La batalla de Bajmut, una de las más duras y largas de la guerra en Ucrania, ha adquirido con el paso de los meses un valor simbólico que va mucho más allá de su interés estratégico.
El destino de la ciudad del este de Ucrania recuerda el del puerto de Mariúpol, en el sur, arrasado por meses de terribles combates hasta su caída en manos rusas en la primera mitad de 2022.
Bajmut se encuentra también en el centro de feroces rivalidades internas en Rusia.
Una ciudad devastada por encarnizados combates. Bajmut, una pequeña ciudad industrial del este de Ucrania, con 70 mil habitantes antes de la invasión rusa, quedó devastada tras ocho meses de combates.
Calificada de “infierno en la Tierra” por los soldados ucranianos, está hoy “prácticamente rodeada”, según el grupo paramilitar ruso Wagner.
Esta batalla con fuego de artillería incesante y avances metro a metro provocó inmensas pérdidas en ambos bandos.
Los civiles –varios miles de los cuales permanecieron escondidos en sótanos– también pagaron un alto precio, al igual que los voluntarios ucranianos y extranjeros que acudieron a ayudarlos.
¿Qué importancia estratégica tiene? Poca, coinciden los analistas. Incluso el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, lo reconoció en una entrevista con el diario francés Le Figaro en febrero: “Desde un punto de vista estratégico, Bajmut no tiene mucha importancia, porque los rusos destruyeron la ciudad por completo con su artillería”.
“La batalla de Bajmut ha utilizado recursos humanos y materiales masivos. Esta inversión no guarda proporción con la importancia de la ciudad”, afirma el general retirado australiano Mick Ryan, investigador asociado del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). “No es un objetivo militar de gran valor”, asegura.
Para el analista militar belga Joseph Henrotin, Bajmut ha servido para “degradar el potencial de cada uno”. Desde diciembre, los rusos intentan fragilizar la posición ucraniana obligándolos a desplegar fuerzas en todas partes e impidiéndoles concentrarse para crear una ruptura. Bajmut es solo una pieza del rompecabezas. Su caída no significa nada si los demás puntos resisten”, afirma.
No obstante, a largo plazo puede abrir el camino hacia Kramatorsk, gran ciudad industrial situada más al oeste, pero todavía ampliamente protegida, matiza el investigador.
Valor simbólico. A medida que pasaban los meses y la situación se hacía cada vez más difícil, Bajmut adquirió una dimensión simbólica. El presidente Zelenski visitó en persona la “fortaleza de Bajmut” en diciembre. El jefe de la milicia Wagner, Yevgueny Prigozhin, hizo de ella casi una batalla personal, supuestamente para demostrar la valía de sus mercenarios.
“La magnitud de las pérdidas dio a Bajmut importancia política”, sostiene Mick Ryan.
“Es todo un símbolo, tanto para los ucranianos como para los rusos”, coincide Thibault Fouillet, de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS).
“Pero algunas cosas que se anunciaban como puntos de inflexión definitivos en la guerra no lo fueron”, afirma, citando en particular la retirada rusa de la región de Járkov (noreste) en abril o la reconquista ucraniana de Jersón (sur) en el otoño.
“Creo que pasaremos rápidamente al siguiente punto caliente del frente, que es la característica de esta guerra de desgaste”, agrega.
Una cuestión interna rusa. La captura de Bajmut, que supondría la primera victoria rusa desde las contraofensivas ucranianas del otoño, está en el centro de la rivalidad entre el Ministerio de Defensa ruso y el jefe de Wagner, que lleva meses intentando ganar estatura política.
En las últimas semanas, Prigozhin ha arremetido contra “la monstruosa burocracia militar” y “los políticos”, e incluso acusó al jefe del Estado Mayor, Valery Guerasimov, y al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, de “traición” por no entregar munición a sus mercenarios.
La guerra en Ucrania ha dado al jefe de Wagner sueños de grandeza, según la investigadora rusa Tatiana Stanovaya, del centro R.Politik.
“Prigozhin es ahora un actor muy visible en la escena rusa”, dice. “Con la guerra en Ucrania, ha ganado atención pública, y a él le gusta”, añade.
*AFP