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La mayoría de los rusos no confía en la Sputnik V y no se va a vacunar

Más del 60 por ciento tienen duda sobre la vacuna. Temen razones políticas en la velocidad con la que fue desarrollada.

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Moscú. Un centro de vacunación en un lujoso centro comercial a metros de la Plaza Roja. Poca gente hace fila para recibir su dosis. | afp y fmi

Lejos de las largas filas y la búsqueda tenaz de vacunas anticovid en el mundo, los rusos no quieren inocularse, desconfiados del medicamento y de las autoridades que lo desarrollaron.

En la Plaza Roja, los moscovitas pueden vacunarse gratuitamente sin cita previa en la tienda de lujo GOUM, así como en numerosos centros comerciales y parques. Pero tanto en un lugar como en el otro, no hay nadie o casi nadie.

Es la paradoja rusa: el presidente Vladimir Putin anunció a bombo y platillo la primera vacuna del mundo, Sputnik V, en agosto de 2020. Su eficacia fue reconocida por la respetada revista médica The Lancet, así como por numerosos países. Sin embargo, un reciente sondeo del instituto independiente Levada mostró que más de 60% de los rusos no pretenden vacunarse.

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Así lo manifestaron numerosos transeúntes en el centro de Moscú. Natalia Evtushenko, una profesora de yoga de 55 años, reconoce que “el virus puede afectar gravemente a un sistema inmunitario débil”. Ella misma estuvo grave por el covid-19. “Pero la vacuna, es una sustancia extraña que el cuerpo puede rechazar y el resultado puede ser aún peor”, afirma.

Para Davlatmo Kadamshoyéva, estudiante de relaciones internacionales de 23 años, “se necesita más de un año para verificar plenamente una vacuna”. “¿Quién sabe si funciona?” la Sputnik V, se pregunta Dmitri Ionov, de 20 años, estudiante de informática, quien dice que prefiere estar 100% seguro antes de vacunarse.

Después de meses de una silenciosa campaña de vacunación y del levantamiento de la mayor parte de las restricciones sanitarias, las autoridades rusas se alarman de la posibilidad de que se acerque una nueva ola de contagios.

“Tengan en cuenta que la vacuna rusa es la más viable y segura hoy en día”, sostuvo el miércoles el presidente Putin. El alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, exclamó consternado por su parte que “la gente continúa muriendo y no se quiere vacunar”.

Política antes que salud. Alrededor de 11 millones de personas han recibido las dos dosis de vacuna, de una población de 146 millones de rusos. Para convencer a los escépticos, las autoridades ofrecen regalos o incluso 1.000 rublos (11 euros, 13,4 dólares) para los jubilados, para poder cumplir con la meta que se fijó Putin: alcanzar la inmunidad colectiva para el otoño boreal.

Rusia es uno de los países más afectados por la pandemia, con alrededor de 250 mil muertos hasta fines de marzo, según la agencia de estadísticas Rosstat. La cifra es más del doble de los datos que publica el gobierno en su contabilidad diaria.

El sociólogo Alexei Levinson, del Instituto Levada, explicó que los rusos simplemente no creen “que la vacuna haya podido pasar todas las pruebas” y temen eventuales “efectos indeseables”, mientras subestiman los riesgos de la enfermedad.

Muchos rusos, desencantados por décadas de propaganda soviética y después rusa, consideran que “los objetivos políticos” del Kremlin, que quiso ser el primero en anunciar la vacuna, “tienen más valor que la salud pública”, agregó Levinson.

Como ejemplo, el analista recuerda que en el verano de 2020, los riesgos sanitarios fueron “abiertamente relegados para organizar el voto sobre las enmiendas a la Constitución”, que permiten a Putin continuar como presidente hasta 2036.

“La desconfianza hacia las autoridades y el sector médico” por reformas impulsadas en los años 2000, así como la falta de confianza en las estadísticas de mortalidad, terminaron alimentando el rechazo, consideró el sociólogo.

Ania Bukina, de 35 años, quien trabaja en marketing, dijo a AFP que “no confía en absoluto en la producción médica rusa a causa de las reformas de la salud en Rusia a lo largo de los años, que han comprometido su calidad. Prefiero esperar a que las otras vacunas estén disponibles, no solo las rusas”, agregó.

Anton Gopka, investigador de biotecnología, lamentó que “las dosis (de Sputnik V) son suficientes, pero no son utilizadas. Siguen almacenadas”. A su juicio, hace falta “intensificar la campaña de sensibilización” e imponer “restricciones a los no vacunados”.

Rusia ha informado que desarrolló tres vacunas, de las cuales la Sputnik V es la más utilizada y la única que obtuvo homologación internacional.