INTERNACIONAL
opinión

La India ante el conflicto en Europa

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Unos y otros. Narendra Modi, líder indio, con Joe Biden y con Vladimir Putin. | cedoc

El impacto del conflicto ruso-ucraniano se sentió a escala global, y en varios niveles en el caso de Asia. Un ejemplo interesante es el de la India, donde se pueden observar tanto los impactos de corto plazo, como los profundos desafíos a su posicionamiento regional y global en varios niveles. A su vez, este conflicto armado en Europa, nos permite analizar aspectos de la sofisticada visión en materia de política exterior de la India, con respecto a la guerra y a sus consecuencias.

La India está enfrentando dilemas muy complejos en términos de política exterior a causa del conficto ruso-ucraniano, por la tensión existente entre sus históricas alianzas regionales, y su creciente acercamiento a EE.UU. Desde su independencia, India adoptó una posición de país no alineado. Pero en la última década esta posición evolucionó a lo se puede llamar un “no alineamiento 2.0”, donde tomando conciencia de su nueva dimensión como potencia emergente, procura maximizar sus grados de autonomía en un mundo multipolar. Históricamente India ha tenido enfrentamientos militares principalmente con dos países. El primero fue Pakistán –su hermano-enemigo–, con el que nacieron juntos como Estados al lograr la independencia de Gran Bretaña (1947), pero con el que ha tenido cuatro guerras. El segundo es China, con quien estuvo en guerra en 1962, y con el que mantiene frecuentes incidentes fronterizos. Ante estos desafíos militares, el proveedor tradicional de armas para India fueron la URSS y luego Rusia. Pero, superando una cierta desconfianza hacia las potencias anglosajonas, India comenzó una política de acercamiento a EE.UU. a los inicios de este siglo. Aunque la mayoría de su stock de equipamiento militar es de origen ruso, hoy compra tanto equipamiento militar a Occidente, como a Rusia. Esto hace que tenga que manejarse con extremo cuidado ante el conflicto ruso-ucraniano. India, quien es miembro del G20 y del grupo Brics, y que además, aspira a ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, debe realizar un delicado equilibrio en la “cuerda floja” de su política exterior, a la que el ex diplomático y autor indio Shashi Tharoor definió como multialineada. 

A nivel de la política internacional actual, India se abstuvo de votar 12 resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU –como miembro no-permanente– que condenaban la invasión rusa.  Tampoco criticó la guerra y en sus declaraciones oficiales nunca ha mencionado a Rusia por su nombre. A su vez, India ha llamado a desescalar y retornar al camino de las negociaciones diplomáticas y al diálogo. Con este mensaje, el primer ministro indio, Narendra Modi, se comunicó dos veces con Vladimir Putin, y dos veces con el presidente ucraniano  Volodímir Zelenski. A su vez, India logró sacar de Ucrania a 23 mil ciudadanos indios, la mayoría estudiantes. 

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Según el ex consejero de Seguridad indio, Shavshinkar Menon, la India actuó bien en términos generales, ante un evento inesperado y dramático en Europa, defendiendo sus intereses. Sin embargo, él hubiera preferido que se reconozca que hay una guerra y que hay un agresor, aunque no se lo nombre, para poder dar más credibilidad a la posición india de que la guerra no es la solución y que hay que desescalar. Frente a las críticas norteamericanas por no condenar a Rusia, Shavshinkar Menon considera que hay responsabilidades de ambos lados en esta contienda: Rusia y la OTAN-EE.UU. A su vez afirma que a pesar del creciente acercamiento en los lazos entre India y EE.UU., las dos partes nunca han estado en un ciento por ciento de acuerdo en todos los temas. Y que la visión norteamericana de que si en este conflicto una nación no está a su favor, está entonces en su contra, es puramente una apreciación y decisión que EE.UU. decide realizar.

