Minutos antes de asesinar a 49 personas en dos ataques a mezquitas en Nueva Zelanda, el terrorista Brenton Tarrant, de 28 años, publicó ayer un delirante y peligroso manifiesto en su cuenta de Twitter, en el que justificó la matanza y divulgó ideas xenófobas, islamófobas, supremacistas y “fascistas”, según su propia definición. “La gran sustitución: hacia una nueva sociedad” es un compendio de teorías de la conspiración y de lugares comunes vinculados a la extrema derecha. En 74 páginas, explicita su odio hacia los musulmanes, a los que califica como “invasores” de Occidente, y expresa un profundo desprecio por las democracias liberales y el capitalismo.
Tarrant aseguró que se inspiró en el terrorista noruego Anders Behring Breivik, que en 2011 mató a 77 personas y publicó un documento donde cuestionaba el multiculturalismo y la política inmigratoria de su país. La matanza de Christchurch tiene grandes similitudes con los atentados perpetrados ocho años antes por Breivik. Al igual que él, Tarrant fue apresado por la policía tras la masacre. En su controvertido texto había adelantado que planeaba “sobrevivir” a los ataques, que no asesinaría policías y que se declararía “inocente” en un eventual juicio.
“Solo soy un hombre blanco común, de una familia normal, que ha decidido tomar una postura para asegurar el futuro de su gente. Mis padres son de orígenes escoceses, irlandeses e ingleses. Tuve una infancia normal, sin grandes problemas”, escribió en un texto plagado de citas de Wikipedia. “Los orígenes de mi lengua son europeos, mi cultura es europea, mis creencias políticas son europeas, mis creencias filosóficas son europeas, mi identidad es europea y, lo que es más importante, mi sangre es europea”, planteó, al describirse como un “etnonacionalista”.
Tarrant repite en doce ocasiones la palabra “odio” al describir sus sentimientos hacia los inmigrantes musulmanes. Sostiene que la cultura occidental está en decadencia y que la baja tasa de natalidad en sus sociedades es una amenaza, en contraposición con la natalidad de las familias que profesan el islam. Y asegura que el principal “propósito” de la matanza es mostrar que Occidente nunca será “conquistado” por aquellos que llama “invasores”. “Nueva Zelanda no era la elección original para atacar, llegué a Nueva Zelanda para vivir temporariamente mientras planeaba y entrenaba, pero pronto me di cuenta de que era un blanco valioso como ningún otro en Occidente”, disparó. El acusado por la matanza dijo que planeó perpetrar un ataque durante dos años y que planificó en detalle los últimos tres meses. En su documento revela que pretendía atacar una tercera mezquita, localizada en Ashburton, aunque finalmente no lo hizo.
Violento. Tarrant afirma que se radicalizó entre principios de abril y fines de mayo de 2017, durante un viaje a Europa. Cuenta que visitó Portugal, España y Francia y que dos episodios lo convencieron para perpetrar la matanza: un atentado en Estocolmo perpetrado por Rakhmat Akilov, un refugiado uzbeko que atropelló y mató a cinco personas, entre ellas Ebba Akerlund, una niña de 11 años, que Tarrant dice “vengar”; y las elecciones presidenciales de ese año en Francia, en las que Emmanuel Macron, un “globalista antiblancos”, según el terrorista, derrotó a la “nacionalista” Marine Le Pen.
En uno de los capítulos del manifiesto, se pregunta a sí mismo por qué llevó a cabo el ataque y contesta que lo hizo para “vengar la muerte de miles de personas asesinadas por extranjeros invasores” a lo largo de la historia y asegura que representa “a millones de europeos y otros etnonacionalistas que quieren vivir en paz entre su gente con sus propias tradiciones”. En otro apartado, reivindica el “componente racista” del ataque y sostiene que espera que le den “el Nobel de la Paz”, al igual que se lo dieron a Nelson Mandela, a quien llama “terrorista”.
Donald Trump. Tarrant se declara seguidor del presidente de los Estados Unidos, al que describe como un “símbolo de identidad blanca renovada”, aunque critica su liderazgo como jefe de Estado, y que ayer negó que el nacionalismo blanco sea una creciente amenaza para la seguridad internacional.
“No lo creo. Es un pequeño grupo de personas”, dijo en un encuentro con periodistas en el Salón Oval. Al preguntarle si había visto el manifiesto, el líder republicano contestó que no. Además, anunció que habló con la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, y condenó la “horrible” masacre perpetrada en ese país.
No habría víctimas argentinas
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, afirmó ayer que las 49 víctimas del ataque terrorista a dos mezquitas de Christchurch provenían de países de población de mayoría musulmana. La jefa de gobierno informó que las autoridades estaban trabajando con los cónsules de “Pakistán, Turquía, Arabia Saudita, Bangladesh, Indonesia y Malasia”, al informar sobre las nacionalidades de las víctimas fatales.
Por el momento, no se informó sobre argentinos fallecidos o heridos en los atentados. El embajador en Nueva Zelanda, Fausto López Crozet, informó a PERFIL que están contactando a todos los argentinos residentes en la ciudad de Christchurch. En total, hay 300 radicados en esa ciudad, de los 3 mil registrados en todo el país por la embajada. “No tenemos listados oficiales aún, porque estamos aguardando que las autoridades de Nueva Zelanda informen al respecto, pero monitoreamos el tema en contacto con los residentes”, explicó.
La embajada argentina en We-llington no recibió aún ningún llamado oficial de la policía de Nueva Zelanda, que lleva los registros de las víctimas. “Aunque no es obligatorio registrarse, en casos como este se ve la importancia de contar con los datos y los números de contacto de los argentinos”, agregó López Crozet.