En las últimas horas, la situación de violencia en Bolivia ha escalado a niveles sin precedentes en las últimas dos décadas. Marchas pacíficas de campesinos y cocaleros en Cochabamba fueron reprimidas por las Fuerzas Armadas y policiales del gobierno de la autoproclamada presidenta interina Jeanine Añez y las imágenes que llegan desde el país durante 13 años gobernado por Evo Morales son escalofriantes.
A punto tal, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha sumado su voz condenando lo sucedido en el día de la fecha, en una serie de seis tuits acompañados por fotos y videos.
“La CIDH condena el uso desproporcionado de la fuerza policial y militar en Cochabamba, Bolivia, que ya resultó en cinco personas fallecidas y múltiples heridas”, informa el organismo. Y advierte: “Las armas de fuego deben estar excluidas de los dispositivos utilizados para el control de las protestas sociales”.
La CIDH deja constancia en sus declaración que “condena el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad en Cochabamba, y recuerda al Estado su obligación de asegurar el derecho a la vida e integridad física de quienes protestan pacíficamente”.
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El rol mismo de las fuerzas armadas bolivianas tienen una mención especial en el documento del organismo de derechos humanos, que “expresa su preocupación por el accionar de las FF.AA en las operaciones combinadas realizadas en Bolivia desde el inicio de la semana. Los estándares Interamericanos establecen el deber limitar al máximo su participación en el control de disturbios internos”.
Los manifestantes han declarado que los gases lacrimógenos son una constante de los últimos días en las manifestaciones, y por eso la Comisión advierte que “el uso indiscriminado de gas lacrimógeno por las fuerzas policiales y militares en Bolivia atentan gravemente contra los estándares jurídicos internacionales”. Llama particularmente la atención el énfasis del organismo en destacar que “el Estado tiene el deber de respetar el derecho humano a la protesta pacífica”.
De hecho, dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) han estado enviando mensajes a bolivianos radicados en la Argentina y otros países, resaltando que las marchas han sido pacíficas. Benita Díaz, parlamentaria del MAS, asegura que “los militares y policías actúan con odio: esta marcha estaba encabezada por niños y mujeres”. En uno de los videos grabados en Cochabamba se ve una marea de campesinos que marchan cantando rítmicamente “Marcha pacífica”. Minutos más tarde, los videos muestran cómo las fuerzas armadas reprimen de forma masiva.
Los informes desde la zona, en diarios locales y dados a conocer por periodistas en redes sociales, indican que “los hospitales están colapsados y los heridos, algunos de ellos de gravedad, son atendidos en las calles”.
El alerta de la CIDH sobre la situación en Bolivia coincide, e informa que el organismo “instaló una Sala Situacional (SACROI) e identificó que apenas al día de hoy hubo por lo menos 22 personas heridas, 5 personas fallecidas atingidas por balas y 3 periodistas agredidos en ejercicio de su profesión durante intensa represión a las protestas sociales en Bolivia.
Las víctimas fueron identificadas por el defensor del Pueblo, Nelson Cox. De acuerdo con lo informado al diario El deber los fallecidos son Omar Calle, César Sipe, Juan López, Emilio Colque y Lucas Sánchez.
El llamado de atención de la CIDH concluye de manera terminante: “La CIDH expresa su grave preocupación por las amenazas de expulsión de autoridades, agresiones y uso de gas por parte de la policía contra periodistas que cubren protestas. Las fuerzas de seguridad Bolivia debe abstenerse de agredir y facilitar su labor”.
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Y es que en las últimas 48 horas periodistas de diferentes medios, muchos de ellos argentinos, fueron obligados a retirarse del país, acusados de “sedición” por parte de la actual Ministra de Comunicación del país. Quienes continúan trabajando en el país, lo hacen bajo una fuerte presión de las fuerzas de seguridad.
Las imágenes, hablan por sí solas. La situación en Bolivia parece estar muy lejos de la “pacificación” a la cual hace referencia Jeanine Añéz Chavez, autoproclamada presidenta interina hace apenas 72 horas. Algunas voces aseguran que grupos de cocacoleros han salido armados a las protestas, incluso con escopetas y cargas de dinamita, pero el informe de la CIDH se centra en llamar la atención sobre el accionar de las fuerzas represivas del Estado boliviano.
Desde México, donde se encuentra asilado, el ex presidente Evo Morales envió un mensaje: "Pedimos a las FFAA y a la Policía Boliviana que paren la masacre. El uniforme de las instituciones de la Patria no puede mancharse con la sangre de nuestro pueblo".