La violencia no se detiene en México. Ya son 113 los candidatos políticos que han sido asesinados desde que empezó la campaña electoral, en septiembre pasado. Una cifra sin precedentes en la esfera política que no tiene freno ni siquiera a dos semanas de las elecciones del 1º de julio. Las muertes, en su mayoría atribuidas a los carteles del narcotráfico, ponen de relieve la gran falencia en seguridad de un Estado que no da abasto y que ahora pone sobre los hombros de los candidatos presidenciales la responsabilidad de solucionar el problema.
De acuerdo al Cuarto Informe de Violencia en México, la publicación más actual en este sentido de la consultora Etellekt, en los últimos ocho meses se han registrado más de 300 agresiones en contra de políticos y sus familiares. Dentro de ellas, un poco menos de la mitad terminaron en asesinato. Algo que según reveló el presidente de Etellekt, Rubén Salazar, al diario mexicano El Economista, “no contribuye a una gobernabilidad democrática y golpea a la competitividad futura del país”.
Naturalización del crimen. Al respecto, Luis María Nielsen, analista de la Red de Observadores Electorales de América Latina, señaló: “Hoy son asesinados alcaldes o candidatos locales, en su mayoría por ser más vulnerables en relación con su desconocimiento, falta de seguridad y naturalización del crimen político por parte de pandillas o de la propia narco-política que existe en el seno de algunos partidos y regiones mexicanas”.
“Es preocupante la naturalización del crimen de dirigentes políticos como una postal de las campañas electorales y la poca trascendencia en medios nacionales de este tipo de delitos; muchas veces, México termina naturalizando los homicidios como si fuera normal que haya un baño de sangre de dirigentes políticos cuando hay elecciones”, añadió Nielsen.
Aministía. En lo que refiere a las encuestas, los tres principales candidatos a la presidencia son Andrés Manuel López Obrador (Morena), José Antonio Meade (PRI) y Ricardo Anaya (coalición México al Frente). Según las encuestas, todo indica que López Obrador obtendría alrededor del 50% de los votos, superando a sus opositores inmediatos por más de 20 puntos de diferencia.
Para López Obrador, “no se puede apagar fuego con fuego”. El líder de Morena cambiará la estrategia actual de combatir el narcotráfico con el uso de la fuerza por un enfoque más estructural. Buscará revertir la situación económica y educativa, recuperar el campo “del abandono en que se encuentra” y así, con más trabajo y educación disponibles, combatir la raíz de la inseguridad. Además, prometió unificar el mando del gobierno para combatir la delincuencia con un Estado organizado, reactivar la Secretaría de Seguridad Pública y crear una guardia nacional formada por fuerzas policiales y militares.
“Se van a explorar todas las posibilidades y no descarto que se someta a discusión que se consulte al pueblo sobre la posibilidad de una amnistía para lograr la paz. Ya no queremos la guerra, queremos la paz”, afirmó López Obrador al proponer una amnistía para combatir la inseguridad.
Otras propuestas. Por su parte, Anaya orienta sus ideas de campaña contra la inseguridad en dos ejes: la prevención (con deporte, cultura y mejor empleo) y otros aspectos, que incluyen duplicar el tamaño de la Policía Federal, profesionalizar a las fuerzas del país, apoyar a las FF.AA., crear la Secretaría de Seguridad Ciudadana y frenar la llegada de armas desde EE.UU.
Y finalmente, Meade propone homologar las leyes y las instituciones a nivel estatal y federal, para facilitar la investigación de los delitos, crear un sistema para identificar más rápidamente a los criminales, fortalecer a la fuerza policial y perseguir al crimen organizado. n