INTERNACIONAL
profunda división

Israel: el riesgo de una guerra civil preocupa más que la renovada lucha con Hamas

Mientras se acumulan los muertos por ataques israelíes y misiles desde la Franja, la violencia entre comunidades sacude al país.

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Judíos. Manifestantes de extrema derecha israelí se enfrentan con bombas molotov durante los choques en las ciudades mixtas que sacuden al país. | afp / dpa

Israel enfrenta con la misma firmeza de siempre una nueva guerra de Gaza con Hamas, pero al mismo tiempo observa con preocupación creciente la ola de enfrentamientos entre judíos y árabes en muchas de sus ciudades, que ha llevado a su presidente, Reuben Rivlin, a advertir que el país puede estar a las puertas de una guerra civil. 

La guerra actual ha seguido el mismo curso que los anteriores: misiles que llegan desde Gaza a Israel, y bombardeos israelíes contra “objetivos militares”, tanto de Hamas como de la Yihad Islámica, que han provocado más de cien muertos, muchos civiles, entre ellos decenas de ellos niños.

Israel sabe que se trata de una guerra asimétrica, dada la disparidad de fuerzas, pese a que esta vez la mayoría de los más de mil misiles lanzados por Hamas no han caído esta vez en el mar, sino que han alcanzado a decenas de ciudades israelíes, obligando a un funcionamiento permanente de su escudo Cúpula de Hierro. Nueve israelíes han muerto hasta ahora. 

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Pese al riesgo de una escalada del conflicto como la que representaría una invasión terrestre de Gaza por parte de la infantería israelí –Netanyahu recibirá en breve un plan elaborado por el comando del ejército– la guerra con Hamas parece más sencilla de resolverse. 

El líder de Hamas, Ismail Haniya, pese a su retórica guerrerista, sostuvo que está dispuesto a seguir combatiendo, pero también a alcanzar un cese del fuego, con mediación de la comunidad internacional, si Israel cesa con la “operaciones militares” en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, una de las mechas que provocaron la violencia actual. 

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Pero diferente es el caso de la ola de violentos disturbios que enfrentan a judíos y árabes en las ciudades israelíes, que amenazan con poner fin a años de construcción de una difícil convivencia y hacen temer a líderes políticos y analistas la posibilidad de una guerra civil.

Disturbios. Linchamientos, ataques a comercios, atropellamientos: una violencia desbocada ha atravesado el país y enfrenta a israelíes, judíos y árabes, que constituyen el 20 por ciento de la población y son en su mayoría descendientes de los palestinos que permanecieron tras el nacimiento del estado de Israel, en 1948. 

La violencia alcanzó a tal punto que obligó a Benyamin Netanyahu a condenar el intento de linchamiento de un árabe por parte de manifestantes judíos en Bat Yam, un suburbio de Tel Aviv, el miércoles por la noche, cuyas imágenes recorrieron el mundo.

“A los ciudadanos de Israel, les digo esto, no me importa si su sangre está hirviendo. No pueden tomar a un simple ciudadano árabe e intentar lincharlo, como no puede hacerlo un ciudadano árabe con un judío. Simplemente no pueden tomar la ley en sus manos”, dijo el primer ministro en un mensaje oficial. 

“Devolveremos el control y el gobierno a las ciudades de Israel. En todas las ciudades, en ciudades mixtas, en ciudades judías, en todas partes. Unámonos para hacer la tarea que necesitamos como ciudadanos de nuestro país: restaurar la dirección, eliminar esta anarquía y preservar y restaurar la seguridad y la paz que todos merecemos”, agregó Netanyahu.

Temores. Grupos rivales de judíos y árabes, todos ellos ciudadanos israelíes, se enfrentaron durante cuatro noches seguidas en varias ciudades, y atacaron a personas, destruyeron autos, oficinas, locales comerciales y hasta hoteles en ciudades de población “mixta”. El episodio de Bat Yam fue el más impactante y fue transmitido por la televisión israelí. En Acre, en el norte del país, una turba árabe golpeó a un judío israelí, que fue internado en grave estado.

