La mitad de los 103 argentinos que viven en Ucrania no quieren abandonar aún ese país, según datos que recogió hasta ayer la embajadora argentina en ese país, Elena Mikusinski. Argentina es una de las cuatro naciones latinoamericanas que tienen sede diplomática en Kiev.
En el día más fuerte de los bombardeos, solo alrededor de cincuenta argentinos confirmaron su voluntad de partir. La Cancillería, en tanto, actualizó ayer la información para aquellos ciudadanos argentinos que elijan cruzar a Polonia y Rumania, según informaron ayer a PERFIL fuentes oficiales de ese organismo, “por sus medios en la mayoría de los casos”. Entre Kiev y cada una de esas fronteras hay unos mil kilómetros. “Están dispersos por varias ciudades en un país muy extenso. Se está haciendo un trabajo conjunto con Brasil, Perú y Uruguay para juntar latinoamericanos y armar un sistema de buses para los próximos días, pero es difícil porque no todos están concentrados en Kiev”, contaron.
La Directora General de Asuntos Consulares de la Cancillería argentina y coordinadora de la asistencia de los argentinos en Ucrania, Ana Laura Cachaza, contó en radio que “hay 83 argentinos registrados en la embajada en las últimas semanas. Calculamos que hay veinte más que se encontraban transitoriamente en Ucrania. Podría haber algunos más, pero no establecieron contacto”, detalló.
Cachaza ratificó también que tanto la embajadora Mikusinski como el cónsul en Kiev seguirán en esa ciudad, aunque ahora están trabajando desde la residencia oficial por cuestiones de seguridad.
Ayer, la embajada argentina en Ucrania y la Dirección General de Asuntos Consulares, junto a otras representaciones de la Argentina en la zona, crearon vías de comunicación directas para la atención exclusiva de consultas sobre la situación en Ucrania, que deben dirigirse a [email protected].
“Teniendo en cuenta que la situación es muy dinámica y puede modificarse de manera repentina, se recomienda estar pendientes de las noticias locales y de las instrucciones y alertas emitidas por las autoridades”, indicaron, y detallaron información sobre los pasos fronterizos.
En Polonia, existen ocho pasos fronterizos terrestres habilitados: Dorohusk-Jagodzin; Dolhobyczów-Uhrynów; Zosin-Ustyluh; Hrebenne-Rawa Ruska; Korczowa-Krakowiec (más cercano a Lviv); Medyka-Szeginie; Budomierz-Hruszew; y Krocienko-Smolnica. Para que los ciudadanos argentinos en Ucrania se comuniquen con la embajada en Polonia, el celular de emergencia es +48 506 067 852; el teléfono es +48 226 176 028 y el correo electrónico es [email protected].
En las cercanías de cada uno de ellos, se montaron espacios de acogida que dan comida, bebida, lugar de descanso y la posibilidad de alojamiento. Además, dan asesoramiento sobre las condiciones migratorias vigentes. “El único requisito de ingreso es contar con documento de viaje válido. No obstante, las autoridades en frontera podrían habilitar el ingreso de personas sin documento de viaje por razones humanitarias, a través de un análisis individual caso por caso”, señalaron.
También informaron que “todas las restricciones migratorias fueron suspendidas por lo que los ciudadanos argentinos no deberían afrontar inconvenientes en ingresar a Polonia desde Ucrania (estadía máxima permitida de tres meses)”. “Las restricciones sanitarias por covid-19 fueron también suspendidas para todos aquellos que ingresen a territorio polaco desde Ucrania. No se solicitarán comprobantes de vacunación ni de tests, ni tampoco se exigirá cuarentena”, agregaron.
“Pasamos las noches en un refugio y pensamos en irnos”
Agencias
Santiago Andrigo, un argentino de 38 años que vive desde hace seis meses junto a su esposa ucraniana en Kiev, contó que en la madrugada del jueves se despertaron por “el ruido de las explosiones” cuando las tropas rusas invadían Ucrania, dijo que pasaron la última noche en un refugio subterráneo y ahora evalúan instalarse en Buenos Aires porque sienten “miedo”.
“A las cinco de la mañana (del jueves) nos despertamos porque empezamos a sentir ruidos de explosiones”, relató ayer a la agencia Télam sobre el inicio de un conflicto que puso de cabeza la vida de esta pareja. Andrigo, quien trabaja en la industria del software, relató que cuando comenzó el ataque “sentimos miedo; nunca estuve en un conflicto bélico”. Sobre lo ocurrido, analizó que “el conflicto empezó hace un par de días. Luego del discurso del presidente ruso, Vladimir Putin, donde declaró un estado de guerra, sumado al trasfondo político en Ucrania, se entendía que había un riesgo muy alto de que Rusia fuera a invadir”.
Sin embargo, expresó que “albergábamos la esperanza de que no fuera a suceder”. “Empezamos a tomar decisiones. Mi esposa tuvo que dejar su trabajo”, añadió y mencionó que “nuestra idea era quedarnos por un par de años, pero esta situación irrumpe en nuestros planes y nos fuerza a repensar dónde queremos vivir”.
Como miles de personas, la pareja pasó la noche en un refugio subterráneo y se instaló esta mañana en la casa de familiares de su esposa. “Nos encontramos con mucha gente, que se mostraba calmada, era como un campamento”, dijo al describir ese lugar.