Pese a las imputaciones por corrupción que enfrenta, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunció ayer que está listo para empezar una nueva campaña electoral para las elecciones del 2 de marzo, luego de ganar por amplia mayoría las internas de su partido, el Likud.
Netanyahu, de 70 años, era el gran favorito de las primarias del Likud, impulsadas por su rival y ex ministro Gideon Saar, después de que el jefe de Gobierno fuera oficialmente inculpado de corrupción, fraude y abuso de confianza.
Su victoria contundente en las elecciones internas de la formación el jueves –en las que ganó por un 72,5% de los votos, frente a los 27,5% de su rival– no dejan lugar a dudas: Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha durado en el cargo, es dueño y señor de la derecha israelí.
El jefe de gobierno agradeció a sus adeptos por esta “inmensa victoria”, y rápidamente puso la vista en las elecciones legislativas del 2 de marzo, las terceras en menos de un año.
“Ha llegado la hora de unirnos y de lograr una victoria clara para el Likud y para la derecha”, dijo.
“La mayoría de la gente apoya a la derecha y me apoyan a mí, para que dirija el gobierno”, agregó.
Sin mencionar a su rival Saar, Netanyahu tuvo palabras de agradecimiento para el presidente norteamericano Donald Trump, un aliado cercano, “por el apoyo que da siempre a Israel”, y garantizó que una victoria del Likud en marzo traerá consigo nuevos “éxitos históricos” para su país.
Tres veces. Las legislativas de marzo serán el tercer capítulo del enfrentamiento entre Netanyahu y su rival de centro-derecha, el ex jefe de Estado Mayor Benny Gantz, líder de la coalición Azul y Blanco.
Tras las elecciones de abril y de septiembre ninguno de los dos consiguió, ni en solitario ni con alianzas, llegar a 61 diputados, mayoría parlamentaria necesaria para formar gobierno.
El presidente Reuven Rivlin confió entonces la tarea de encontrar un jefe de Gobierno al Parlamento, pero la iniciativa tampoco prosperó.
Los intentos de crear un gobierno de unión entre Gantz y Netanyahu también fueron en vano. Azul y Blanco se niega a compartir el poder con un primer ministro inculpado y Gantz considera que su ficha judicial impoluta es su as en la manga frente a los electores.
“El reto de Netanyahu es garantizarse la inmunidad y para ello necesita 61 votos” en el Parlamento, recordó Gayil Talshir, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
La ley israelí prevé que cualquier ministro perseguido por la justicia deje el cargo, pero esto no se aplica en el caso de un primer ministro.
Las encuestas para el 2 de marzo muestran de nuevo un empate técnico entre los dos candidatos, aunque las primarias del Likud pueden haber dado un impulso al incombustible Netanyahu.
El primer ministro llevó a cabo una campaña intensa para legitimar su liderazgo en el Likud: visitó varias ciudades, realizó reuniones con adeptos en diferentes puntos del país y usó las redes sociales.
Promesas de un candidato
Luego de su amplia victoria en las elecciones primarias del Likud, y como parte de sus anuncios de campaña para los comicios de marzo, Benjamin Netanyahu anunció ayer un plan para conseguir que Estados Unidos reconozca la “soberanía” israelí en los asentamientos judíos en Cisjordania y en el Valle del Jordán. “Lucharemos por el reconocimiento de Estados Unidos a nuestra soberanía en el Valle del Jordán y en todos los asentamientos de la zona de Judea y Samaria”, afirmó Netanyahu en su primer discurso ante sus seguidores tras confirmarse su victoria en las primarias del Likud.
El jefe del gobierno israelí adelantó que intentará cerrar “un histórico pacto de defensa” con Estados Unidos si su formación logra la victoria en las elecciones parlamentarias convocadas para el 2 de marzo.
El premier israelí también aseguró que su país “detendrá finalmente a Irán” y buscará firmar acuerdos de paz con países árabes.
Tras la victoria de Netanyahu en el Likud, Gantz tuiteó que el partido conservador decidió mantener como líder a un “acusado de soborno, fraude y abuso de confianza”, mientras que su coalición apuesta por llevar al país a “un nuevo camino”, basado en la unidad y la “reconciliación”.