En The Wind that Shakes the Barley , ganadora de la Palma de Oro de Cannes en 2006, Ken Loach cuenta la historia de los hermanos Teddy y Damien O'Donovan, soldados del IRA durante dos guerras irlandesas, la de independencia (1919-1921) y la civil (1922-1923).
La primera de las guerras terminó con la firma de un tratado para conformar un gobierno irlandés autónomo bajo el ala de la corona inglesa. La disconformidad generado por el acuerdo dio comienzo al conflicto interno y, en la película, es el momento cuando los O'Donovan toman partido por bandos rivales: el mayor, Teddy, acepta el acuerdo y cree en la salida política como único camino hacia la independencia total; el menor, Damien, es republicano y cree que existe una dicotomía absoluta entre independencia total o nada, sin medias tintas.
Loach retrata con maestría la desesperación de ambos bandos al tener que matar compatriotas, a sus propios "muchachos" devenidos en enemigos. Para los republicanos, Teddy y los de su clase eran traidores a la causa. A su vez, para Teddy y los suyos, los republicanos eran un locos enceguecidos que se negaban a reconocer los logros alcanzados. Al final, vencieron los "loyalists", los defensores del pacto.
La historia de Loach transcurre hace al menos 76 años, pero describe diferencias y situaciones vigentes al día de hoy en el norte de la isla, como quedó en evidencia este mes con la matanza de dos soldados y un policía en Irlanda del Norte.
Los tres asesinatos fueron cometidos en dos operaciones separadas por grupos distintos. El sábado 8 de marzo, el " Real IRA" (organización escindida del IRA en 1997) asesinó a dos soldados británicos en Massereene Barracks, un regimiento militar. El grupo parecía buscar un derrame de sangre inglesa sin lastimar a ningún irlandés a fin de no producir fastidio entre sus compatriotas. Dos días después, el " Continuity IRA" (organización escindida del IRA en 1986) mató a un policía católico irlandés. Para algunos republicanos, un irlandés que se une a las fuerzas de seguridad es tan enemigo como un británico. Miles de personas, en cambio, opinan diferente y por eso hubo marchas multitudinarias la semana en contra de los ataques.
No había habido matanzas en Irlanda por la lucha independentista (o terrorista, según quien lo diga) desde el atentado Omagh de 1998. Gracias al acuerdo de Good Friday de 1996 la paz parecía haber llegado para quedarse. Aquellas certezas demostraron ser erróneas. Las matanzas recientes pusieron fin al presente y trajeron de vuelta el pasado, al menos por unos días.
El temor por el regreso del pasado hace que los festejo del día de San Patricio de hoy sean diferentes a cualquiera de los últimos años. Estarán marcados por el gran interrogante que sobrevuela la "Emerald Island", el interrogante sobre la posibilidad de que renazca uno de los grupos terroristas más sangrientos de la historia de Occidente.
Bien lo saben dos ex líderes del IRA, Gerry Adams y Martin McGuinness, dos de los máximos dirigentes políticos del territorio e integrantes de la comitiva que se reunirá hoy con Barack Obama en la Casa Blanca, como parte de la ceremonia anual de San Patricio en la que líderes irlandeses visitan al presidente estadounidense y le regalan un trébol como símbolo de la relación entre ambas naciones.
McGuiness y Adams son dos de los individuos más odiados por los republicanos más radicales de Irlanda de Norte, quienes se sienten como se sintieron en 1922 los miembros más republicanos de Sinn Fein cuando Micheal Collins y los suyos optaron por negociar con Londres: traicionados.
Hablar de un sentimiento de traición no es exageración. Es la palabra a la que recurren una y otra vez miembros de las dos escisiones del IRA al referirse a los antiguos soldados McGuinness y Adams (y otros). Tomar en cuenta ese sentimiento de traición sirve para entender las acciones de ambos grupos, pero no es el único motor de la violencia que no acaba.
Anthony McIntrye, un ex IRA que estuvo detenido por pertenecer a la organización y que es autor de un libro sobre la "muerte del republicanismo" norilandés, explica que los IRAs disidentes están "sostenidos por la tradición republicana de fuerza física. Y dentro de esa tradición existe una creencia inamovible de que mientras haya presencia británica en Irlanda, los republicanos siempre estarán justificados por usar armas para atacar a el Reino Unidos y sus fuerzas."
La tradición no se remonta a los '80, momento de máximo apogeo del IRA en Irlanda del Norte, ni tampoco a la década del '20 y las guerras de independencia y civil. Es mucho más vieja, de ahí que sean dificil imaginar el momento en que llegue el fin definitivo de la violencia.
*Editor de Perfil.com.