El Papa Francisco extendió a los laicos la aplicación del sistema penal eclesiástico en casos de pederastia, abusos sexuales a adultos o encubrimiento en una nueva versión del motu proprio ‘Vos estis lux mundi’ (Ustedes son la luz), que entrará en vigor el 30 de abril y que deroga la precedente de mayo de 2019.
El motu proprio es una carta emitida por el Papa que modifica la legislación interna de la Iglesia universal (el derecho canónico).
Tras cuatro años desde la entrada en vigor del motu proprio original, en 2019, que ordenaba a todos los sacerdotes y religiosos la denuncia de abusos sexuales de menores o personas vulnerables que tengan conocimiento, excepto por secreto de confesión, Francisco actualizó la norma para seguir con la prevención del fenómeno de los abusos sexuales en la Iglesia.
En la nueva legislación, publicada por el Vaticano, la novedad más significativa es la extensión de las normas relativas a la responsabilidad de los obispos y los superiores religiosos y también a los laicos moderadores de las asociaciones internacionales de fieles reconocidas por la Santa Sede.
Hasta ahora, estas normas sólo se aplicaban a las disposiciones relativas a las responsabilidades de los obispos, superiores religiosos y clérigos encargados de la guía de una Iglesia particular o de una prelatura. Pero ahora se han añadido los “fieles laicos que son o hayan sido moderadores de asociaciones internacionales de fieles reconocidas o erigidas por la Sede Apostólica, para los hechos cometidos” mientras ejercían su cargo.
El texto de 2019 hacía especial hincapié en “los menores” y los adultos “vulnerables” y advertía que estaba prohibido producir, poseer o compartir “material de pornografía infantil”.
La Justicia alemana archivó la causa de Benedicto XVI como cómplice de abusos sexuales
Otras modificaciones han sido introducidas para armonizar el texto de los procedimientos contra los abusos con las demás reformas normativas introducidas desde el 2019 hasta hoy, en particular con la revisión del motu proprio ‘Sacramentorum sanctitatis tutela’ (normas enmendadas en el 2021); con las modificaciones del Libro VI del Código de Derecho Canónico (reforma del 2021) y con la nueva Constitución sobre la Curia Romana, ‘Praedicate Evangelium’ (promulgada en el 2022).
Entre ellas figura, por ejemplo, la relativa a los adultos “vulnerables”. Mientras antes se hablaba de “actos sexuales con un menor o una persona vulnerable”, ahora se habla de “delito contra el VI mandamiento del decálogo cometido con un menor o con una persona que tenga habitualmente un uso imperfecto de la razón o con un adulto vulnerable”.
Otra modificación se refiere a la protección de quien presenta la señalación de un presunto abuso: mientras antes se afirmaba que a aquel que señala no puede ser impuesto ningún vínculo de silencio, ahora se añade que esta protección debe extenderse, además de a quien realiza una señalación, también a “la persona que afirma ser ofendida y a los testigos”.
Además, se reforzó la parte en la que se pide salvaguardar “la legítima protección del buen nombre y de la esfera privada de todas las personas implicadas”, así como la presunción de inocencia para quien es investigado en espera de que sean determinadas sus responsabilidades.
La nueva versión de ‘Vos estis lux mundi’ especifica que las diócesis y las heptarquías deben dotarse de “organismos y oficinas”, mientras que en el antiguo texto legislativo de 2019 se hablaba más genéricamente de “sistemas estables” – fácilmente accesibles al público para recibir las señalaciones de abusos–. Asimismo, se ha incidido en que la tarea de proceder con la investigación es deber del obispo del lugar donde habrían ocurrido los hechos denunciados.
Escándalo en Portugal: más de 100 sacerdotes acusados de abuso de menores siguen activos
La carta apostólica ‘Vos estis lux mundi’ –aprobada por Francisco tras una cumbre mundial de los obispos del mundo en el Vaticano en el que fue considerada la respuesta de la Iglesia a una serie de escándalos sobre la responsabilidad episcopal en el manejo de casos de abuso– estableció de modo preciso cómo comportarse frente a las señalaciones de casos de abuso y se dejó claro que obispos y superiores religiosos –ahora también los laicos al frente de asociaciones internacionales– tienen que rendir cuentas de su actuación y están obligados –con un precepto legal establecido universalmente– a señalar los abusos de los que hayan tenido conocimiento.
El documento contempla no sólo las molestias y las violencias contra menores y adultos vulnerables, sino que también se refiere a la violencia sexual y a las molestias derivadas del abuso de autoridad. Por lo tanto, esta obligación también incluye cualquier caso de violencia contra las religiosas por parte de clérigos, así como el caso de molestias a seminaristas o novicios mayores de edad.
Estas modificaciones constituyen un paso más de Francisco para acabar con esta lacra. En noviembre 2019, el Pontífice aprobó el levantamiento del secreto pontificio sobre las causas de abusos sexuales. En febrero de 2020, el Vaticano creó un grupo de expertos para asesorar a las conferencias episcopales e institutos religiosos con pocos recursos sobre cómo deben elaborar sus líneas guía para garantizar la protección de los menores. En julio del 2020, se publicó el Vademécum sobre cuestiones procesales en casos de abusos a menores cometido por clérigos
El texto papal insta a todas las diócesis del mundo a crear un sistema que permita a cualquier persona señalar casos de abusos. Y detalla el procedimiento de las investigaciones internas en el Vaticano para un posible juicio.
Hasta el texto de 2019, los sacerdotes, religiosos y religiosas denunciaban los casos únicamente según su consciencia. Pese a ese cambio, el secreto de confesión sigue siendo inamovible: un sacerdote sigue sin poder informar de los hechos que un fiel le ha contado en el confesionario.
Primera renuncia por casos en Alemania
Agencias
Al mismo tiempo que publicaba las nuevas directrices para la forma en que la Iglesia enfrenta los casos de abuso en su seno, el Papa Francisco aceptó hoy por primera vez la renuncia de un prelado alemán por uno de esos escándalos, luego de haber rechazado varias antes.
El obispo católico de la ciudad alemana de Osnabrück, Franz Josef Bode, solicitó renunciar a sus funciones reconociendo “faltas personales” en el tratamiento de abusos sexuales en su diócesis, una petición aceptada ayer por el Papa Francisco.
“Reconozco expresamente mi responsabilidad y mis culpas personales”, declaró el prelado de 72 años, bajo presión desde la publicación en septiembre de un informe de la universidad de Osnabrück, en el noroeste de Alemania, que lo acusa de haber faltado a sus deberes en el tratamiento de las agresiones sexuales contra menores en su diócesis.
El Papa “aceptó la renuncia”, indicó el Vaticano, que hasta ahora había rechazado las dimisiones motivadas por los escándalos de otros altos dignatarios de la Iglesia alemana.
Franz Josef Bode, obispo desde 1995 de Osnabrück y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, entregó una declaración en forma de mea culpa. “Durante mucho tiempo me ocupé más de los culpables y de la institución que de las víctimas. Valoré mal los hechos. A menudo actúo con vacilación y a veces tomé malas decisiones”, reconoció.
El prelado, que volvió a “pedir perdón” a las víctimas, mencionó también problemas de salud como motivo de su renuncia. Hasta ahora había excluido dimitir, y se había implicado en el proceso de modernización emprendido por la Iglesia Católica alemana en favor de la bendición de las uniones homosexuales, del matrimonio de los sacerdotes y de un lugar más importante para las mujeres.