La disputa que libran Al Qaeda y Estado Islámico (EI) por la supremacía de la Yihad global es un duelo sangriento que amenaza con disparar nuevos atentados en países occidentales y más inestabilidad en Medio Oriente.
Luego de los atentados cometidos el viernes –reivindicados por EI–, que dejaron al menos 154 muertos y 351 heridos en Yemen, EI desafió a Al Qaeda en la lucha por seducir a una población sunita descontenta, dividida y enfrentada a los chiitas, que controlan el poder en la capital del país, Saná.
El coordinador antiterrorista de la UE, Gilles de Kerchove, advirtió ayer sobre una “lucha feroz” entre Al Qaeda y EI por el liderazgo de la Yihad global, y alertó sobre el peligro de un “atentado en algún momento” en Europa o Africa.
Yemen, sumido en la anarquía e inmerso en una guerra civil, está dividido en dos: por un lado, el noreste, controlado desde septiembre pasado por los hutíes, apoyados por Irán; y por el otro, el sudeste, dominado por las fuerzas aliadas al presidente Abd Rabo Mansur Hadi, cercano a Arabia Saudita, que huyó de Saná y se refugió en Adén.
“Desde que las milicias hutíes tomaron el control de la capital, Al Qaeda perdió credibilidad, al mostrarse incapaz de defender las provincias sunitas”, explicó Mathieu Guidère, profesor de la Universidad de Toulouse, en Francia, y experto en islam.
“Con la matanza de Saná, EI quiere demostrar su capacidad para golpear al enemigo con más violencia que Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA)”, sostuvo el profesor francés de Relaciones Internacionales Jean-Pierre Filiu.
“EI nunca ocultó su intención de extender el territorio del califato a Arabia Saudita y Yemen”, explicó Guidère.
Filiu va más lejos, al decir que EI demostró “su capacidad para coordinar un vasto movimiento de expansión, primero en Libia, luego en Túnez y ahora en Yemen, sin olvidar la afiliación de Boko Haram en Nigeria”.
“Esto es el preludio al reinicio de una campaña terrorista en el continente europeo”, agregó Filiu, al analizar el desarrollo de EI en las últimas semanas.
Julio Burdman, politólogo de la Universidad de Buenos Aires, dijo a PERFIL: “EI opera con eficacia en dos planos geopolíticos: el territorial y el comunicacional. Y en ambos planos se difunde de igual forma. Allí donde reina su mensaje, rige también su soberanía”. El analista explicó que “una de las razones por las que EI lleva ventaja en los medios sociales es por su contundencia ideológica. Vivimos en una era en la cual los códigos ideológicos e identitarios tienen más fuerza que antes”.
El terror tiene red
El censo de tuiteros de EI, a finales de 2014, estaba formado al menos por 46 mil fieles. Sin embargo, un estudio divulgado recientemente por Brookings Institution determinó que la cifra puede ser más alta –podrían existir hasta 90 mil–. Gustavo Mames, director general de la agencia de marketing online Interactivity, remarcó a PERFIL: “Twitter tiene mucha relevancia para la conformación del discurso de EI. Las redes sociales son parte de una estrategia amplia que sirve para formar opinión y construir el acontecimiento”. Mames agregó que “este tipo de agrupaciones suele valerse de herramientas de escucha sistemática, que permiten detectar personajes influyentes que apoyen la causa”.
La famosa red social inició una dura campaña contra perfiles yihadistas y erradicó cuentas vinculadas a EI. Un vocero de Twitter confirmó la posición oficial de la red a PERFIL: “Nosotros revisamos cada contenido reportado que infringe nuestras reglas, las cuales prohíben el uso ilegal, así como las amenazas de violencia directa y específica contra los otros”.
Mariano Bartolomé, especialista en seguridad, dijo a PERFIL: “El empleo de avanzadas tecnologías de información y comunicaciones es un rasgo saliente de las organizaciones extremistas contemporáneas”.
