la suba de precios por la guerra en Ucrania.
No se trata de una práctica engañosa, sino de una estrategia para conservar clientes. En 1987, American Airlines redujo una unidad de la cantidad de aceitunas que servía en las comidas de sus vuelos y consiguió ahorrarse 40.000 dólares.