INTERNACIONAL
encuentro en el vaticano

Francisco, con hijos de refugiados ahogados

El Papa recibió a decenas de huérfanos que perdieron a sus padres en el mar. “Los inmigrantes no son un peligro, están en peligro”, dijo, en un mensaje a la Unión Europea.

Chaleco. Bergoglió les contó el crudo relato de un rescatista que no pudo salvar a una niña.
| Cedoc Perfil

Agencias
El papa Francisco se reunió ayer con niños cuyos padres migrantes murieron durante la travesía en barco hacia Europa, al final de una semana trágica en el Mediterráneo. “Quiero pedir al Papa que rece por mi familia, que ahora está en el cielo, y por mis amigos, que murieron en el agua y también están en el cielo”, aseguró Siander, un adolescente nigeriano.
Los menores migrantes y jóvenes italianos se presentaron ante Francisco con dibujos en los que mostraban los peligros que vivieron en el mar y dejaron decenas de globos blancos en el Vaticano.
El Pontífice, de 79 años, mostró a los niños un chaleco salvavidas que, según dijo, le había entregado un miembro de los equipos de salvamento y que pertenecía a una chica que se había ahogado en el mar. “Me trajo este salvavidas y me dijo llorando: ‘Padre, he fallado. Había una chica, en las olas, pero no pude salvarla. Todo lo que queda es su salvavidas’”, afirmó Jorge Bergoglio.
“No quiero hacerles mal, pero son valientes y saben la verdad. Están en peligro: muchos niños están en peligro”, dijo el Papa a los menores, sentados en el suelo a su alrededor. “Piensen en esa chica. ¿Cómo se llamaba? Yo no lo sé: una niña sin nombre. Cada uno de ustedes deben darle el nombre que prefieran. Ahora ella está en el cielo y vela por nosotros”, añadió.
En varios tramos de su discurso, Francisco repitió que “los inmigrantes no son un peligro, están en peligro”, ante la mirada atenta de los huérfanos. La iniciativa que los llevó ayer al Vaticano fue bautizada “El tren de los niños” y organizada por el Consejo Pontificio de la Cultura, que desde hace cuatro ediciones traslada a menores a ver al Papa.

Tragedia. Unas 12 mil personas fueron rescatadas en alta mar ante las costas libias esta semana, y el viernes quince embarcaciones tuvieron dificultades y debieron ser socorridas por la Marina italiana.
No es la primera vez que el Sumo Pontífice alerta a los líderes de la Unión Europea sobre la tragedia de los migrantes. Ya lo hizo cuando visitó en 2013 la isla de Lampedusa, en Italia, y este año al recibir el Premio Carlomagno, bajo la atenta mirada de las principales autoridades de la región.
El flujo de migrantes hacia Europa desde Grecia disminuyó desde que los países en la ruta de los Balcanes cerraron sus fronteras. Ahora, los migrantes se aventuran en barco de Libia a Sicilia.