Un proyecto de reformas que prepara el reelecto presidente Hugo Chávez hacia el llamado Socialismo del Siglo XXI, y otro de signo socialdemócrata de la oposición, que resucitó a la vida democrática en 2006, dominarán el debate político en Venezuela el próximo año.
Reelecto con 63% de los votos, Chávez anunció tres días antes de la elección una Comisión Presidencial para reformar mediante referendo la Constitución Bolivariana vigente desde 1999, e incorporarle la reelección indefinida.
Tras las elecciones del 3 de diciembre, la oposición venezolana quedó encabezada por el socialdemócrata Manuel Rosales, que se quitó de encima el estigma de "golpista" al reconocer su derrota la misma noche de los comicios.
"Lo más significativo del año que termina fue la consolidación de una nueva figura al frente de la oposición, sin cabeza visible en los últimos años", dijo Andrés Cañizález, investigador de la jesuita Universidad Católica Andrés Bello. Frente los 7,1 millones de votantes de Chávez, Rosales pudo entusiasmar a más de 4 millones de votantes en sólo tres meses.
Rosales sacó así a la oposición del marasmo por años de frustraciones, entre marchas, conspiraciones en los cuarteles, sabotajes a la industria petrolera, denuncias de fraudes y abstencionismo.
En 2007 Rosales ejercerá un contrapeso a Chávez, con su propia comisión de reforma para defender la propiedad privada, reducir el periodo presidencial a cuatro años, evitar la reelección y la ideologización de la educación.
"El papel de Rosales cobra importancia porque las instancias de debate como la Asamblea Legislativa, la Fiscalía y la Contraloría están muy alineadas con el gobierno", dijo Cañizález. El debate también causará "alineamientos y fricciones" en el oficialismo en torno a la creación de un partido único, pronostica.
Un debate mayor será en torno al Socialismo del Siglo XXI, que Chávez sólo ha esbozado de manera abstracta entre citas a Bolívar, la solidaridad cristiana y la redistribución de la renta petrolera, apuntó Cañizález.
"No ha existido una reflexión profunda en el oficialismo, no hay ningún documento producido por el Estado ni por la dirigencia política, salvo ideas de solidaridad, de trueque y cooperativización de áreas de la economía, sin afectar la lógica de la producción", apuntó el académico.
El presidente Chávez, que disfruta una bonanza petrolera gracias a los elevados precios del crudo, afirma que su proyecto marcado por una alianza energética fortalecerá el "eje de integración Caracas-Brasilia-Buenos Aires-Montevideo", y se prevé una normalización de las relaciones con Washington.
El analista Pedro Palma, de la firma Metroeconómica, dijo que el crecimiento económico podría mantenerse en el rango de 6 al 7,5%, gracias los altos precios del crudo que permiten una política expansiva de gasto fiscal, incremento de la oferta monetaria y el consumo del privado.
"Las importaciones seguirán creciendo porque hay dólares abundantes y es probable que el gobierno continúe el anclaje del tipo de cambio como un pivote, con la sobrevaluación del bolívar que abarata las importaciones", explicó. "Sin embargo, el Talón de Aquiles pude ser la inflación en 2007, en torno al 18%, que podría ser la más alta de los países importantes de América Latina", advirtió el experto económico.
Algunas medidas económicas para proteger a la industria venezolana causan inquietud. Por ejemplo una lista de 5.000 productos van a requerir una autorización especial para importación, con "implicaciones de corrupción, burocratización e incertidumbre en comerciantes", advierte Palma.
"Se están discutiendo y aprobando leyes para profundizar la revolución que introducen una gran incertidumbre, limitan ganancias de empresas, y se habla de forzar la creación de empresas de producción social que nadie define", prosiguió.
Cuando esas leyes se apliquen "pueden ser un cerco importante a la actividad privada con acciones confiscatorias legales", apuntó. "Sin embargo, el horizonte de una nueva Cuba parece lejano".