“A este hijo de puta lo vamos a tapar a votos”. Ese es el sentimiento que predomina respecto de Juan Sartori entre los votantes del Partido Nacional, una colectividad de 182 años cuyos integrantes nunca temieron anteponer la defensa de los principios republicanos que los identifican, aun a costa de perder elecciones. Esa intransigencia los ha llevado a hacer tronar su bronca contra el protagonista sobre el que prometen alzarse con fuerza profética, un joven de 38 años acusado de ser desde demagógico, populista y clientelar hasta manipulador, adicto a las fake news, funcional al Frente Amplio y títere de la mafia rusa. Así de inverosímil como se lee.
Siendo el Partido Nacional la segunda fuerza y la principal de oposición, es natural que sobre su interna se posen las miradas respecto de la gran elección macro que serán las internas generales que mañana, domingo 30, también se realizarán en suelo oriental pese a que, a diferencia de lo que ocurre en Argentina, aquí no sean obligatorias.
Ventaja relativa. Según Mariana Pomiés, quien dirige la consultora Cifra, más allá de todo lo que se le pueda cuestionar a Sartori –nadie se declararía a favor de una campaña sucia que adultera la voz de candidatos opositores y que bombardea al electorado con mensajes provenientes de celulares ubicados en la India–, su surgimiento ha sido sostenido, ha movido una enorme cantidad de recursos y es difícil saber cuál es su techo.
“Sartori ha hecho una campaña distinta, cronometrada de acuerdo a metas estipuladas previamente, y ha tenido una presencia muy grande tanto en las redes sociales como persona a persona”, explica la especialista, y agrega: “En el núcleo más blanco, gana Lacalle Pou y queda segundo Jorge Larrañaga, pero eso no sucede con los nuevos votantes que aporta Sartori, razón por la cual nosotros tenemos, en una muestra de 1.512 casos y con un 6,4% de margen de error, a Lacalle con 38 puntos porcentuales, a Sartori con 26, a Larrañaga con 18 y a Enrique Antía con 7”.
Incógnita. Aunque oficialmente hay más de tres candidatos inscriptos, la interna del Partido Colorado, que es el que más tiempo ha detentado el poder en Uruguay, se dirimirá entre José Amorín Batlle, un profesional de la política que fue ministro del gobierno de Jorge Batlle y hoy se desempeña como senador; Julio María Sanguinetti, el dos veces ex presidente que no necesita presentación, y Ernesto Talvi, un doctor en Economía de la Universidad de Chicago que comparte la matriz socialdemócrata de aquellos, pero probablemente sea más ortodoxo en materia económica.
“Para nosotros esta es una interna muy pareja, aunque esto podría cambiar porque no tenemos cómo saber quiénes votarán finalmente”, dice Pomiés, y remata: “El núcleo más militante prefiere a Sanguinetti, y los votantes menos identificados con el partido se inclinan por Talvi, quien en la misma muestra de 1.512 casos, pero con un margen de error de 8%, lidera al PC con 50 puntos sobre Sanguinetti, que mide 40, y Amorín Batlle, que en esta última encuesta obtuvo 3 % de las preferencias”.
¿Oficialismo tranquilo? La socióloga admite haber esperado una interna más competitiva en el Frente Amplio, donde el candidato socialista Daniel Martínez (40%) le lleva una buena ventaja a Carolina Cosse, la candidata de Pepe Mujica, que logra un 23% por sobre el 12% tanto del comunista Oscar Andrade como del socialdemócrata Mario Bergara.
Pero, para Pomiés, el eventual triunfo de Martínez no será nada fácil porque, en caso de imponerse, el socialista deberá hacer equilibrio, sobre todo en las cámaras, con el MPP de Mujica, cuyo carisma estará del todo ausente en estas elecciones.