A nivel económico, se puede decir que la India viene “piloteando la tormenta” de manera aceptable.  Como tantos países, sufrió las consecuencias de que este mundo globalizado e interdependiente no esté demasiado preparado como para enfrentar guerras, las sanciones económicas resultantes, roturas en las cadenas de producción o restricciones en el flujo del dinero. En cuanto a importaciones de Ucrania y Rusia, los precios han subido drásticamente en el caso de fertilizantes y en especial del petróleo, cuyo precio evolucionó desde US$ 75 por barril, a por encima de los US$ 100, con picos de entre US$ 130-140, lo que afecta en gran medida los presupuestos gubernamentales. Ante críticas de Occidente que acusaban a India de seguir comprando petróleo ruso, el ministro de Relaciones Exteriores indio Shivshankar Menon, llegó a decir en abril que las compras de un mes, equivalían a lo que Europa compraba en una tarde, y que el consumo de petróleo ruso no representaba más que el 1% o 2% del total. En materia de alimentos, se ha verificado una suba sustancial en el precio del girasol, donde el 70% de las importaciones provienen de Rusia. A su vez, el aumento del precio internacional del trigo – del que Rusia y Ucrania son grandes exportadores–, y la consecuente suba de precios internos, hizo que India prohíba sus exportaciones de trigo. Al comparar a nivel regional, a India le ha ido relativamente bien, ya que Sri Lanka tuvo que declarar el default de su deuda, y en Pakistán, la mala situación económica contribuyó a la caída del gobierno de Imran Khan. 

A nivel estratégico-militar es importante reiterar el alto nivel de armamento ruso del que dispone India, como también el rol creciente de las importaciones militares de Occidente. Así, su sistema de defensa contiene varias plataformas rusas, las cuales representan el 70% de su equipamiento militar. Sin embargo, si las importaciones militares desde Rusia representaban anualmente el 85% del total en 2002, hoy representan solamente un 35% del total, con el 65% restante viniendo de Occidente –EE.UU., Gran Bretaña, Israel–.  A nivel de estrategias regionales, Shivshankar Menon no considera que los votos de India en la ONU, afecten el funcionamiento del llamado “Quad” –Australia, India, Japón y EE.UU.–, que básicamente se enfoca en garantizar la seguridad marítima de Asia, ante la creciente presencia china. En efecto, la última reunión de los mandatarios de estas cuatro naciones se realizó, sin inconvenientes, durante la reciente visita del presidente Joe Biden a Tokio, a fines de mayo. 

A nivel del futuro del orden internacional, Shivshankar Menon afirma que el porvenir del orden global no será decidido por las guerras en Europa, sino por la contienda en Asia. Y que en este contexto, la guerra en Ucrania debería tener una influencia limitada en el futuro del orden global. Cree que la guerra entre europeos afecta la seguridad europea, pero no necesariamente la seguridad global. Insistiendo que en el teatro europeo se observa un show secundario, cree que el principal escenario del drama político mundial estará en Asia. En este contexto, Shivshankar Menon afirma que India le ha manifestado varias veces  a EE.UU. que la actual estrategia norteamericana está empujando a Rusia –y también a Irán– a los brazos de China, y que esto no tiene sentido. Por otro lado, Menon admite, sin embargo, que la guerra ruso-ucraniana solamente puede tener algún  impacto fuera de Europa, si EE.UU. se llega a distraer demasiado de su foco en el Indo Pacífico. 

Se puede observar entonces que, consciente de que el conflicto ruso-ucraniano está ejerciendo presión sobre algunos postulados y acciones de la diplomacia de Nueva Delhi, ésta insiste en mantener sus grados de autonomía en un mundo multipolar. A partir de su creciente peso e influencia internacional, India evoluciona entonces de su histórico no alineamiento, a lo que algunos autores denominan un “no alineamiento 2.0” y otros, un multialineamiento.

*Especialista en Relaciones Internacionales. Autor del libro “Buscando Consensos al Fin del Mundo. Hacia una política exterior con consensos (2015-2027)”.