INTERNACIONAL
Choques en varias ciudades

La violencia en Israel agita el temor a una guerra civil entre árabes y judíos

Los disturbios que sacuden al país amenazan con llevar el conflicto israelí-palestino dentro del territorio de Israel, después de años de tratar de construir una convivencia entre árabes y judíos.

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Un grupo de árabes se reúnen frente a una mezquita antes de chocar con manifestantes judíos en la ciudad de Lod. | Cedoc

Los misiles de Hamas y los bombardeos de Israel en Gaza, con sus decenas de muertos, en su mayoría civiles y muchos niños, ocultan otro fenómeno que está sacudiendo a la sociedad israelí: los violentos enfrentamientos entre judíos y árabes en varias ciudades del país, que amenazan con poner fin a años de construcción de una difícil convivencia y hacen temer a líderes políticos y analistas la posibilidad de una guerra civil.

Linchamientos, ataques a comercios, atropellamientos: una violencia desbocada ha atravesado el país y enfrenta a israelíes, judíos y árabes, que constituyen el 20 por ciento de la población y son en su mayoría descendientes de los palestinos que permanecieron tras el nacimiento del estado de Israel, en 1948.

La violencia alcanzó a tal punto que obligó a Benyamin Netanyahu a condenar el intento de linchamiento de un árabe por parte de manifestantes judíos en Bat Yam, un suburbio de Tel Aviv, el miércoles por la noche, cuyas imágenes recorrieron el mundo.

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El video del ataque en Bat Yam

“A los ciudadanos de Israel, les digo esto, no me importa si su sangre está hirviendo. No pueden tomar a un simple ciudadano árabe e intentar lincharlo, como no puede hacerlo un ciudadano árabe con un judío. Simplemente no pueden tomar la ley en sus manos”, dijo el primer ministro en un mensaje oficial.

“Devolveremos el control y el gobierno a las ciudades de Israel. En todas las ciudades, en ciudades mixtas, en ciudades judías, en todas partes. Unámonos para hacer la tarea que necesitamos como ciudadanos de nuestro país: restaurar la dirección, eliminar esta anarquía y preservar y restaurar la seguridad y la paz que todos merecemos”, agregó Netanyahu.

Esta profunda división coincide con la nueva guerra en Gaza, que no da indicios de ceder en su virulencia. El miércoles, un vocero militar adelantó que tres brigadas de infantería del Ejército israelí estaban “preparadas para el peor escenario”, lo que podría significar que a los bombardeos de blancos específicos de Hamas y la Yihad Islámica podría seguir una invasión terrestre de la Franja. 

Temores y odio

Grupos rivales de judíos y árabes, todos ellos ciudadanos israelíes, se enfrentaron entre sí en varias ciudades, y atacaron a personas, destruyeron autos, oficinas, locales comerciales y hasta hoteles. El episodio de Bat Yam fue el más impactante y fue transmitido por la televisión israelí. En Acre, en el norte del país, una turba árabe golpeó a un judío israelí, que fue internado en grave estado.

Un árabe trata de atropellar con su auto a manifestantes judíos y a la policía en la ciudad de Acre

La repentina explosión de la violencia, que en apenas dos días pasó de enfrentamientos en Jerusalén a una guerra aérea sobre Gaza y a disturbios civiles generalizados, ha sorprendido a analistas y líderes políticos, que temen que el histórico conflicto entre israelíes y palestinos esté entrando en una nueva y más peligrosa etapa.

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Así lo advirtió al New York Times Tzipi Livni, que ocupó varios cargos en diversos gabinetes y fue jefa negociadora en las conversaciones de paz con la Autoridad Nacional Palestina, que teme que el conflicto entre israelíes y palestinos ahora pase a dirimirse dentro del estado de Israel.

“Eso es lo que está sucediendo ahora. Lo que tal vez estaba bajo la superficie ahora explotó y creó una combinación que es horrorosa. No quiero usar las palabras ‘guerra civil’, pero esto es algo nuevo, es insoportable. Estoy muy preocupada”, afirmó Livni.

El propio presidente israelí, Reuven Rivlin, advirtió la gravedad de los enfrentamientos entre árabes y judíos en Israel, que quedan opacados por la guerra en Gaza. “Estamos en peligro por misiles lanzados contra nuestros ciudadanos y calles, mientras estamos enfrascados en una guerra civil sin sentido entre nosotros”, dijo Reuven. “Por favor, paren esta locura”, demandó.

Ellos y nosotros

“Fueron años tejiendo una delicada convivencia pacífica en las ciudades mixtas como Lod, Ramle, Tiberiades, Bat Yam, Natania, Holon. Estábamos orgullosos de esos logros. Se construyó durante años, ladrillo sobre ladrillo, una muralla contra el odio y la discriminación. Cuán difícil fue construir la muralla, con que rapidez la vemos desvanecerse”, dice Mario Sinay, un judío argentino, doctor en Educación, que vive hace ya muchos años en Israel.

En esas ciudades mixtas, lamenta Sinay, “el caos domina la noche. Puro vandalismo. Es cierto que ‘ellos’ empezaron, pero ‘los nuestros’ no son mejores”.

Sinay, que vive en Ashkelon, en el sur de Israel, una de las ciudades más golpeadas por los misiles lanzados desde Gaza, cree que la violencia que recorre ahora el país “es el logro más importante de Hamas, que se presenta como el protector de Jerusalén y de los árabes israelíes”.

El mensaje del judío argentino Mario Sinay, que vive hace varios años en Israel

Patricio Dellagiovanna, investigador del Centro de Estudios Internacionales de la UCA, cree que, más allá de las razones puntuales, la violencia que sacude a la sociedad israelí puede ser vista también como parte de la ola de conflictos que recorre el mundo.

“El mundo ha entrado en un periodo de malestar social, y aquellos conflictos que estaban latentes son proclives a escalar: Colombia, Chile, Estados Unidos, entre otros, muestran que Israel no escapa a esta tendencia global”, afirma.

“Hace muchos años que no asistimos a guerras convencionales. Hoy día los conflictos más comunes son puertas adentro, guerras civiles, enfrentamientos civiles urbanos e incluso guerras híbridas como en Ucrania”, recuerda el analista, formado en el Weitz Center de Israel.

Para Dellagiovanna, “el problema que se plantea el gobierno israelí es si responder con fuerzas de seguridad convencionales o militarizar el país. No me animaría a decir que esto termina en una guerra civil, pero sí puede asemejarse a los problemas que hay que otros países”.