La repentina explosión de la violencia, que en apenas dos días pasó de una disputa puntual en Jerusalén a una guerra aérea sobre Gaza y a disturbios civiles generalizados, ha sorprendido a analistas y líderes políticos, que temen que el histórico conflicto entre israelíes y palestinos esté entrando en una nueva y más peligrosa etapa.

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Tzipi Livni, quien ocupó varios cargos en diversos gabinetes y fue jefa negociadora en las conversaciones de paz con la Autoridad Nacional Palestina, dijo temer que el conflicto entre israelíes y palestinos ahora pase a dirimirse dentro del estado de Israel.

“Eso es lo que está sucediendo ahora. Lo que tal vez estaba bajo la superficie ahora explotó y creó una combinación que es horrorosa. No quiero usar las palabras ‘guerra civil’, pero esto es algo nuevo, es insoportable. Estoy muy preocupada”, afirmó Livni.

El propio presidente israelí, Reuven Rivlin, advirtió la gravedad de los enfrentamientos entre árabes y judíos en Israel, que quedan opacados por la guerra en Gaza. “Estamos en peligro por misiles lanzados contra nuestros ciudadanos y calles, mientras estamos enfrascados en una guerra civil sin sentido entre nosotros”, dijo Reuven. “Por favor, paren esta locura”, demandó. 

Ellos y nosotros. “Fueron años tejiendo una delicada convivencia pacífica en las ciudades mixtas como Lod, Ramle, Tiberiades, Bat Yam, Natania, Holon. Estábamos orgullosos de esos logros. Se construyó durante años, ladrillo sobre ladrillo, una muralla contra el odio y la discriminación. Cuán difícil fue construir la muralla, con qué rapidez la vemos desvanecerse”, dice Mario Sinay, un judío argentino, doctor en Educación, quien vive hace muchos años en Israel.

En esas ciudades mixtas, lamenta, “el caos domina la noche. Puro vandalismo. Es cierto que ‘ellos’ empezaron, pero ‘los nuestros’ no son mejores”. 

Sinay, vive en Ashkelon, en el sur, una de las ciudades más golpeadas por los misiles lanzados desde Gaza y cree que la violencia que recorre ahora el país “es el logro más importante de Hamas, que se presenta como el protector de Jerusalén y de los árabes israelíes”.

Con Sinay coincide el palestino Muhammad Shehada, investigador del Euro-Med Monitor, una organización de derechos humanos, que advierte que aun si se produce una escalada en el conflicto “Hamas, que gobierna Gaza, es el gran ganador, ya que son elogiados como los ‘defensores de Jerusalén’”.

En un artículo escrito en el diario israelí Haaretz, Shehada recordó que el líder de Hamas, Haniya, reivindicó para el grupo la responsabilidad por las protestas que se han producido en las ciudades israelíes.  

Ola global. Patricio Dellagiovanna, investigador del Centro de Estudios Internacionales de la UCA, cree que, más allá de las razones puntuales, la violencia que sacude a la sociedad israelí puede ser vista también como parte de la ola de conflictos que recorre el mundo. 

“El mundo ha entrado en un período de malestar social, y aquellos conflictos que estaban latentes son proclives a escalar: Colombia, Chile, Estados Unidos, entre otros, muestran que Israel no escapa a esta tendencia global”, afirma.

“Hace muchos años que no asistimos a guerras convencionales, Hoy día los conflictos más comunes son puertas adentro, guerras civiles, enfrentamientos civiles urbanos e incluso guerras híbridas como en Ucrania”, recuerda el analista, formado en el Weitz Center de Israel. 

Para Dellagiovanna, “el problema que se plantea el gobierno israelí es si responder con fuerzas de seguridad convencionales o militarizar el país. No me animaría a decir que esto termina en una guerra civil, pero sí puede asemejarse a los problemas que hay que en otros países”.