ANSA
Roma
Miles de italianos marcharon ayer en 54 ciudades de Italia, en la primera huelga general, de ocho horas, convocada por dos de los tres grandes sindicatos, contra la reforma laboral impulsada por el gobierno del socialdemócrata Matteo Renzi.
La huelga fue convocada en el sector público y el privado por el principal sindicato del país, CGIL (izquierda), con apoyo del UIL (moderado).
Según datos de los sindicatos, en Roma alrededor de 40 mil personas participaron en una manifestación, mientras que en Turín los manifestantes fueron 70 mil. La huelga provocó la interrupción del servicio de al menos la mitad de los trenes y de los aviones, y del 70% de los autobuses de las mayores ciudades. El jueves, el ministro de Transporte, Maurizio Lupi, acordó con los sindicatos que redujeran una hora la huelga, para permitir a la gente volver a sus casas.
El presidente de la República, Giorgio Napolitano, destacó la importancia del “respeto recíproco” entre las prerrogativas de los sindicatos y las del gobierno. “Esta huelga general es sin duda señal de una notable tensión” entre ambas partes, indicó el jefe del Estado italiano, ex comunista.
Refiriéndose al jefe del Gobierno Renzi, la líder de la CGIL –Confederación General Italiana del Trabajo, el poderoso sindicato de izquierda del país–, Susanna Camusso, destacó que el premier “debe saber que no se cambia un país sin los trabajadores”.
“Renzi ha dicho que nos respeta: faltaría más que no respetase a millones de trabajadores”, añadió, al afirmar que el gobierno puede elegir entre dos opciones, “o dispara el conflicto o prueba a dialogar con
nosotros”.
Camusso habló en Turín, precisamente donde se produjeron incidentes entre manifestantes y policías. Los choques fueron entre las fuerzas de seguridad y manifestantes de grupos autónomos que se separaron de una columna de la CGIL. También hubo choques similares en Milán, donde según los sindicatos las personas que participaron de la manifestación fueron unos 50 mil, en gran parte, estudiantes.
La reforma. Con el dramático problema de los altos niveles de desempleo como telón de fondo, Camusso atacó al proyecto de ley de empleo llamado Jobs Act, la controvertida reforma laboral impulsada por Renzi que apunta a desmantelar el llamado Estatuto de los Trabajadores, en vigor desde hace cuarenta años. La reforma facilita los despidos y reduce los derechos y la protección de los sueldos en los primeros años
de contrato.
Camusso volvió hoy a defender el Estatuto, y negó que su problema sea que haya sido superado por el tiempo. “También la Constitución de la República es vieja porque tiene setenta años. Cuando se comienza con medidas como éstas , “no se sabe dónde se termina”.