INTERNACIONAL
cambio de época

La Corte Suprema de Estados Unidos sentenció que el aborto no es un derecho constitucional

En un fallo histórico, el tribunal supremo, dominado por los jueces conservadores gracias a los tres nombramientos que hizo durante su gestión el ex presidente Donald Trump, derogó por seis votos a tres, después de 49 años, la célebre sentencia Roe vs Wade, y estableció que la Constitución no prevé el derecho a la interrupción del embarazo. Ahora, la cuestión será decidida por cada uno de los estados y varios de ellos, gobernados por republicanos, ya anunciaron que se proponen prohibir el aborto en todas sus formas. Es la primera vez desde la creación de la Corte, en 1790, que se modifica la jurisprudencia del país para suprimir un derecho.

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Sonrisas. Para la mayoría, la sentencia que garantizaba el derecho de las mujeres a abortar, es “completamente infundada”. | afp

En un voto histórico, la muy conservadora Corte Suprema de Estados Unidos que Donald Trump ayudó a construir enterró ayer el derecho constitucional al aborto y un puñado de estados gobernados por los republicanos aprovecharon ya para prohibir las interrupciones del embarazo en sus territorios.

El presidente Joe Biden denunció un “error trágico” que “pone en peligro la salud y la vida de las mujeres” y llamó a los estadounidenses a defender el derecho al aborto en las elecciones de medio mandato que se celebrarán en noviembre. 

Clínicas de Misuri, Dakota del Sur o Georgia que practican abortos van cerrando sus puertas una tras otra, pero estados demócratas, como California o Nueva York, se comprometieron a defender el acceso a la interrupción del embarazo.

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Una revolución desatada por la decisión de la Corte Suprema de revocar su emblemática sentencia “Roe v. Wade”, que desde 1973 garantizaba el derecho de las mujeres estadounidenses a abortar. Aunque para la mayoría de los cortesanos, es una sentencia “completamente infundada”.

“La Constitución no hace ninguna referencia al aborto y ninguno de sus artículos protege implícitamente este derecho”, escribió el juez Samuel Alito, en nombre de la mayoría. Roe v. Wade “debe ser anulada”. 

“Es hora de devolver el tema del aborto a los representantes elegidos por el pueblo”, a los parlamentos locales, escribió. Una formulación muy parecida al anteproyecto de sentencia que se filtró a principios de mayo.

Cientos de personas expresaron su alegría o tristeza delante del templo del derecho, en Washington.

“Es difícil imaginar vivir en un país que no respete los derechos de las mujeres”, dijo Jennifer Lockwood-Shabat, de 49 años, entre sollozos. Por el contrario Gwen Charles, de 21 años, se alegraba: “Entramos en una nueva cultura de protección de la vida”.

Una victoria para Trump. La sentencia publicada ayer “es una de las más importantes en la historia de la Corte Suprema desde su creación en 1790”, afirma el profesor de derecho sanitario Lawrence Gostin.

“Ya ocurrió en el pasado que cambie la jurisprudencia, pero para establecer o restituir un derecho, nunca para suprimirlo”, explicó a la AFP. 

La decisión va en contra de la tendencia internacional de liberalizar el aborto, con avances en países donde la influencia de la Iglesia Católica sigue siendo fuerte, como Irlanda, Argentina, México y Colombia. 

A nivel internacional, varias voces, como el primer ministro británico Boris Johnson y su homólogo canadiense, Justin Trudeau, deploraron el “retroceso” en Estados Unidos.

El fallo llega después de 50 años de lucha de la derecha religiosa, para la que representa una enorme victoria, pero no el final de la batalla: seguirán movilizándose para intentar que la mayor cantidad de estados lo prohíban e incluso en busca de una prohibición federal.

También encaja con la política del ex presidente republicano Donald Trump quien, durante su mandato, remodeló profundamente la Corte Suprema incorporando a tres magistrados conservadores (Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett) que apoyaron la sentencia.

Concretamente la sentencia se basa en una ley de Misisipi que se contentaba con reducir el límite de tiempo legal para abortar. Desde la vista judicial de diciembre, varios jueces habían insinuado que tenían la intención de aprovechar la oportunidad para revisar la jurisprudencia de la Corte. 

Los tres magistrados progresistas discreparon con la mayoría que, según ellos, “pone en peligro otros derechos a la privacidad, como la anticoncepción y los matrimonios entre homosexuales”, un temor avivado por el llamamiento de uno de los jueces conservadores, Clarence Thomas, a reabrir estos expedientes. La mayoría incumplió “su obligación de aplicar la ley con honestidad e imparcialidad”, denuncian los progresistas en un texto en tono cáustico. 

El jefe de la Corte, el conservador moderado John Roberts, mantuvo una “posición más ponderada”, en nombre de la “moderación judicial”. Era partidario de dar la razón a Misisipi y revisar los plazos para abortar sin tumbar Roe v Wade.

“Luchar”. Según el Instituto Guttmacher, un centro de investigación que hace campaña por el acceso a la anticoncepción y el aborto en todo el mundo, la mayoría de los estados prohibirán el aborto a más o menos corto plazo.

Por lo tanto, en una parte del país, las mujeres que deseen abortar se verán obligadas a continuar con su embarazo, arreglárselas clandestinamente, por ejemplo comprando píldoras abortivas en internet, o a viajar a otros estados, donde los abortos sigan siendo legales. En previsión de una afluencia, estos estados, en su mayoría demócratas, tomaron medidas para facilitar el acceso al aborto en su territorio y las clínicas comenzaron a aumentar su personal. 

La principal organización de planificación familiar de Estados Unidos, Planned Parenthood, prometió que seguirá “luchando” para garantizar el derecho al aborto. 

Pero viajar es costoso y el fallo de la Corte Suprema penalizará aún más a las mujeres pobres o que crían solas a sus hijos, muchas de ellas de las minorías negra e hispana, subrayan los defensores del derecho al aborto.

 

Retroceso de impacto mundial

Elizabeth Gómez Alcorta * 

Este viernes tomamos conocimiento de una sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos que modificó un fallo dictado hace casi 50 años en la causa Roe vs. Wade que reconocía a las mujeres en ese país y a las personas gestantes el derecho a decidir sobre la continuidad o no de un embarazo afirmando que ese derecho era un derecho constitucional. En el día de hoy, la Corte sostuvo lo contrario: que el aborto no es un derecho constitucional y, por ende, los distintos estados de ese país pueden regularlo o incluso pueden prohibir el aborto. 

Para nosotras este fallo tiene una trascendencia política muy importante, centralmente porque creemos que forma parte de una embestida de discursos y de políticas conservadoras, misóginas, de derecha, que con sus diferencias y sus particularidades, tienen presencias en todos los países del mundo. 

Así como hace 50 años Estados Unidos gracias a la lucha del movimiento feminista de ese país conquistaron ese derecho y tuvo una potencia muy grande y transformadora para distintos países del mundo, sabemos que efectivamente hoy este fallo implica un retroceso que no solamente va a tener impacto para las mujeres y personas gestantes de Estados Unidos, sino también a nivel mundial. 

Es por eso que debemos poner esta decisión de la Corte estadounidense en el lugar que tiene que estar, por la importancia que este derecho tiene, sobre todo para nosotras, que en Argentina hemos logrado avanzar muy recientemente como sabemos en la conquista de este derecho, teniendo en cuenta las implicancias que tiene para la vida, para la salud, para la integridad física de cientos de millones de mujeres en nuestro país y en todo el mundo.

*Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.

 

Duro golpe a la igualdad de género

Mariela Belski*

El país que suele presentarse ante el mundo como “la tierra de la libertad”, dejó de serlo, al menos en materia de salud sexual y reproductiva. La Corte Suprema de Estados Unidos decidió anular el histórico fallo Roe v. Wade, que reconocía el derecho al aborto en ese país. Ahora, millones enfrentan un escenario en el que no podrán tomar decisiones personales que afectarán sus cuerpos, su futuro y el bienestar de sus familias. 

De un plumazo el máximo tribunal anuló casi 50 años de protecciones esenciales de derechos en ese país. Además, es un duro golpe a la igualdad de género.

A contramano de nuestra “Marea verde” y de los avances que se registran en nuestra región; Estados Unidos allana el camino para una legislación a nivel estatal sin precedentes que se propone penalizar el aborto, así como otros proyectos de ley que tendrán como objetivo despojar a las personas de los derechos humanos en los Estados Unidos, incluido el potencial de proyectos de ley que afectarán el acceso al control de la natalidad, el matrimonio igualitario, así como otras leyes contra la discriminación.

Este es un hito sombrío para millones de niñas y mujeres, pero nuestra experiencia demuestra que la conquista de derechos es imparable, sin importar los obstáculos que se enfrentan en el camino. A las personas que hoy se sienten defraudadas les decimos: no están solas.

“Directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

 

El verdadero legado de un presidente está en la Corte

Marcelo Raimon*

Se pueden decir muchas cosas malas de Estados Unidos, escribir cientos de libros. De hecho ya están escritos y muchos más vienen en camino. Pero hay algo que es cierto sobre el Gran Hermano del Norte: Estados Unidos es un país de leyes. Y en el terreno de la aplicación y respeto a las leyes se disputan, probablemente, los juegos más importantes –y pacientes– del poder, esos que tienen impacto directo en la vida de millones de personas.

Por eso provocó un verdadero terremoto el fallo de la Corte Suprema que derribó la resolución del caso Roe vs. Wade, el que desde 1973 protegía la libertad de las mujeres de, llegado el caso, recurrir a un aborto. Ahora no habrá más protección federal para el derecho a interrumpir el embarazo.

En sus primeras declaraciones después de conocerse la dividida decisión de la Scotus, el presidente de Estados Unidos (Potus, porque los norteamericanos aman las siglas), el demócrata Joe Biden, ratificó de qué se trata este antiguo desafío político de controlar el máximo tribunal del país. “Tres jueces nombrados por Donald Trump fueron claves en la decisión que tergiversó la balanza de la Justicia y arrebató un derecho fundamental de las mujeres en este país”, se quejó el actual inquilino de la Casa Blanca.

Biden incluso reivindicó a los otros presidentes republicanos, de Nixon a George W. Bush, que se resignaron a convivir con Roe vs. Wade. ¿Pero qué esperaba Biden? ¿Que Trump no aprovechara la oportunidad de rellenar la Corte Suprema con magistrados representativos de los sectores más conservadores y/o recalcitrantes que lo llevaron al gobierno?

Más allá de personajes enormes como Roosevelt con su New Deal o Lyndon B. Johnson con la Ley de Derechos Civiles, la mayor chance para los presidentes estadounidenses de dejar un legado que atraviese el tiempo se presenta cuando se retira o muere un miembro de la Corte Suprema y se abre la puerta para reemplazarlo con un juez de su signo ideológico.

Cada vez que eso pasa, en Washington corre una brisa especial que provoca una “piel de gallina” política, un llamado a modificar la historia cambiando la vida cotidiana de los ciudadanos.

Trump lo entendió perfectamente. A los demócratas hace rato que se les viene escapando la tortuga, para seguir con las metáforas animales.

*Periodista. Ex corresponsal de ANSA en Washington.